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Estuvimos jugando con el gatito por un rato, Akira estuvo más tranquilo. Nos quedamos pensando en un nombre y decidimos que sería Aoi. Se veía muy contento el gatito con ese nombre.

—Ya está decidido, será Aoi—dijo Akira acariciándolo.

—Es un hermoso nombre— es más compatible por su color de ojos, son igual de azules a los de Akira.

—¿Por qué no te arreglas muy hermosa para esta noche?

—Esta bien. Ya mismo regreso—subí a la habitación.

Busqué un traje negro que nunca lo había usado. Ya que es una cena, no creo que tenga que ir como si fuera para una gala. El traje no era tan sencillo, pero tampoco tan cargado. Considero que era perfecto para la ocasión. Me bañé y me maquillé. Akira no había subido a la habitación, supongo que debe estar en el otro cuarto bañándose y vistiéndose. Habíamos acordado que cuando fuéramos a salir así lo haríamos, ya que si nos bañamos juntos tardaremos más. Al ir a la otra habitación, Akira estaba efectivamente bañándose, me dirigí a la antesala para estar con Aoi mientras él terminaba. Cuando terminó bajó a la antesala.

—Te vez preciosa, lisa—se veía muy feliz al verme.

Dejé a Aoi en la cajita con su comida y su agua. No puedo dejarlo solo, así que le dije a la empleada que lo vigilara mientras no estuviéramos. Nos fuimos de la casa y llegamos al restaurante. Un lugar reservado y con un ambiente tranquilo.

—Hoy estás más radiante que nunca, lisa. ¿Eres feliz?

—Claro que soy feliz, ¿Tu lo eres?— le miré fijamente.

Akira sujetó la copa de vino y sonrió.

—Siempre que estás a mi lado lo soy inmensamente. A veces me preocupa que me sienta de esta manera.

—¿Por qué dices eso?—me invadió la preocupación.

—Tengo miedo de que esta felicidad se acabe. Nunca he podido ser feliz completamente. Siento miedo de que me abandones—su expresión lucía triste.

—Jamás haría eso, Akira. Vamos a ser una familia, además yo te amo.

—Lisa, se acercan momentos difíciles y quiero que sepas que si algo me pasa algún día, quiero que atesores estos momentos tanto como yo.

—No digas esas cosas. ¿De qué momentos difíciles hablas?—tenía curiosidad, aunque no sé si era buena idea preguntar.

—Lisa, quiero contarte mi historia. Había planeado hacerlo luego que nos casaramos, pero ya vez que las cosas ese día no salieron como quería. Creo que tienes el derecho de saber sobre mí y de lo que soy—se tomó la copa rápido y luego la soltó.

—Si tomás de esa manera vas a embriagarte rápido.

—No, no te preocupes, soy fuerte para eso.

—Akira, me preocupa todo lo que dijiste. Quiero conocerte, pero no quiero que te esfuerces demasiado a recordar algo que te hace sentir mal.

—Eres mi esposa y futura madre de mi hijo. Tienes todo el derecho de saber la clase de hombre con la que te casaste, aunque la mayoría de las cosas ya las has descubierto por tu cuenta.

—Akira…

—Escúchame, no sé si esté sea el mejor lugar o el momento, pero no puedo aguantar más—luego de un instante en silencio siguió hablando—. Era un niño pobre, carecía de muchas cosas materiales, pero jamás me faltó el amor de mi madre. Su nombre era Eva; siempre fue una madre excepcional, se sacrificó hasta el último momento por mi. Su familia tenía mucho poder y orgullo. La dejaron en la calle al enterarse que estaba embarazada de mi padre. Mi padre era la peor persona que podía existir, tenía fama de ser mujeriego, mentiroso, asesino, en fin, la peor fama posible. Aún así, mi madre se enamoró de él. Al enterarse ese monstruo que ella estaba embarazada de mí, la golpeó. No quiso dejar de ser lo que era para dedicarse a una familia; al contrario, solo quería hacer su vida lejos de la de mi madre. Luego de la paliza que le dio, ella terminó en el hospital, y logró recuperarse; no me perdió para la desgracia de mi padre. Mi madre salió adelante, consiguió varios trabajos y compró una pequeña casa en la cual estuvimos cómodamente los dos. Cuando me tuvo, le llegó la noticia a mi padre y regresó. Le hizo creer a mi madre que había cambiado, cuando no fue así. Mi madre creyó en él como toda mujer enamorada y cayó en su brazos otra vez. Actuó muy bien durante mucho tiempo. Cuando empecé a ir a la escuela, era diferente a los demás, pues mi ropa no era la mejor, pero mi madre se esforzaba trabajando para darme lo que podía. A pesar de ser inteligente y sacar buenas notas en las materias, muchos niños tenían envidia de lo que hacía. Sufrí muchas cosas en la escuela. Abusaron de mi muchas veces, me golpeaban, me robaban la ropa, los libros, me hacían de todo tipo de cosas. Conocí a un aliado, pero no duró por mucho. Sus padres al saber que estaba de amistad conmigo, se lo llevaron de la escuela. Era la única persona que me ayudaba cuando me buscaban para golpearme. Nunca más supe más de él. Nunca quise preocupar a mi madre con mis problemas. Sabía que no podía permitir que esto siguiera pasando, pero no era mucho lo que podía hacer. Mi madre tenía muchos problemas, siempre nos pasábamos juntos hasta que llegara mi padre a la casa. Mi padre llegaba alcoholizado y nos golpeaba. Mi madre siempre buscó defenderme de él. Él no estaba feliz de saber que había nacido, al final de cuentas él no me quería. Jamás me demostró su afecto, su manera de demostrar algo era a golpes y gritos. El que llegara a la casa era una desgracia para los dos, pero más para mí madre. Dormíamos en el mismo cuarto mi madre y yo, ya que mi madre quería protegerme de él. Quisimos huir en varias ocasiones, pero él tenía mucho poder para ese entonces. Siempre fallamos y eso generaba otro conflicto y más golpes. Quería sacar a mi madre de ahí, pero ¿Qué iba a hacer un mocoso de 7 años, contra un asesino que tenía el poder de toda la cuadra? Mi madre me ayudaba a mis tareas, cocinaba, trabajaba, me leía un cuento y me cantaba una dulce canción antes de dormir... —lágrimas bajaban por sus mejillas —. Siempre me mostró una sonrisa, a pesar de todo lo que pasaba. Mi padre abusaba de ella todas las noches y ella solo callaba y patrocinaba todo con una sonrisa. No le quedaba remedio, solo por protegerme ella soportaba todo eso. Él me intentó matar varias veces, pero mi madre siempre se metía en el medio para evitarlo. Era visible que no estaba de acuerdo de tener una vida normal con nosotros. Solo podía sentir odio hacia él. Me maté estudiando por mi madre para poder sacarla de ahí y demostrarle que podía protegerla, pero ese día llegué tarde. Mi padre la mató ante mis ojos; pude presenciar su agonía, su últimas palabras fueron: "Eres un buen chico, bo seas como tú padre. ¡Huye de aquí! " pude ver su pálido rostro y sentir su cuerpo como se ponía más frío, cada segundo que transcurría. Ese maldito me arrebató todo esa noche.

—Lo siento mucho— no podía casi hablar al escuchar todo eso. Imaginando todo lo que ha debido sufrir. No podía dejar de llorar, debe ser difícil recordar algo como eso.

Me levanté de la silla y me acerqué a él sujetando ambas mejillas.

—Has debido sufrir mucho con esta carga, Akira. Quisiera poder hacerte borrar todo eso malo que te ha pasado, quisiera poder cambiar todo eso que viviste, pero no puedo. Me siento mal sabiendo que has estado guardando esto solo para ti, pero te juro que vamos a poder salir adelante juntos. No puedo pedirte que olvides el pasado, pero quiero que creemos una nueva vida en familia. Crear nuevos y mejores momentos juntos. Atesorar cada segundo de nuestras vidas. Quiero hacerte feliz, Akira. No quiero verte llorando, no sabes cómo me parte el corazón.

—Lisa, eso no es todo. Si quiero que todo eso pase, debo ser honesto contigo primero. Luego de la muerte de mi madre, mi padre me usó. No pude huir como ella me pidió, ¿Cómo podría hacerlo? Me tuvo varios meses encerrado; me torturó como quiso, sus hombres me violaron en repetidas ocasiones, aún siendo solo un niño. Aún habiendo hecho todo eso, trató de venderme en una subasta, donde solamente asistían viejos pedófilos. Ahí fue donde conocí a Mr. Jefferson, y no porque haya sido pedófilo, sino porque se dedicaba a comprar los niños que ponían en subastas para darles una mejor vida. Fue mi salvador en ese entonces. Él me compró y me crió, aún sabiendo toda mi historia. Crecí queriendo buscar venganza contra ese desgraciado que acabó con mi madre y conmigo. Eso fue lo que me dio la fuerza para entrar en el negocio. Comencé desde abajo, me revolcaba con cualquier perra solo por el dinero y el poder que me podían dar. Jefferson nunca estuvo de acuerdo, pero nunca permití que interfiriera. Él no quería me vengara de mi padre, siempre ha pensado que es una pérdida de tiempo. Él conseguía los contactos y movía las fichas. Gracias a él he llegado a donde estoy. Quería poder, quería dinero, quería acabar con mi padre, eso era lo que más quería. Maté a mucha gente inocente con tal de cumplir mi venganza; hacía cualquier tipo de trabajo que me ofrecieran, sin importar lo sucio que podía llegar a ser. Siempre fui bueno con los números, así que no se me hizo tan difícil para poder conseguir lo que quería. Solo estaba concentrado en mi venganza hasta que te conocí. Todo cambió en ese momento; sin darme cuenta, había dejado de pensar en esa venganza. Me sentía frustrado al darme cuenta que había encontrado una debilidad. Intenté no tenerte cerca, pero entre más lejos te tenía, más ganas de ti sentía. Quise matarte en varias ocasiones, pero a la misma vez sentía que si lo hacía, estaría perdiendo algo importante. La última vez que intenté matarte, pude escuchar la voz de mi madre. Ese día en la terraza, estaba cegado ante la frustración y la ira, pero ella me hizo reaccionar de ese trance en el que me encontraba. No sabes cómo me he arrepentido de haberte hecho tanto daño. Sé que soy la peor persona que existe. Por mi culpa te han ocurrido muchas cosas horribles. Odio lo que soy, y en lo que me he convertido. Me he dado cuenta de la persona asquerosa y repugnante que soy, y cada vez siento que debería dejarte ir, que mereces una vida mejor que la que yo te puedo dar. He tratado de convencerme a mí mismo que no te merezco. Alguien como yo, que ha sido tan malo en la vida y que te ha causado tanto daño, no merece tu amor, lisa. No merezco la felicidad, tu si la mereces. No sé si lo mejor sea que dejemos las cosas hasta aquí. No quiero lastimarte más, no puedo controlar mis emociones y mis impulsos como he tratado. Te hago enojar, te trato mal, ni siquiera puedo ser gentil contigo por más que trato, ¿Cómo puedo pretender que te quedes al lado de un monstruo como yo?

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