Su Qianci dejó que Sunny jugara con ella como si fuera una muñeca. Muy pronto, le había quitado la blusa. A Sunny le impresionaron los redondos y erguidos pechos de Su Qianci.
—Vaya, tiene unos buenos pechos.
Tímida, Su Qianci cruzó los brazos frente a su pecho, bloqueando la vista de Sunny. Pensó que Sunny podría ser homosexual. Sin notar lo que acababa de pasar, Sunny sacó un sujetador nuevo de su mochila y le pidió:
—Pruébese este. Es un estilo muy sexi.
Al ver que Su Qianci no se movía, Sunny insistió de nuevo:
—Vamos, yo le ayudo.
Su Qianci bloqueó su mano enseguida y sonrió con incomodidad:
—Yo lo haré.
Notando que Su Qianci estaba distante, Sunny pensó para sí misma: "de tal marido, tal esposa".
—Espere un segundo. Pruébese estos también.
Su Qianci miró la ropa que le ofrecía: un vestido rojo, otro platino, otro verde... Todos eran preciosos, pero ¿tenía que probárselos todos?
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