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13

Ha pasado una semana luego de la muerte de Aomi. Sigo asistiendo como de costumbre a la universidad. Por otro lado, no he tenido ninguna noticia de Akira, lo que me mantiene preocupada y, tampoco sé ha aparecido por aquí. Sé que es imposible que venga y, no es que lo esté esperando, pero él no saber de él, me causa angustia, pues no sé en que esté pensando o tramando.

A los pocos días, luego de que el Sr. Carter visitara mi casa, él regresó a la universidad como de costumbre. Aún está con la idea de buscar a Aomi, sin saber que no la va a encontrar. Es realmente muy desgarrador que ni siquiera un funeral digno pudo tener. Es algo que me mantiene aún frustrada. Los días desde entonces, han sido incómodos. Las pesadillas aún invaden mi cabeza, recordando esa escena tan cruel.

Haría lo que fuera para poder ir a ver a mamá. La echo de menos, pero no quisiera que me viera de esta forma. La haría sentir muy triste si ella supiera todo lo que estoy pasando. De hecho, no creo que aguante saberlo. Si tan solo mi hermana estuviera con ella, quizá se sentiría más tranquila. Mi padre tampoco es alguien de estar en la casa. Ella debe sentirse muy sola.

—Srta. Lisa, le he preparado el baño  — me dijo la empleada.

—Gracias. Ha sido un día largo, muero por este baño.

—Srta. Lisa, ¿Le puedo hacer una pregunta?

—Claro.

—La he visto muy deprimida últimamente y, me preguntaba qué le podría estar preocupando. Sé que no debería preguntar algo tan personal, pero estoy un poco preocupada.

—Realmente he tenido unos días muy alterados últimamente, no es algo de que preocuparse. Agradezco su preocupación.

—¿El Sr. Akira la trata bien? Desde la última vez que vi al Sr. Akira, que tuve que irme de la casa, no me sentí bien al dejarla. Usted me recuerda mucho a mi hija. Me preocupa que ese hombre la esté tratando mal.

—No te preocupes, no lo está haciendo. Es un hombre un poco temperamental, pero es normal en él. Ya estoy acostumbrada—  fingí una sonrisa.

—Ni siquiera la a visitado en estos días. Si son pareja, deben pasar más tiempo juntos, ¿No cree, señorita? ¿No será que tiene a alguien más?

—No soy precisamente su mujer— solté, desviando la mirada por la incomodidad.

—Le ruego que me disculpe si fui algo grosera diciendo esto. Usted me recuerda mucho a mi hija, es por eso que me he sentido un poco triste con su situación.

—No es nada importante. Aprecio mucho su preocupación — caminé al baño para evitar más preguntas.

No creo que tenga alguien más, y ¿Por qué habría de importarme eso? Él solo a sido una molestia en mi vida. Ni siquiera quiero tenerlo cerca. Me repugna ver esa expresión descarada, y esa mirada tan amenazante puesta en mi. Me tiene cansada con sus amenazas. Debo disfrutar este tiempo que tengo sin que él esté ahí detrás de mí todo el tiempo. Entre más tiempo pase sin verlo mejor para mí. Me quedaré largas horas en el baño y disfrutaré de estos días sin su maldita arrogante presencia.

El teléfono sonó y salí del baño. ¿Ahora que quiere este maldito? No hago más que entrar al baño y ya está molestando. No puedo ni bañarme tranquila.

Estaba sonando el teléfono que me dio Kanji, ¿Será él?

—¿Hola? — respondí.

—Hola, Kyomi. ¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿Qué te hace llamarme a esta hora? —entré al baño para evitar que los hombres de Akira me escucharan.

—No sé ni por dónde comenzar. Sé que apreciabas mucho a Aomi y, que era tu mejor amiga y todo eso.

—¿Por qué das tanto rodeo?

—Encontraron a Aomi.

—¿Cómo que encontraron a Aomi? ¿Dónde está?

—Mis hombres me contactaron; al parecer la policía encontró partes del cuerpo de ella.

—¿Partes del cuerpo de ella? No entiendo, ¡Explícate! —mostré confusión.

—Aomi está muerta.

—¿Qué?— fingí sorpresa.

—Sé que esto debe ser difícil para ti y no quería darte esta noticia de esta manera, pero no tuve opción. Es para que veas la gravedad del asunto. Estoy seguro que la mataron porque supieron que ya yo sabía quién era ella, y que la iba a interrogar.

Recordar todo ese asunto era difícil. Mis lágrimas bajaban por mis mejillas, por más que intenté controlarme. Cada vez me siento más culpable por la muerte de Aomi.

—Kyomi, ¿Estás ahí?

—Sí, estoy aquí. Gracias por avisarme, Kanji—colgué la llamada.

Akira es verdaderamente un monstruo.

                    Akira:

Me enviaron un mensaje de texto, y busqué el teléfono para verlo:

Buenas tardes, Sr. Akira. No quiero molestarlo. Sé que es un hombre muy ocupado, pero quería invitarlo a que viniera con mi hija esta noche para una cena en familia. Quiero conocer mejor a la persona con quien se va a casar mi hija. Sería un honor contar con su presencia esta noche.

—¿Qué tenemos aquí? —sonreí.

Lisa:

—Srta. Lisa, tengo un mensaje del Sr. Akira para usted—me dijo la empleada.

¿Ahora qué quiere ese idiota?

—¿Qué dijo?

—Le pide que se prepare, que pasará a buscarla esta noche a las 7.

¿Ahora qué planea? Supongo que otra de sus fiestas. Bueno, no creo, porque hubiera mandado a aquella persona de siempre.

¿Qué traje debería ponerme? ¿Un traje sencillo o un traje formal?  Se me hace difícil decidirme. Si tan solo supiera para dónde me va a llevar esta vez, no tendría que pasar tanto trabajo; aunque no sé porqué me esfuerzo en eso. Al final de cuentas, nunca me dice nada.

—Srta. Lisa, ¿Necesita ayuda?—me preguntó la empleada.

—Sí, por favor, aún no me decido.

Me ayudó a escoger un traje y se me quedó viendo.

—Se ve preciosa con ese traje, Srta. Lisa. Le hace resaltar todos sus encantos. Si tan solo pudiera tener su edad — rio.

—Gracias por ayudarme y, no diga eso, aún usted se ve joven.

—Srta. Lisa, ha llegado el Sr. Akira — dijo uno de los guardaespaldas a través de la puerta.

El tiempo ha pasado muy rápido. Me sentía muy nerviosa. No sé si este traje sea demasiado.

—Con todo respeto, Srta. Lisa, se ve muy elegante — me dijo el chófer, al acercarme al auto.

—Esa línea me toca decir a mi—Akira interrumpió la conversación, y me sujetó la mano —. Definitivamente fuiste una buena inversión —sonrió, ayudándome a entrar al auto.

¿Se supone que eso es un halago?

—Nunca te he visto con la prenda que te regalé. ¿Acaso no te gustó?

—No, solo que no me gustan ese tipo de regalos—desvié la mirada.

—¿Tanto me desprecias?— sujetó mi mentón, obligándome a mirarlo.

—Tengo motivos, ¿No crees?

—Date la vuelta— ordenó en un tono molesto.

Creo que lo hice enfadar. Que estúpida soy. ¿Qué mierda estoy haciendo?

Me di la vuelta y me quedé quieta.

—Estás muy insolente últimamente, ¿Crees que puedes comportarte así conmigo? Aguanta tu pelo y no lo sueltes hasta que te diga— besó mi hombro.

—Lo que digas— asentí con mi cabeza, mientras recogía mi pelo.

—Debes aprender a controlar tu forma de hablarme, corderito. Tal parece que nos has entendido la lección todavia— besó suavemente mi cuello.

Sentir su respiración y sus besos, hacía que se me erize la piel. Parece que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que sentí esto. Mi cuerpo reacciona de esta manera siempre con él. ¿Qué me hizo?

—Esta noche vas a comportarte como si fuéramos dos prometidos enamorados, ¿entendido?— colocó sus brazos por debajo de los míos, para así subir a mi cuello—. Si tanto me desprecias, por hoy deberás comportarte como una buena chica y no hacerme enojar.

Mientras decía todo eso, fue colocando una joya en mi cuello. Realmente era muy bonita. Tuvo que costar una fortuna comprar algo así, aunque no entiendo con qué propósito lo hizo.

—Como no tengas esta preciada joya puesta de ahora en adelante, voy a asegurarme de que la lleves puesta el día de tu funeral, ¿Me entiendes? Ahora suelta tu pelo y aprecia lo hermoso que te queda.

—Si es bonito, pero no entiendo tus intenciones. ¿Acaso tiene algo este collar?— pregunté indiferente.

—Eres muy desconfiada y, eso me gusta, pero desafortunadamente no tiene nada. Esa joya es muy valiosa para mi, así que procura no perderla — su rostro reflejó una expresión extraña.

—Sr. Akira, hemos llegado— informó el chófer.

Cuando miré a través de la ventana, me di cuenta que habíamos llegado a la casa de mi mamá.

—¿Qué es lo que hacemos aquí, Akira? —sentí miedo, y lo miré.

—Vinimos a disfrutar de una cena en familia, ¿No te gusta la sorpresa? —sonrió con malicia.

¿En qué está pensando? Me causa pánico saber que me trae de la nada a la casa de mis padres. Algo anda mal.

—No planeas hacerles nada, ¿Verdad?

—No, por ahora. Solo disfruta.

Nos bajamos del auto, y mi madre nos estaba esperando en la entrada.

—Bienvenidos a mi humilde hogar— sonrió. 

Fui directamente a abrazarla. La eché mucho de menos. Parece que hubieran pasado años sin verla. No podía creer que estaba frente a mi.

—Mamá, te amo—lágrimas bajaban por mis mejillas.

—No llores, mi amor. Se te va a correr el maquillaje. ¿Por qué no vamos dentro?

Tengo miedo de que Akira tenga algo planeado contra mis padres. No puedo descifrar lo que piensa.

—Gracias por venir, Sr. Akira. Agradezco su humilde visita.

—Gracias a usted por invitarme, señora. Luce radiante.

—Mamá, ¿dónde está papá?—no alcancé a verlo por ninguna parte.

—Quedó en unirse más tarde, mi amor.

Para él todo va primero antes que la familia. ¿Qué clase de padre tengo?

—Hacen una hermosa pareja. No pensé ver a mi hija tan feliz.

—Mamá, no digas cosas vergonzosas—me ruboricé.

—Lo mismo pienso. Tiene una hija encantadora— Akira me sujetó por la cintura, y sonrió.

Esto es realmente vergonzoso; en otras circunstancia, no estaría tan cariñosa con alguien como él.

—Mi amor, vamos a la mesa—le dije a Akira, intentando fingir ser una tonta enamorada.

¿Cómo podría enamorarme de alguien como él? Es un cínico, abusivo, violador, presumido y un asesino. Primero muerta, antes de enamorarme de alguien como él.

—¿Cuándo será el día de la boda, Sr. Akira?— mi madre nos miró a los dos.

No pensé que mamá preguntaría eso. Dejé que él respondiera.

—Aún no tenemos una fecha, pero si fuera por mí, me casaba ahora mismo — esbozó una sonrisa, y me miró.

Es realmente un idiota. Cada vez que me mira, me hace sentir incomoda. No puedo ni concentrarme.

—Aún están jóvenes. El amor es lo más lindo que puede existir. Les deseo mucha felicidad. Casarse con la persona que uno ama, es la mejor bendición que una persona pueda recibir.

—Estoy de acuerdo con usted, es por eso que ya tomé esa decisión y, aprovechando el momento, quisiera pedirle la mano de su hija—me sujetó la mano.

¿Qué? Esta actuación se está saliendo de control. ¿Qué mierda hace? Estoy segura que lo hace para molestarme. ¡Maldito seas, Akira!

—Claro que lo permito. Se ve que son muy unidos. Se entienden muy bien. Hacen una perfecta pareja. Les deseo mucha suerte en su relación, pero no permitas que está chiquilla se olvide que tiene madre. Desde que se fue de la casa ya ni me llama, ni me visita.

—No se preocupe, señora. Yo la empezaré a traer personalmente más seguido.

No podía controlar mi cara de vergüenza, ni siquiera puedo mirar a mi mamá a la cara. Es un maldito aprovechado. Jugando con los sentimientos de mi madre de esta manera. No sabía que él podía actuar tan bien. Parece hasta ser alguien decente. ¡Patético!

—Mamá, discúlpame. No ha sido mi culpa. Empezaré a venir más seguido, lo prometo.

—El día de tu cumpleaños quiero que vengas con tu prometido. Siempre pasamos ese día juntas. No quiero sentir tu ausencia ese día, te lo pido —se notaba un poco triste.

Debe sentirse muy sola. Cómo quisiera estar con ella y acompañarla como antes. Si no fuera por este cretino que tengo a mi lado, todo sería diferente.

—Está bien, lo prometo.

Nos quedamos en la mesa hablando por un rato. Mi padre nunca llegó, como era de esperarse.

—Gracias por la invitación y la cena, señora. Todo estuvo muy exquisito. Dejaré que se despida de su hija a solas. Ya me retiro. Tenga una buena noche—Akira caminó al auto.

—Mamá, perdóname por todo. Primero por ocultarte lo de mi compromiso y, más aún, por haberme ido sin despedirme. No volveré a ocultarte nada. Te amo, mamá.

—Yo también te amo. Espero vaya todo bien en tu relación y no permitas que sucedan las cosas que pasé con tu padre. Ve con tu prometido, hijita —mi madre mostraba una expresión muy triste.

Me da lástima irme así. No quisiera irme. Si tan solo pudiera quedarme y ser como éramos antes. En tan poco tiempo todo a cambiado.

Me subí al auto, y miré a Akira.

—¿Por qué me hace esto? Sabe que no podrá cumplir con todo eso que dijo. Le dio falsas ilusiones a mi mama. ¿Por qué la engaña de esta manera? —le cuestioné.

—¿Qué te hace pensar que miento?—me encaró repentinamente.

—Porque eres un mentiroso—respondí.

Mientras pronuncié esas palabras, Akira sujetó mi mentón y me besó. Sus labios robaron cualquier palabra o pensamiento que pudiera tener. Sus besos jamás habían sido tan dulce y delicado como el de esta noche.

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