Al atardecer, la puesta del sol emitía largas sombras de los carruajes y caballos.
Habiendo informado a Benson y Melissa que tendría una cena en la compañía, Klein se dirigió al puerto con el Viejo Neil en un carruaje público.
Estaba vestido con un traje formal barato, temiendo que se desatase un conflicto en tal localidad complicada, si dañaba su esmoquin del cual cuidaba con esmero, probablemente lloraría hasta sangrar.
Cuando la luz solar se tornó feroz, el carruaje se detuvo. Neil, en su usual túnica clásica negra y sombrero de fieltro negro con borde redondo, ignoró las miradas de otros y caminó en diagonal hacia el Bar Dragón Maligno en frente de ellos.
Aunque el bar estaba algo lejos y las puertas estaban bien cerradas, Klein escuchó oleada tras oleada de estrafalarios gritos. Parecían estar animando a un héroe.
Cuando se acercó, de pronto sintió algo. Volteó su cabeza hacia el almacén opuesto al bar. Vio a un hombre robusto vestido con un uniforme de pie oculto en un rincón de la azotea.
El hombre cargaba una gigante caja mecánica gris clara y sostenía un rifle en su mano.
La caja mecánica obviamente estaba conectada al rifle del mismo color a través de una tubería.
—¿Un Rifle a vapor? —murmuró impactado. Vio al Viejo Neil y dijo—: ¿Este bar puede obtener tales armas?
¡Ese era un artículo controlado por los militares!
Aunque usaba flogistón extraído, el tamaño y peso del morral de vapor seguía siendo impresionante, algo que solo un verdadero guerrero de sangre y hierro podía soportar. El rifle tenía un mosquete de alta velocidad y un poder de destrucción impactante.
Junto a una mira adecuada, era casi equivalente a un rifle francotirador inferior.
—¿Qué? —el viejo Neil entrecerró sus ojos mientras también miraba alrededor con un rostro de confusión—. ¿Ocurrió algo aquí?
«¿Ocurrió algo?»
Revisó sus alrededores y descubrió unos cuantos hombres más sosteniendo rifles mientras buscaban algo.
—¿Qué sucedió?
Neil se aproximó al bar y le preguntó al robusto hombre custodiando la puerta.
—El bar casi fue destruido hace un momento.
—Aparentemente un fugitivo estaba aquí intentando comprar materiales y fue reconocido. Y este es el resultado de eso. Oh Señor, ¿qué hizo y qué tan peligroso era para recibir tal trato? Mis piernas se quedaron débiles al ver todas esas pistolas, ¡más débiles que después de pasar una noche completa con Ginger Sunnny!
No conocía la identidad del fugitivo, mucho menos que entre la gente que venía a comprar materiales había Beyonders.
—¿Fugitivo? ¿Sabes su nombre? —preguntó el viejo Neil con interés.
—Creo que era Tris algo(?) —contestó.
«¿Instigador Tris?»
Asintió habiéndose percatado lo que estaba sucediendo.
Tris no sabía que Joyce Meyer le había dirigido sus sospechas; por lo tanto, se había lanzado directo al mercado a comprar materiales sin preocupación. Probablemente fue reconocido por un informante o de la Maquinaria de Hivemind o los Halcones Nocturnos, resultando en un intenso choque.
—¿Fue atrapado? —tocó su bastón con incrustaciones de plata.
«Basado en la situación, es probable que no…»
El musculoso hombre sacudió su cabeza un poco y señaló con su mejilla al tejado del almacén enfrente.
—Él salió antes de que esos aterradores sujetos llegasen. ¡Demonios, jamás había visto a un hombre correr más rápido que él!
«No has visto las verdaderas habilidades de un Asesino o serías llevado algún lugar indescriptible para ser reeducado…»
Pensó.
—¿Está abierto el mercado?
El Viejo Neil cambió de tema y preguntó.
—Acaba de reanudar sus operaciones —respondió el musculoso afirmativamente.
—Eso es genial.
Neil aceleró su paso y extendió su mano derecha, abriendo la pesada puerta.
Klein le siguió de cerca y entró. Casi se desmaya por el intenso olor a alcohol que lo inundó.
En el medio del Bar Dragón Maligno había un ring de boxeo. Dos hombres medio desnudos estaban en una intensa lucha y había decenas de clientes rodeándolos; gritando y animando el lado que apoyaban sin falta de vulgaridades.
El Viejo Neil los ignoró y lo llevó alrededor del ring, caminaron al salón del billar en la parte de atrás.
En el salón de billar, había dos personas sosteniendo palos de billar, teniendo una conversación casual. Cuando vieron al Viejo Neil entrar se callaron al instante por unos segundos.
Después de confirmar la identidad del visitante se movieron a un lado y los dejaron pasar a través de una puerta secreta detrás de ellos.
Tras pasar a través de unas pocas habitaciones, la vista frente a Klein se expandió. Vio un lugar del tamaño de un salón de lectura de su vida previa.
Algunos vendedores habían instalado puestos en las calles con botellas y latas por todas partes. Los transeúntes paseaban por ellos, ya sea examinando sus productos, conversando o comparando precios.
—Tienen que darle cinco por ciento de sus ganancias a Swain. Ah, es el jefe del bar, antiguo capitán de un escuadrón de Verdugos Encargados y es mayor que yo. Es alguien que desea beber hasta la muerte —explicó el viejo Neil de una manera charlatana.
Pensó y le dio su evaluación honesta.
—Un negocio bastante productivo.
Después de todo, su único gasto era proveer la avenida y protección.
—Si algún objeto captura tu atención pero te falta dinero, puedes tomar un préstamo de Swain. Pero desde luego, cobra un interés muy alto…—divagó mientras crujía sus dientes.
«Como era de esperar, es cómo manejar un casino, proveen usuras…»
Sostuvo su bastón y miró alrededor mientras preguntaba por curiosidad: —¿El Sr. Swain es un Navegante?
El capitán de un escuadrón de Verdugos Encargados probablemente estaba en la 7ª Secuencia.
—No, solo es un Miembro de la Furia. Tingen no es una ciudad costera, así que aquí la Iglesia de la Diosa es más poderosa que la del Señor de las Tormentas —se burló—: En realidad, Swain tuvo la oportunidad de convertirse en un Navegante, pero tenía miedo de perder el control así que eligió darse por vencido.
Justo cuando iba a preguntar si el jefe del bar tenía alguna experiencia de casi perder el control, de pronto sintió un extraño fenómeno ocurriendo a su izquierda.
Parecía haber algo escondido ahí, murmurando y recontando.
Giró su cabeza y vio a un pálido joven. Vestía una vieja camisa y blue jeans, era algo que la clase trabajadora usaba con normalidad. Sus ojos lucían desmoralizados con un indicio de locura y estaba murmurando constantemente.
—Su percepción espiritual es muy alta… o quizás, ¿distorsionada? —arrugó sus cejas y murmuró.
¡Fue la percepción espiritual del joven lo que activó su propia percepción espiritual!
Generalmente hablando, la percepción espiritual al sentir algo causaba cierta interacción. Era imposible esconderla de otros, pero esos 'otros' se refería a Médiums Espirituales que habían activado sus habilidades, al igual que poderosas figuras con rasgos especiales similares. Un Beyonder como Klein lo encontraría difícil, solo era posible si su percepción espiritual alcanzaba cierto nivel o sucedía una distorsión anormal.
Hicieron contacto visual y el joven pálido con cabello negro desarreglado caminó hacia él, con la expresión de alguien que camina medio dormido y medio loco.
Se detuvo frente a Klein y lo miró.
De pronto, carcajeó.
—Ja, ja, es el olor de la muerte, muerte…¡Ah!
Antes que terminase de hablar, de repente comenzó a gritar trágicamente. Sus ojos se cerraron con fuerza mientras brotaba un líquido del color de la sangre.
—¡Ah! ¡Rayos!
El joven se cubrió los ojos y abrazó su cabeza. Tembló en el suelo y solo se calmó después de un rato. Entonces permaneció ahí, jadeando.
Durante todo el proceso, ni un solo cliente o vendedor miro hacia el lugar.
Se ajustó su sombrero de copa y miró al Viejo Neil. Su boca estaba colgando del impacto, usando sus acciones para demostrar su asombro y petición de consejo.
—No le hagas caso. Es Ademisaul, un huérfano, apodado 'monstruo'. Nació con una alta percepción espiritual y siempre ha sido capaz de ver cosas que no debería y escuchar voces que no debería. Por lo que siempre está delirando y a menudo se lastima —sacudió su cabeza mientras explicaba.
«¿Se pudo dar cuenta que mi cuerpo estuvo muerto?»
Frunció el ceño y bajó su voz mientras preguntaba algo dudoso: —¿Los Halcones Nocturnos, Verdugos Encargados o la Maquinaria de Hivemind no han pensado alguna vez en reclutarlo?
—No, no tenemos la poción de la Secuencia apropiada para él —dijo el Viejo Neil con un suspiro.
«Cierto, nació con el punto inicial de media Secuencia…»
Preguntó de nuevo con curiosidad: —¿Cuál ruta de Secuencia es apropiada para él?
—La 9ª Secuencia apropiada se llama 'Monstruo'. Su apodo vino de allí. Es una lástima que solo la Escuela del Pensamiento de la Vida tenga control sobre esa ruta de Secuencia —respondió con suavidad el Viejo Neil.
Intentó mantener la conversación entre ellos lejos de la gente que los rodeaba para evitar divulgar información a entusiastas del misticismo.
«Escuela del Pensamiento de la Vida»
Recordó la información que había leído previamente.
La organización secreta que apareció a principios de la época actual. Sus orígenes actuales eran desconocidos, pero era mayormente pasado vía maestro y discípulo.
Sus teorías y creencias difícilmente eran conocidas. Él solo sabía que ellos separaban el mundo en tres capaz: el definido mundo racional, también conocido como el mundo de la verdad absoluta, el mundo de los espíritus y el mundo material.
«Dice el rumor que la organización secreta una vez produjo un Oráculo…¿No era esa una ruta de Secuencia que pertenece a Vidente? Confuso, realmente confuso…»
Sacudió su cabeza y vio a Ademisual luchando para levantarse y luego caminar hacia otro rincón.
Reorganizó sus pensamientos y siguió a Neil. Caminaron un puesto tras otro. Había plantas como flor de luna, citron, vainilla nocturna y recursos minerales como la plata, topacio, rubí entre otros.
—Realmente está muy bien surtido…—murmuró suavemente.
Los entusiastas del misticismo de todas las edades y géneros a su alrededor se detenían, distinguían o en ocasiones hablaban. Le dio al área una vibra de actividad.
—Pasea por tu cuenta. Yo voy a pagar mi factura —apuntó a una de las dos habitaciones al final.
—Muy bien —asintió sin pensar.
Caminó con su bastón negro y se detuvo delante de un puesto que vendía amuletos hechos a mano. Los observó con cuidado por un tiempo.
Justo cuando se preparaba para hablar al vendedor, de repente escuchó a alguien preguntando detrás de él: —¿Es ese polvo de dientes de vaca paeonol?
«¿Dientes de vaca paeonol? ¿No es ese uno de los ingredientes suplementario para la poción de Espectador?»
Pensó, luego se dio la vuelta y vio al cliente.
Justicia había repetido la fórmula para la poción varias veces, así que se había quedado con una clara impresión de los ingredientes.