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Capítulo 14

P.O.V Eria Rizzo

Ya ha pasado una hora desde que nos separamos, Theo no ha parado de correr, encontré un hombre que va solo y nos dirigimos hacia el, espero que Theo no le haga mucho daño.

-Oye Eria, ¿Cuánto falta para que lleguemos? -Me pregunta Theo.

-¿P-puedes detenerte un momento? -Le digo.

Theo afirma y se detiene en seco, empiezo a buscar, deberíamos llegar en unos 3 minutos.

-Están enfrente nuestro, no tardaremos mucho en llegar -Digo.

-Andando -Dice Theo.

Theo corre muy rápido, parece como si no llevase ningún peso. La brisa que golpea mi rostro es tan agradable y me llena de paz.

Esta calma me recuerda a como me sentía cuando estaba junto a papá Guido, no importaba lo que me rodeaba, era feliz, quiero volver a ser feliz junto a él, quiero sentir está paz junto a él.

Mis pensamientos son desviados cuando escucho a Theo quejarse.

-Theo -Digo.

Theo sigue corriendo. Veo la tela que cubre la herida en su cabeza, tiene una mancha de sangre fresca.

-Theo -Repito más fuerte.

Él sigue ignorándome. La tela empieza a aflojarse y puedo ver parte de la herida.

-¡Theo! -Grito.

Theo acelera aún más el paso. La tela finalmente se suelta y cae sobre mis piernas y me deja ver la herida completamente, tiene parte de la carne despegada del cráneo, forma como especie de un ala de piel que cuelga de su cabeza. Se ve muy mal, parte de ese colgajo ya es de color morado. Estoy horrorizada, Theo tiene que parar.

-¡Theo, detente! -Grito aún más fuerte.

Theo finalmente se detiene, me bajo de sus hombros y el voltea a verme.

-Supongo que viste la herida -Dice Theo mientras aprieta la tela a su cabeza.

-E-estas muy herido, deberíamos volver -Le digo nerviosa.

Theo me sonríe y niega con la cabeza.

-No, no soy capaz de volver -Dice sin perder la sonrisa- lo veo todo borroso, me duele cada paso que doy y siento el lado izquierdo del cuerpo entumecido. Es un milagro que haya llegado hasta aquí.

-¿Tan grave es?.

-Cuando Alex me venció y rodé por los suelos mi cabeza se golpeó con algo, algo muy duro, probablemente haya sido uno de los pequeños pilares -Dice Theo mientras se sienta en la nieve- No sé cómo funciona este lugar, pero sé que una herida así en la vida real me hubiese matado instantáneamente.

-¿Por qué no tomaste tu agua? -Le pregunto alterada.

Theo mira al cielo y su sonrisa se desvanece.

-Tu estabas peor que yo en ese momento -Dice Theo.

Me acerco a Theo, tiene lágrimas saliendo de sus ojos.

-Duele -Dice Theo- Duele en todo el cuerpo.

-¿Por qué no pediste ayuda a Alex o a Iván?.

-No tenía sentido -Dice Theo- un hombre que está desmoronado y un niño que no sabe pelear, solo podía hacerlo yo, y egoístamente te arrastre hasta aquí conmigo.

-Tenemos que hacer algo rápido Theo, ya ha pasado demasiado tiempo.

Ayudó a Theo a levantarse. Él deja escapar una risa y dice:

-Soy patético Eria, trate de robarlos, te herí gravemente, sabía de tu dolor pero no hice nada hasta que te desplomaste y ahora soy una carga, por favor olvídate de mí, vuelve con ellos.

-¡N-nunca dejaría atrás a alguien que me ayudó!.

Las palabras salen solas de mi boca, no tuve tiempo ni de pensarlas, Theo me ve y sonríe.

-Gracias, pequeña Eria.

Camino lado a lado con Theo, estamos cerca del hombre, La respiración de Theo se vuelve cada vez más pesada.

Theo levanta la mano derecha y señala con su dedo índice a una silueta que se ve a lo lejos.

-Y-ya anule su h-habilidad -Dice Theo con dificultad.

Esa silueta pertenece sin duda al hombre que pude ver. Tenemos que ir rápido, Theo intenta correr pero sus piernas ya casi no le responden.

-Frío, demasiado frío -Dice Theo entre murmullos.

Apoyo a Theo para caminar, por suerte el hombre no camina muy rápido, empiezo a gritar para llamar su atención. No hay forma alguna de que Theo pueda pelear.

El hombre voltea a vernos estamos a unos 50 metros de distancia.

De repente, el hombre empieza a correr hacia nosotros.

¿Nos va a atacar?, esto es malo, no puedo hacer nada. Theo me hace a un lado y se pone en guardia, desde que se aflojó la tela apenas y puede caminar, no podrá pelear.

-H-huye Eria -Dice Theo mientras la tela de su cabeza cae, junto con el colgajo que se había adherido a ella.

Quedo paralizada del miedo al ver la herida de Theo, mi estómago se revuelve y me dan náuseas, no soy capaz de describir la herida, sale sangre, mucha sangre.

-H-huye por favor -Dice Theo.

-Theo…

-¡Maldita sea huye! -Grita Theo- ¡Mírame!, estoy muerto, no importa lo que haga, no quería perder, odió perder, no quería sacrificarme por nadie, pero haré una excepción contigo pequeña Eria. ¡Lárgate de aquí!.

Aprieto los dientes y empiezo a correr, sin ver atrás.

Perdóname Theo, Perdóname.

Corro lo más rápido que puedo, pero el miedo que siento es tanto que caigo al suelo completamente paralizada. Es igual a lo que me pasó con papá Guido.

No me puedo mover, no puedo hacer nada.

Escucho la respiración de Theo, en un instante se interrumpe y no hay ningún sonido y después un golpe seco.

No me puedo mover, soy una inútil, solo soy una carga, no puedo hacer nada por nadie, al final Theo terminó igual que papá Guido, se sacrificó en vano para intentar salvarme.

Solo alcanzo a derramar lágrimas, papá Guido, Alex y ahora Theo, ellos 3 se han sacrificado por mi, y yo no he hecho más que estorbarles, papá Guido no estaría muerto si yo no lo hubiese involucrado, Alex me salvó del señor Watson, y fue torturado por el hombre viejo y Theo se olvidó de su sueño para salvarme.

Toda la noche fingí estar dormida, escuché todo lo que dijo Theo, el no puede irse así. Tengo que ponerme de pie.

Fuerzo mi cuerpo para salir de la parálisis, tengo que ayudar a Theo como sea.

Me pongo de pie y me doy la vuelta y dirijo mi mirada hacia Theo.

La escena que presenciaron mis ojos fue una gran sorpresa.

El hombre que estaba corriendo hacia nosotros esta dándole de beber a Theo de una botella pequeña, ¡Es agua curativa!.

Al instante Theo se pone de pie. Se voltea y me sonríe.

Corro hacía el y salto a abrazarlo.

-P-por favor, no te vuelvas a sacrificar por mi -Digo llorando- Tienes que volver a ver a tu hija.

-Tranquila pequeña Eria -Dice Theo mientras me seca las lágrimas.

Theo voltea a ver al hombre.

-No sé cómo agradecerte, te debo la vida -Dice Theo.

El hombre debe tener 50 años, tiene el cabello negro y con algunas canas, es un poco más alto que yo y es de contextura ancha.

-No tienes nada que agradecer -Dice el hombre mientras sonríe- Soy el Padre Roger, es un gusto conocerte -Dice mientras extiende su mano a Theo.

Theo lo saluda con gusto.

-¿Estás seguro que está bien? -Dice Theo- Esa agua te pudo haber ayudado más adelante.

-No pasa nada -Dice el Padre Roger- Es mi deber como padre ayudar al necesitado.

El semblante del Padre Roger se torna triste.

-Se que el dios al que le dediqué mi vida no existe, pero, esa no es razón para olvidar lo bueno que aprendí en mis años de servicio -Dice el Padre Roger mientras sonríe cabizbajo.

Theo traga saliva.

-Debe ser duro para usted Padre, es bueno saber que en este caos hay personas que aún conservan su humanidad -Dice Theo.

Theo toma aire y dice:

-Quizás no soy el más indicado para decir esto, pero, ¿Quiere venir con nosotros?, hay otros dos que nos están esperando, a uno le vendría bien sus palabras.

El Padre Roger sonríe.

-Seria un placer para mí acompañarlos, cuando estén listos podemos irnos.

Estoy aliviada de que Theo este bien, parece que tenemos un nuevo rostro en el equipo, no confío mucho en los Padres, pero Roger parece buena persona.

Mi calma es interrumpida cuando siento a alguien que se aproxima a gran velocidad.

-Theo algo se acerca -Digo

Theo voltea a verme.

El Padre Roger dirige la mirada a otro lado, acto seguido nos empuja a Theo y a mi.

-Cuida… -La palabras del Padre Roger son silenciadas por nuestro atacante, que arrancó su cabeza de un mordisco.

La cabeza del Padre Roger cae a los pies de Theo, que mira horrorizado la escena.

Un hombre delgado hasta los huesos está masticando el cuerpo del Padre Roger.

-Tengo hambre -Dice el hombre mientras llora- Tanta hambre.

Theo me tapa los ojos, pero los ruidos de la carne siendo masticada son suficientes para hacerme vomitar.

Theo no aguanta más y salta a atacar al hombre.

-¡Maldito desgraciado! -Grita Theo mientras llora de ira y tristeza.

Patea repetidas veces al hombre, pero apenas logra llamar su atención.

El hombre golpea a Theo y lo hace a un lado. Luego lo apunta con un dedo y dice con la boca llena de la carne del Padre Roger:

-Tu serás el siguiente.

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