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Historia Paralela La Caída Capitulo 22: Advertencia.

En una habitación en su departamento en Londres, Agatha en medio de la noche tarareó una suave canción, llevando a que su adorable niña se durmiera.

Lenta y suavemente, su pequeña quedo dormida muy tiernamente.

Llevaba un pijama adorable y estaba durmiendo con su cabello negro suelto, mientras que prácticamente ocupaba la mayor parte de su cama al tener los brazos abiertos.

Agatha ocultó su sonrisa resistiendo el deseo de abrazar a su hija con todas sus fuerzas.

Su niña era hermosa y extremadamente adorable.

Saliendo sin hacer ruido gracias a la magia de aire que silenció sus pasos, Agatha puso la temperatura a un punto ajustable y mantuvo las cámaras, para que vigilaran a su pequeña niña.

En caso de que se despertara temprano o que tuviera una pesadilla, ella vendría de inmediato.

Al salir y ver su nuevo departamento, ella se sintió tranquila al darse cuenta de que la densidad de energía mágica era más baja de lo normal.

Resultaba un poco molesto, ya que estaba alcanzando lentamente el límite de un rango S y pronto lo iba a superar.

Su habilidad innata estaba cambiando su cuerpo y la energía mágica se estaba convirtiendo en la energía que la mantenía llena de vitalidad.

Sin embargo, fue algo bueno y era imposible que no lo fuera.

"Tengo que verificar las escuelas. El año está finalizando y quiero que Aurora vaya a una escuela." Murmuró Agatha pensándolo detenidamente.

Estaban a fines del mes de noviembre del año 2030 y si bien en algunos países la situación era complicada y difícil, Agatha estaba pensando en su niña.

El próximo año su hija cumpliría tres años y era probable que pudiera enviarlos a una escuela de su edad, para que pudiera relacionarse con otros.

Bajando a la sala, reflexionando en las posibilidades, Agatha dudó al ver a su esposo mirando las noticias más recientes.

"Hoy nos hemos reunido para anunciar que los Dioses están con nosotros. La Diosa del Orden, nuestra Señora, nos ha bendecido, protegiendo a la humanidad del desborde de las grietas." Anunció el Sumo Pontífice Adrián de la Iglesia del Orden y en una voz alta, presentó. "En vez de caos y destrucción junto a cientos de enemigos. Desde este momento las grietas se convertirán en mazmorras temporales que tienen que ser limpiadas sin dañar a la tierra."

Las grietas que dejaban salir cientos de criaturas en un instante y en cualquier parte dejarían de aparecer gracias a la bendición de la Diosa del Orden.

Quien no lo eliminó, sino que hizo uso de su poder para crear una prisión temporal llamada mazmorra temporal y que, si bien duraba un tiempo antes de que se desbordara y debía ser limpiada, ayudaba a la humanidad de modo extraordinario.

La Primordial del Orden, que durante los primeros años únicamente dejaban que usara su poder, decidió dar una mano directa y con ella, otros.

"La Diosa del Conocimiento nos bendecirá con su sabiduría. ¡La humanidad necesita estar unida y con su bendición, la barrera del lenguaje no será un limitante!"

La Diosa del Conocimiento dio su apoyo, dando la posibilidad de un bautismo que permitiría que las personas comunes pudieran entender cualquier otro idioma de este mundo.

Llevando a que la barrera del lenguaje ya no fuera un problema.

Comparada a la Diosa del Orden, tal bendición parecía insignificante, sin embargo, era igual de importante, ya que llevaba a que este mundo a una nueva etapa.

En donde cualquier ser humano podía comunicarse con otro sin límites o idioma dominante y si bien provocó rechazó en algunos, al ser un bautismo que podía recibir de modo voluntario, fue aceptado por la mayoría.

"¿Deberíamos hacer que Aurora reciba un bautismo?" Preguntó Agatha al sentarse con su esposo, acomodándose en el abrazo de ese gran hombre.

"Tal vez. Su inglés es bueno, lo suficiente como para vivir aquí sin problemas. Aunque estaba pensando en regalarle un anillo de traducción." Respondió Antón y al recibir su mirada, reveló. "Los niños son crueles y a veces molestan a otros por el acento o no saber un idioma. Prefiero que pueda entender todo."

El idioma materno de su esposo era el español y el de ella el inglés y su hija aprendió ambos.

Agatha conocía otros idiomas, ya que en su tiempo viajó por Europa con su esposo y cuando era joven dirigía algunos negocios familiares que ya no estaban.

La educación que recibió la empujó aprender otros idiomas y Agatha no deseaba que su hija tuviera alguna responsabilidad o carga de su parte.

Deseaba que hiciera lo que ella quisiera.

"Le diremos que elija." Respondió Agatha y mirando a su esposo mientras acariciaba el torso de ese hombre, dudó. "¿Qué te parece?"

Aurora apenas tenía dos años y si bien faltaba poco para que cumpliera tres, todavía no podía tomar algunas decisiones por más inteligente que fuera.

Sin embargo, para Agatha que eligiera lo que deseaba no resultaba tan complejo y más cuando había formas de preguntarlo con simplicidad.

Su hija solamente necesitaba responder si deseaba un modo para hablar con todos, sin límites del lenguaje o no, y eso era todo.

Incluso si era bautizada en la Iglesia del Conocimiento, no necesitaba adorar a esa diosa o algo de ese estilo.

"Esa parece una buena idea." Respondió Antón observándola fijamente.

Agatha se recostó de tal modo que estaba presionando su cuerpo en contra de su esposo e incluso con esta edad, ella cuidaba su cuerpo.

Aunque en este punto no era necesario, ya que estaba rejuveneciendo lentamente y su esposo se estaba encendiendo cada vez más.

Su esposo la besó apasionadamente cuando ella sonrió y ambos se entrelazaron en un silencioso beso llenó de pasión y entusiasmo.

El trabajo y su hija redujo las horas en la que podían disfrutar, pero ambos siempre tuvieron un momento para disfrutar de su siempre ardiente pasión.

"A horas de la Conferencia de la Organización de Las Naciones Unidas, la tensión se siente en el aire." Dijo una voz que vino del noticiero y luego de un momento, anunció. "Este momento es definitorio para recuperar el apoyo que tenía sobre la gente. ¿Qué es lo que anunciaran? ¿Qué es lo que buscan lograr? Sus crímenes son evidentes y ahora estamos a la espera."

Agatha vio cómo su esposa la dejaba de besar, desviando su atención a la televisión.

"Te distraes con facilidad." Dijo Agatha levantando la ceja.

"Lo siento. Estaba pensando en el Salvador y en el posible ataque. Ambos fuimos invitados como seguridad." Dijo Antón y sonriéndole con vergüenza, murmuró. "Lo siento."

Agatha se subió al regazo de su esposo y sonriendo mientras los ojos de él se fijaban solamente en ella, sonrió y le dio otro beso apasionado.

La diferencia fue que esta vez mordió el labio de su esposo, lo suficiente como para que él temblara.

Los grandes brazos de Antón fueron a su espalda y la acariciaron con cariño, amor y pasión.

"Vamos a otra casa. No quiero despertar a Aurora." Dijo Agatha al separarse y usando una voz erótica al acercarse al oído de Antón, susurró. "Nos divertiremos mucho."

Erótico y lleno de lujuria, su voz logró que su esposo la mirara con una pasión incuestionable y ese gran hombre conocido como el Gigante de Acero asintió.

"Prepárate iré a buscar algunos juguetes." Dijo Agatha y sonrió cuando su esposo asintió con algo de vergüenza.

Tenían más de treinta años de casados y ambos eran hombres adultos que superaban los cincuenta, pero ese hombre se seguía avergonzando como la primera vez.

A ella le encantaba.

Moviéndose al pasillo, revisó la cámara de la habitación de su hija y luego fue a su habitación, dirigiéndose al ropero y en una parte oculta ella sacó un anillo espacial.

En el interior se encontraban algunos juguetes y algunos trajes y uniformes junto a lencería que le gustaba usar.

Su esposo siempre tenía una alta pasión, no importa cómo se vistiera, pero endulzar las noches con nuevos toques innovadores era tan único como maravilloso y más cuando experimentaba nuevas experiencias con el hombre que amaba a su lado.

Mientras guardaba el anillo espacial, Agatha sintió una presencia y dio un suspiro.

"¿Sabes que es raro que aparezcas aquí? Interrumpes a los adultos." Dijo Agatha y girándose para ver la niña, añadió. "Trata de no quedarte a mirar, sería incómodo."

Era una broma tanto como una advertencia y lo fue, ya que cuando estaba viviendo en su otra casa, ella tenía que ir a otro lugar con su esposo para disfrutar de las noches.

Y si bien lo hizo porque eran apasionados, otra razón eran las niñas…

"Oh, no me molesta esas cosas. Es como ver animales copulando. No sientes nada." Respondió Jezabel y pensando detenidamente, murmuró. "No. Es como ver a dos muñecos golpeando sus partes."

El comentario de que no se quedara a mirar fue en parte una broma y una advertencia para avergonzarla y que no hiciera nada raro.

Sin embargo, su broma ni siquiera avergonzó a la pequeña y tuvo sentido al escuchar la respuesta.

Veía a los mortales como animales copulando y como tal, no le daba importancia… En cuanto al murmullo aumentó la idea de lo insignificante que eran.

"¿Es así? Tal vez debería darte la charla. ¿Qué te parece? Los niños tienen curiosidad viendo a los muñecos chocando sus partes." Dijo Agatha mientras tomaba el anillo y guardaba otros conjuntos que le gustaban a su esposo.

"Es una buena idea. Mi madre murió cuando nací y mi tío que me cuido es más inocente que yo. No tan raro si se queda eones mirando la nada. Un tipo aburrido, que últimamente está más interesante." Respondió Jezabel y sonriendo con cierto rubor, murmuró. "Pero no te preocupes… Tu hijo me enseñó."

¿Estaba bromeando? ¿Quería incomodarla? El modo en el que el rubor se extendía por su rostro fue difícil de precisar si era falso, una actuación o de verdad era sincera.

Agatha no se lo creyó y lo tomó como un modo de querer incomodarla a ella por la vida sexual de su hijo.

"Me alegro por ti. La verdad es que, con sus relaciones anteriores, es normal que él tenga cierta experiencia." Respondió Agatha terminando de guardar algunos conjuntos y mirando a la pequeña, cuya expresión se volvió gruñona, dudó. "¿Sucede algo?"

A esa pequeña no le gustó que le recordara que su hijo tuvo otras mujeres antes de ella y menos de que de esas mujeres haya sacado la experiencia para 'enseñarle'

Para una persona que permitiría que su amado tuviera otras mujeres, le afectó la historia de la persona que amaba.

Aunque tal vez fuera porque ella no eligió a esas mujeres.

"Un verdadero golpe bajo." Respondió la pequeña bajando la cabeza como si estuviera herida.

Aunque probablemente ni siquiera sintiera emociones y tal idea, provocó una sonrisa en Jezabel, que seguía leyendo sus pensamientos.

Agatha únicamente levantó su ceja, volviendo a desorganizar sus pensamientos y esperando a que ella hablara.

Entonces Jezabel puso una expresión seria y el aura alrededor se volvió más oscura como siniestra.

"Me agradas, Agatha. No vayas mañana a la conferencia." Dijo Jezabel antes de desaparecer.

¿Estaba planeando algo? Conociéndola era probable que fuera algo grande y por más que pareciera una broma era una advertencia seria.

Al final a Agatha le dio lo mismo.

En unas horas a la mañana iba a ser la conferencia y si era sincera, tenía el modo perfecto para perderse la conferencia con su esposo.

Y ese método era una noche divertida y apasionada con el hombre que amaba.

******

Antón suspiró mientras viajaba en un taxi.

Estaba llegando tarde a la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas que se estaba llevando a cabo en la sede de Ginebra, Suiza.

Su esposa le mencionó que no fuera, ya que era innecesario y si no fuera porque la conocía bien era probable que se hubiera creído ese comentario.

Al final le comentó que estaban condenados y que si venía podía verse envuelto en asuntos relacionados con su nuera… La niña con el cual su hijo estaba saliendo.

A él no le gustaban esos asuntos y dejaba que su esposa se hiciera cargo, no obstante, Agatha no le prohibía acercarse y él siempre podía hacerlo por propia voluntad como ahora.

Por tal razón estaba en este lugar, aunque como iba el taxi, sin duda estaba llegando tarde.

Abriendo su reloj holográfico y viendo online la conferencia, Antón frunció el ceño al ver que estaban en una clase de votación.

Recordaba el orden de la conferencia y los representantes de las naciones que componían la organización estarían tratando temas importantes.

"Tenemos que legalizarlas y evitar la prohibición."

¿De qué demonios estaban hablando? Antón frunció el ceño sin comprender que era lo que estaban tratando.

El tema que tendrían que debatir en este momento era la continuación y los límites de la ONU en el mundo y en los diferentes países, al igual que el control y la seguridad de la organización.

Y lo que fuera que estaban tratando no era parte del programa.

"Es hipócrita que nosotros estuviéramos involucrados en tales negocios mientras decíamos que estaba mal."

¿Negocios? ¿Se estaba refiriendo a la red de trata? Si era de ese modo… La expresión de Antón se empezó a volver más seria y a la vez fría.

Esos bastardos traficaban y prostituían a hombres, mujeres y niños teniendo un negocio para cada uno de ellos.

Oculto detrás de las supuestas misiones de paz en naciones necesitadas se encontraba escondido una compleja red de trata y secuestro.

Siendo los más afectados las niñas y los niños, quienes sufrían toda clase de trato y eran distribuidas por el mundo.

La mayoría de ellas no alcanzaban la adolescencia y aún menos la adultez.

Su gente se encargó de varios orfanatos que llevaba tales negocios y si bien los países intervinieron, la verdad era que hubo muchos bastardos que todavía no estaban en prisión.

Ya sea por autoridad, poder, dinero o influencia… Esos individuos fueron asesinados por el Salvador, quien reveló todo.

¿Había más de esos desagradables individuos? El cuerpo de Antón empezó a tensarse y sus músculos reaccionaron.

"¡Ahora hay que legalizarlo! Después de todo no está mal… ¿Cierto?"

La voz del representante principal salió y una sonrisa sádica apareció en su rostro, llevando a que otros de los representantes de los diferentes países se rieran, mostrando que había más individuos involucrados de lo que cualquiera podía imaginar.

Necesitaba detenerlos… Ese fue el principal pensamiento de Antón mientras llegaba a la sede de la ONU en Ginebra.

Usando una máscara y desactivando el anillo que lo mantuvo oculto del taxista, Antón le pagó al taxista por el viaje y bajó del auto.

Viendo el edificio que estaba rodeado de las autoridades y medios internacionales, Antón, que estaba a punto de dirigirse a la entrada, escuchó el teléfono.

"¿Quién interrumpe esta importante reunión?"

La voz del presidente de la conferencia fue escuchada en el video y Antón, que observó la figura, tuvo un cambio de expresión.

La figura estaba usando una capucha, cubriendo su rostro, pero su piel oscura era visible y era imposible no identificar a el Salvador.

"¡Hay algunas personas que no se deben tocar!" Anunció el Salvador, extendiendo una oleada de fuego desde sus manos.

La cámara fue tragada y luego de unos segundos...

*BOOOM*

Todo el edificio explotó y los escombros volaron, llevando a que Antón saltara para detener a los escombros que amenazaban con caer en los periodistas.

Los gritos de terror y miedo resonaron mientras una risa vino desde el centro del edificio.

La sede de la ONU en ginebra era extensa y la parte alrededor abierta, sin embargo, el fuego tragó piso por piso, sala por sala cubriendo todas las ventanas de fuego.

El fuego devoraba los muebles, las paredes y las personas, llevando a que todo el edificio fuera destruido tan rápido que Antón ni siquiera pudo detenerlo.

Y desde el interior el hombre conocido como el Salvador salió revelando su rostro.

Un hombre de piel oscura con ojos de color naranja y un cuerpo musculoso, en donde ahora resaltaba era el cabello que estaba ardiendo en fuego y sus brazos que estaban agrietados con líneas rojas fuego.

En su cabeza había un único cuerno, que se movía sutilmente.

El fuego demoniaco que lo rodeaba demostraba que había sido corrompido por la magia demoniaca hasta el punto de que su cuerpo cambio.

¿Cuánto le faltaba para convertirse en un demonio corrupto? Tal pregunta vino a la mente de Antón.

"Nadie podrá detenerme ahora. ¡Soy invencible!" Anunció el antiguo Salvador liberando una presencia de rango S.

Entonces de sus brazos el fuego salió y como un cohete voló en el cielo, usando el fuego como propulsor, desapareciendo a la distancia.

Dejando a todos atónitos, incluido a Antón.

******

Agatha, que estaba observando como su hija estaba jugando en la plaza, frunció el ceño por los mensajes que le estaban llegando.

Era de la iglesia quien le hablaba de lo que acababa de suceder en Ginebra, Suiza… La caída de la Organización de las Naciones Unidas.

Y la destrucción de una de las sedes.

Viendo que entre los mensajes había algunos de su esposo, cuando estuvo por llamarlo recibió la llamada de su esposo.

"¿Por eso no querías que asistiera?" Preguntó Antón del otro lado.

Su voz mostraba que estaba enfadado y ese enfado estaba siendo dirigido a ella.

Quizás por los cientos de muertos en la destrucción de la sede de la Iglesia.

Agatha se alejó de su hija para tener un poco de privacidad de las otras madres y luego puso una barrera.

"No, no lo sabía. Sin embargo, ella me advirtió y en todo lo que ella esté involucrada es de esperarse muerte y destrucción." Respondió Agatha con honestidad.

Del otro lado sintió la ira y molestia de su marido, que seguramente estaba furioso, ya que no solo los miembros de la conferencia murieron, sino que sus asistentes y los trabajadores.

Al igual que miembros de la seguridad.

"Deberías haber sido honesta. Podríamos haber hecho algo." Gruñó Antón molesto.

"Fui honesta, querido. No sabía lo que iba a hacer y no me importa." Respondió Agatha y sintiendo el silencio del otro lado, cuestionó. "¿O no me digas que crees que hubieras cambiado algo? Ella le hubiera encantado que lo intentaras y al final, eventualmente, todos los que debían morir lo harían."

Del otro lado únicamente hubo silencio.

La advertencia de Jezabel no significaba nada y era posible que si él iba todo hubiera sucedido del mismo modo… No, tal vez más exagerado, ya que hubieran estado ellos para participar en la conferencia.

Y, por ende, el espectáculo hubiera sido más grande.

"Y la mayoría de ellos no eran inocentes." Añadió Agatha y escuchando silencio, añadió. "Pronto volveré a casa con nuestra hija. Luego si lo deseas hablamos."

Jezabel era cruel y lo mostró al quemar a la mayoría de los trabajadores que de algún modo estaban conectados directa o indirectamente a la red de trata de personas.

Tampoco era como si le importara las vidas de inocentes, así que, si tuvo que hacer sacrificios, seguramente los hizo.

Suspirando para sí misma al terminar la llamada se dio la vuelta para decirle a su hija que volvieran y su expresión se volvió solemne al no ver a Aurora.

Acercándose a la sala de juegos de los niños no lo vio y su preocupación empezó a elevarse lo suficiente como para que sus sentidos se extendieran.

Su hija había desaparecido.

Espero que lo disfruten.

Evil_Warlordcreators' thoughts
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