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Historia Paralela La Caída Capítulo 84: Fuimos nosotros.

15 de abril en Venecia, Italia.

El humo se elevaba desde la ciudad creando nubes de humo que ocultaban la luz del sol.

La 'Ciudad de los Canales', también conocida como Venecia, se encontraba ardiendo. Las llamas cubrían tanto edificios nuevos como aquellos emblemáticos y el fuego se extendía sin parar.

Los habitantes gritaban y huían, mientras que otros trataban de apagar el fuego que cubría gran parte de la ciudad.

Se necesitaron quince minutos desde que los atacantes comenzaron su acto de terrorismo para que la ciudad ardiera y, a pesar de que las autoridades se enfrentaban a aquellos jugadores, no podían detener el fuego y la muerte.

Los jugadores eran astutos. Mientras algunos detenían a los oficiales de alto rango de la ciudad y los gremios de jugadores, otros se encargaban de iniciar incendios o explotar bombas por toda la ciudad.

Este era uno de los actos de terrorismo más grandes del último mes y la razón fue que Italia envió tropas apoyando directamente el conflicto y la guerra en contra de Malik. Como consecuencia, se enviaron jugadores y sectarios para iniciar esta masacre.

"Haha…"

La risa del mago que lanzaba bolas de fuego a toda la ciudad sonaba y era escuchada por todos los habitantes. Paladines se movilizaban y gremios de jugadores se levantaban junto a los héroes que trataban de luchar, pero no importaba si estaban ganando la batalla, ellos estaban perdiendo.

Los jugadores eran astutos y desalmados. Usaban a los inocentes para ocultarse y se cubrían para huir. Tenían el objetivo de destruir la ciudad y causar la mayor cantidad de muertes antes de huir y, aunque las autoridades habían estado en guardia, no podían detenerlos.

Los artefactos espaciales y la magia espacial que usaban los jugadores eran avanzados y algunos artefactos eran creados por Malik, un mago de rango SSS y maestro de la magia espacial.

Lo que significa que únicamente los paladines de la Iglesia del Tiempo y el Espacio podían detener los movimientos espaciales, pero ellos eran pocos y gran parte de los paladines estaban en el frente de batalla y no en las ciudades.

La desesperación aumentaba y el miedo se extendía junto a las risas de los maniacos que luchaban y huían tratando de causar el mayor daño posible.

"Hahaha..."

"GraaaH!"

La risa de locura del mago fue ahogada por un repentino rugido que vino desde el cielo y cuando el mago miró al cielo, vio una figura caer y luego…

"Ugh…"

Un pequeño grito de dolor fue lo último que fue escuchado, seguido de la explosión cuando la figura blanca golpeó el suelo, pisando el cadáver del mago.

Una figura de tres metros y de pelaje totalmente blanco. Los músculos eran vistosos incluso con el gran pelaje, pero lo que destacaba era el rostro de primate y los grandes pies.

Tal distinguida apariencia pasó rápidamente desapercibida cuando desde el cielo empezaron a caer copos de nieve y a pesar de que los copos de nieve eran pequeños, al tocar el fuego lo apagaban con facilidad.

El Barbegazi miró los edificios ardiendo, escuchó las batallas a lo lejos, los gritos de dolor y miedo de los ciudadanos y las risas de los maniacos y liberó su poderosa aura.

Todo mientras desde el cielo llegaban cientos de bestias para ayudar a la ciudad.

La Academia Cernunnos estaba mostrando su fuerza al mundo por primera vez.

******

1 de junio de 2042.

La tierra temblaba y grietas se abrían, tragando algunos jugadores que trataban de huir por el suelo corriendo.

Aquellos que volaban eran sorprendidos por lanzas de tierra que, luego de atravesarlos, se retraían a lo profundo de las grietas.

Los gritos de dolor y miedo eran lo último que se escuchaba cuando las grietas se cerraban, tragando a los pobres idiotas que decidieron invadir el territorio de una Bestia Sagrada.

El Toro de la India, Nandi, era una bestia territorial que era agresiva con los que consideraba invasores.

Y, aun así, un grupo de jugadores que estaban causando conflictos en Pakistán decidieron probar a esa bestia e invadieron las tierras de la India.

"GRAAAH!"

Antón, que estaba observando, vio la furia de Nandi, aplastando violentamente a los jugadores y asesinandolos sin piedad.

Los jugadores, antes de que Nandi llegara, estuvieron causando mucho daño en la frontera de la India. Asesinato, rituales y batallas con los usuarios de habilidades y los militares de la India, y por tal razón él había llegado.

Sin embargo, Nandi se le adelantó y en menos de unos minutos, esa bestia había terminado con el conflicto que había puesto a los militares en jaque durante días.

Nandi, al terminar de aplastar al último jugador, soltó un bufido al mirar hacia la dirección de Pakistán y luego volvió a caminar hacia donde se encontraban los militares.

Entre los militares de la India se encontraban varios de sus adoradores que, apenas la bestia se acercó, empezaron a limpiarle la sangre, mientras los militares le traían de regalo todo tipo de platos.

Antón miró por unos segundos esa escena y en los rostros de los militares no vio respeto, sino adoración. Una adoración similar a lo que aquellos que limpiaban a la bestia mostraban.

Una nación se estaba reformando con una bestia como centro.

"…"

Antón simplemente apartó la mirada. En este momento no tenía sentido preocuparse por esta situación y menos cuando esta reforma estaba siendo de ayuda y bien recibida por muchos.

Sus ojos fueron a parar en dirección a Pakistán, donde actualmente se estaba desarrollando un conflicto con el objetivo de tomar el control de esa nación.

!

"Una pena." Murmuró Antón al mirar por última vez a Nandi, pero al instante siguiente voló hacia los militares de la India.

Nandi protegía lo que consideraba su territorio, pero no se extendería ni buscaría conquistar más. En cierto sentido, era una bestia extremadamente territorial y sin importar cuánto uno quisiera negociar con esa bestia, él no se movería.

Sin embargo, Nandi no podía proteger toda la frontera de la India y los militares lo sabían, así que Antón quería aprovecharse de ellos.

El mundo necesitaba unirse para detener este conflicto y lo más importante de todo, evitar que esta destrucción afectara a inocentes.

"Aunque ya es demasiado tarde." Murmuró Antón al pensar en sus hijas y en Jerusalén.

Justo cuando estuvo por aterrizar, Claus, equipado con su armadura blanca, se acercó revelando una expresión seria.

"Hemos encontrado una base secreta del gremio de Malik, pero..." Dijo Claus y deteniéndose al dudar, puso una expresión compleja y añadió. "Ya no queda nadie."

Antón pudo entender la mirada del hombre y activó un artefacto de su esposa para cubrir sus alrededores.

Apenas el artefacto se activó, Claus utilizó un cristal mágico y proyectó en tiempo real una imagen de la base secreta.

"…"

Antón se quedó tieso durante unos segundos al ver la escena proyectada.

En la imagen se proyectaba unas ruinas de algún edificio y en medio de los escombros se podían ver decenas de cadáveres o lo que quedaba de ellos.

Los escombros fueron cortados de forma tan perfecta como lo fueron las partes de los cuerpos de esos cadáveres.

Luego cuando la cámara se movió se mostraron los alrededores en donde estaban otros cadáveres, pero estos devorados a la mitad.

Tirados por el suelo formando un charco de sangre, entrañas y mugre.

Si los primeros murieron de inmediato al ser cortados, estos últimos sufrieron lentamente hasta que finalmente sus vidas terminaron.

Antón, que había visto todo tipo de escenas durante su tiempo, entendía mejor que nadie la mirada de dolor, temor y horror de esos cadáveres. Miradas que permanecían luego de la muerte.

"Fuimos nosotros." Dijo Antón de inmediato.

Era imposible no reconocer la agudeza de la espada de Aurora y la sangrienta escena que alguien como Alice haría.

"Entiendo." Respondió Claus, dejándolo de inmediato sin hacer preguntas.

Antón por un segundo quiso ir a buscar a sus dos hijas y decirles que pararan, pero se detuvo. Él conocía a sus dos hijas y sabía que Aurora ya estaba en marcha por el camino de la venganza y él solo pudo dejar que continuara, sin saber si esa era la decisión correcta.

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