¡Estos regalos tuyos, un humilde servidor los aceptará!

—Gran Emperador de la Raza Humana, desde que ascendiste del Mundo Xuanhuang has alcanzado este estado de cultivo en apenas un par de años. Tu fuerza es definitivamente sorprendente, y absolutamente no menos que impresionante.

El cuerpo del Señor del Mal era gigantesco. Aunque estuviera sentado en ese trono, era casi tres veces más alto que Lin Fan.

La forma en la que habló fue severa y su carácter autoritario. Emitía un aura extremadamente estremecedora.

—Señor del Mal, si tienes algo que decir, que sea breve. Sea cual sea la tontería que tengas que decir, sigue. ¡Un humilde servidor no tiene tiempo para perderlo contigo! —Lin Fan sonrió con calma, sin preocuparse en lo más mínimo.

"¡Shing! ¡Shing! ¡Shing!"

Cuando los hombres de túnica negra de alrededor escucharon a ese tipo insultar a su Señor del Mal, no pudieron soportarlo a medida que desataban una feroz intención de matar.