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Al despertar, me encontraba en los brazos de Akira y estaba aún dormido. Siempre se ve tan lindo mientras duerme. Besé su mejilla y me levanté. ¿Qué hora será? Tengo que ver a Kaori. Caminé lentamente sin hacer ningún ruido para salir de la habitación.

—¿A dónde vas, princesa?— la voz de Akira me asustó.

—¿Estás conectado a mi?— pregunté, y rio.

—¿Cómo te sientes?

—Mejor, aunque aún no puedo dejar de pensar en lo que pasó con mi madre. ¿Dónde está ella?

—Mandé a Jefferson a llevarla a otro lugar.

—¿Por qué hiciste eso? ¿Pudiste hablar con ella?

—Si, tal parece que se confabuló con Keita.

—¿Qué? ¡Tengo que verla!

—Escúchame, tu madre solo quería hacerme daño a mi, no a ti. No la estoy defendiendo, pero ella estará pagando por su error. Es mejor mantenerla lejos mientras tanto. Sé el daño que te está ocasionando esto, chiquita, pero quiero que tengas el tiempo de asimilar las cosas.

—Akira, yo tengo que hablar con ella. Es la única forma de poder asimilar las cosas.

—Lisa, ya te dije, quiero que le des tiempo a ella a analizar lo que hizo y a ti, a que puedas asimilar las cosas. Luego tendrás tiempo de hablar con ella, mientras tanto, te quedarás aquí. No pongas esa cara, princesa, lo hago por tu bien.

—¿No fuiste a trabajar? No puedes seguir faltando, Akira.

—Mañana iremos los dos, mi reina. Toma el día para pensar y relajarte. ¿Por qué no vamos con Kaori?

—Si, será lo mejor.

Estuvimos un largo rato compartiendo con Kaori y Aoi. Cada día que pasa está más grande y más atenta. Ahora dice papá con más claridad. Ya puede dar sus pequeños pasos. Akira se ve siempre tan feliz mientras está con ellas, no pensé jamás verlo de esta manera. De ese hombre sin corazón y frío que conocí aquella vez, no queda nada ahora. Al estar con Kaori su semblante luce más sereno, es tan tierno y dulce; me hace sentir completa y feliz al verlo de esta forma tan cariñosa con su hija. Aoi siempre está al lado de Kaori, juega con ella y deja que la acaricié.

A la mañana siguiente, sería mi primer día en el trabajo. Estaba algo nerviosa, pues es la primera vez que trabajo en un lugar así. Akira quiso traerme, pero le pedí que no dijera nada sobre nuestra relación. No quiero que se formen problemas o comentarios de que gracias a él tengo este trabajo. No me agrada la idea, ya que quería ser yo misma la que lo buscara, pero dado que Akira no me permitió negarme, no tengo de otra. Se molesto de que le haya pedido discreción, creo que aún debe estar molesto. No es que me avergüence que sepan que está conmigo, pero no quiero generar problemas desde el comienzo. Akira es un hombre guapo y de negocio, todas las mujeres mueren por él. Le causaría problemas a él, tanto como a mí, si alguien llega a saber sobre eso.

Al ver el uniforme, consideré que no es para nada adecuado para el trabajo. ¿Acaso ha perdido la cabeza? Es la segunda vez que encarga un uniforme tan corto y ajustado. Se aprovecha de que no puedo acercarme a él y protestar por esto, pero ya verá cuando llegue a la casa. Salí con el uniforme y me dirigí al área de las empleadas, esperando que me dieran instrucciones de lo que debería hacer. Los trajes de las demás son un poquito más cortos, ¿Esto es un hotel o un prostíbulo?

—Ustedes se encargarán del piso 10 y las habitaciones VIP—nos señaló a mí y a otras dos compañeras—. Nuestros clientes son muy exigentes. Si tienen alguna queja serán suspendidas por cierto tiempo, dependiendo la gravedad del asunto.  Deben ser cordiales y tratarlos a gusto, nada de estar enamorando a los huéspedes. No se puede tener contacto físico con ninguno de ellos, de ser así serían expulsadas sin más—nos pasó un documento donde estaban las reglas escritas más detalladas; junto a las habitaciones y nombres de los huéspedes—. Su trabajo será limpiar las habitaciones y atender cualquier demanda que tenga el huésped. Si ocurre algo deberán informar al Sr. Kazuo o a esta servidora. ¿Todo claro por el momento?

—Sí, señora— todas respondimos a la par. Se ve una persona seria, pero justa, quizás si pueda acercarme a ella. No sé quién es Kazuo, debería averiguar por mi cuenta.

—Tienen solo 30 minutos para la limpieza de cada habitación. Recuerden hacer un buen trabajo, si los huéspedes están satisfechos les pueden dar propina. Es dinero extra para sus bolsillos, así que a trabajar—nos ordenó la supervisora. Solo espero poder encajar en este lugar.

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