webnovel

VIGGO

Viggo, hijo de Hephaestus (Diosa de la Forja en Orario) y Kain (Antiguo Vástago del Equilibrio), nació como un semi dios. Sin embargo, con una derrota y la incapacidad de esforzarse por un objetivo en la vida, es enviado a entrenar con un furioso maestro. Acompaña a Viggo en su camino para convertirse en dios. "No te disculpes, se mejor" Este fanfic nace como un Spin-Off del fanfic Original "Suerte y Perseverancia" también escrito por mí y en emisión actualmente. Aclaraciones: Me han acusado de sádico con mis lectores, pero desmentiré ese tipo de observaciones. Lo que pasa es que no le doy todas las cosas en bandeja de plata a mis protagonistas; cada cosa se gana. Por otro lado, a veces solo pasa que las situaciones no salen como uno quiere. Sin embargo, ahí es donde radica la magia de un protagonista, en saber moverse dentro de los parámetros y buscar soluciones con las herramientas que ya posee. Créanme, jamás joderé a mis protagonistas si no es para hacerlos mejores y más poderosos. PD: LA IMAGEN ES SOLO REFERENCIAL.

AOoBeligerante · Komik
Peringkat tidak cukup
332 Chs

Preludio del cambio 2.194

Rosewisse abrazaba a Viggo por detrás mientras volaba a través de los cielos. Ella se deslizaba entre las corrientes de aire mientras la tierra por debajo de sus pies pasaba a gran velocidad. Se veían montañas nevadas hasta descender a un valle en donde había un enorme castillo. Cerca del castillo, sobre una colina, había una enorme criatura alada que en cuento los vio, rugió al cielo como si los llamara. Tenía dos alas y cuatro patas. Por miedo, Rosewisse se elevó más en el cielo, volviendo a la criatura tan pequeña que la podrías cubrir con tu mano, pero debe haber medido unos cien metros desde la cabeza a la cola.

Después de pasar a la criatura llegaron a lo que parecía ser un lago con un puerto, donde había un islote en el centro y una enorme escultura sosteniendo un martillo en la mano derecha. Viggo se sujetaba a Rosewisse mientras utilizaba la clarividencia para mirar más cerca. Era claro que no era Thor, le faltaban varios kilos de grasa encima y él era zurdo, no diestro. Además de que la escultura era demasiado heroica y Thor no lo era. Era más parecido a un borracho busca pleitos con el pelo desgreñado.

Después siguieron volando con dirección norte, las montañas volvieron a elevarse y Rosewisse tuvo que ganar altitud. Ella aleteo con sus alas blancas recubiertas por la armadura dorada y se elevó hasta poder pasar por entremedio de las montañas. Avanzaron varios kilómetros en donde no había más que laderas rocosas y nieve. Sin embargo, cuando lograr atravesar las montañas, pudieron ver un gigante ¿Qué tan gigante? Bueno, si él se cayera sobre la ciudad de Orario, nada sobreviviría en cientos de kilómetros a la redonda.

El gigante tenía un enorme pilar de metal atravesándole la cabeza. Rosewisse pudo seguir volando durante media hora, pero las ventiscas se volvieron más turbulentas y le impidieron continuar. Así que descendió hasta los cinco metros, soltó a Viggo y él cayó sobre un campo de nieve. Rosewisse lo siguió después, descendiendo con suavidad a unos metros por delante de él. Sin embargo, la ventisca continúo siendo fuerte, aun al nivel del suelo. Rosewisse se sentía incomoda, ya que, gracias a sus alas, las corrientes de viento la empujaban con mayor facilidad.

-¿Hacia dónde?- grito Rosewisse tratando de pelear contra las fuertes corrientes de viento

Viggo activo su clarividencia mientras sus pupilas tomaban un brillo dorado. Él giro sobre su eje y comenzó a mirar y alejar su visión cada cien metros. Después se detuvo, mirando hacia adelante, pero giro su rostro un poco hacia la derecha.

-Por aquí- dijo Viggo avanzando a través de la nieve -el gigante está de frente, pero si queremos llegar bajo las capas de nieve, tenemos que tomar el camino hacia las profundidades de la ciudad. Por la ventisca no se puede ver, pero debajo de toda está nieve y en las montañas, hay pasillos y casas talladas en piedra. Debe haber sido una gran ciudad, casi tan extensa como un distrito de Orario-

-No te escucho nada- grito Rosewisse mientras lo seguía -¿Qué dijiste?-

-Nada- grito Viggo en respuesta -solo sígueme, es por aquí-

Viggo y Rosewisse caminaron durante horas hasta llegar a uno de los dedos del gigante. Era tan enorme como un edificio de cuatro pisos de alto. Las huellas dactilares se marcaban en la punta del dedo como protuberancias unidas en una sola línea que se alzaban varias pulgadas de salto sobre la piel. Bajo el dedo había una cueva que descendía en un pendientes reclinada y resbalosa.

Viggo se detuvo en la entrada mientras soplaban las ventiscas con fuerza y ondeaban su cabello rojo. Él utilizo de nuevo su clarividencia y después de un minuto, dijo -esto no es buena idea, este lugar esta infestado de wulver-

-¿Crees que no será suficiente con las varitas?- preguntó Rosewisse acercándose a Viggo mientras trataba de sujetar su largo cabello de plata

-Será un problema con las varitas- preciso Viggo -si lanzamos magia allá abajo, todo se derrumbará. Además, los wulver se cuentan por decenas, solo queda el combate cuerpo a cuerpo-

-En ese caso no hay de otra- dijo Rosewisse, ella materializo la katana de hoja lunar y anudo a su cinturón en el lado izquierdo. Ella desenvaino la katana con una hoja azul y la miró con una sonrisa.

Viggo levantó la ceja izquierda y le preguntó -lo estas disfrutando ¿Cierto?-

Rosewisse paso su mirada de la katana a Viggo y al instante miró en otra dirección -no ¿Cómo crees? No me gusta utilizar esta katana, tú sabes que yo soy de magia-

-Por favor, solo no te vuelvas loca agitando esa cosa. Te recuerdo que esa hoja puede cortar la piedra como si fuera mantequilla caliente-

-Eres desconfiado ¿Cuándo he cometido un error utilizando mi katana?-

Viggo levantó su puño y levantó su dedo pulgar como si fuera a empezar a contar -¿Las enumero?- preguntó

-Ok, lo entiendo, lo entiendo- dijo Rosewisse con el ceño fruncido y mirándolo a los ojos -tendré cuidado con mi katana, te lo prometo ¿Puedes dejar de ser tan molesto?-

-Eso espero, no me gustaría perder un brazo porque una loca de las espadas perdió la cordura agitando su katana-

Rosewisse asintió con el ceño fruncido y Viggo negó con la cabeza mientras tornaba los ojos al cielo en un gesto de exasperación. Él se dio la vuelta y materializo las espadas del caos en sus manos. Un metro de acero de damasco mezclado con titanita centellante templado con la ascua del caos, producto de la era de la bruja de Izalith. Un mango metálico corto para el uso de una mano con una cadena atada en el pomo y enrollada en los antebrazos. Dicha arma se alimenta de la fuerza del alma del usuario, cosa que le sirve a Viggo para aumentar su fuerza del alma y darle el poder del fuego primordial de todos los mundos. Sin contar también que es la fuente de la creación de todos los demonios que pueblan la tierra antes de que sea la Era de los dioses y humanos.

Viggo empezó a descender por la cueva mientras Rosewisse lo seguía de cerca.

-¿no puedes hacer algo por la luz?- pregunto Viggo al ver que la luz disminuía a cada metro que descendía.

-Pensé que era la loca de las katanas- respondió Rosewisse en un tono despectivo

-Vamos, no empieces. No me puedes culpar por preocuparme. Acuérdate que la vez anterior en el calabozo me cortaste un brazo. Gracias al cielo solo fue un corte poco profundo-

-Eres un lloron, solo te estaba ayudando-

-Ok, ok, haz algo con la luz-

-Tan molesto- dijo Rosewisse, materializo su varita de plata y realizo un giro con la punta para que al instante apareciera una luz que floto por encima de su cabeza.

-Gracias- dijo Viggo al notar el aumento de luz en la cueva, pero Rosewisse solo bufo indignada y no respondió. Viggo soltó un suspiro y continúo avanzando por la cueva hasta que llevo a un camino que avanzaba en horizontal hacia la derecha.

-¿Por qué estas tan callada?- preguntó Viggo avanzando por la cueva que había tomado el color azulado del hielo. Al mismo tiempo, el frio se había incrementado a punto de que Viggo sintió necesario utilizar una pequeña capa de touki.

-¿Qué importa?- preguntó Rosewisse enojada -soy la loca de las katanas ¿No?-

-Vamos, no empieces- dijo Viggo -sabes que tengo razón. Está bien emocionarse y hasta disfrutar de la lucha, pero cuando cortas a tus compañeros las cosas toman otra dirección-

-Eres tan odioso- dijo Rosewisse

-Ok, ya me callo- dijo Viggo

-Odio cuando te vuelves condescendiente-

-No soy condescendiente-

-Te victimizas-

-No me victimizo, mujer- respondió Viggo mientras activaba su clarividencia para mirar el camino por delante

-Sí te victimizas- respondió Rosewisse -siempre eres el herido-

-¿Acaso no es porque siempre estoy cerca de ti y recibo el daño amigo?-

-Tan exagerado, solo fue una vez-

-Está bien, Rosewisse-

-Mira, ahora huyes de la discusión, como si fueras el perjudicado-

Viggo cortó el flujo de energía divina y detuvo su clarividencia. Se dio la vuelta y miró a Rosewisse a los ojos. Ella frunció el ceño, pero hizo un puchero y él no tuvo la capacidad de restregarle sus errores. Viggo soltó un suspiro y le dijo -desenfunda tu katana, a cien metros hay una esquina donde los wulver estaban durmiendo en una manada de veinte-

-Yo, no sé si quiero desenfundar- dijo Rosewisse

-Ok, no desenfundes- dijo Viggo y siguió avanzando

-Oye, no me des órdenes- dijo Rosewisse y desenfundo su katana. Ella avanzó detrás de Viggo y lo vio sonreír -maldito ¿Por qué sonríes?- pregunto enojada

-No lo sé- respondió Viggo en un tono burlón

-Ya verás, se me deslizara sin querer la katana y sabrás lo que es bueno-

-Oye, eso no es gracioso ni como chiste-

Rosewisse bufo con una sonrisa burlesca y dijo -ya veremos, puede que pase como puede que no-

Viggo negó con la cabeza y siguió avanzando hasta el final hasta que pudo ver la esquina que doblaba a la izquierda y se adentraba en los terrenos de la ciudad, por debajo del gigante. Viggo miró hacia atrás y vio a Rosewisse con la katana desenvainada. Tomo una profunda respiración de preocupación y pregunto -¿Lista?-

Rosewisse asintió, Viggo respondió de la misma manera y continuaron caminando. Los lobos no se demoraron mucho en reaccionar al olor ni a los ruidos. Antes de que Viggo y Rosewisse llegaran a veinte metros de distancia de la esquina, salieron varios wulver y se detuvieron en la esquina y levantaron sus narices olfateando. Entonces siguieron la dirección del aroma y vieron la luz, a Viggo por delante y a Rosewisse por detrás de él.

Los wulver avanzaron lentamente mientras sus ojos emitían un brillo feroz y gruñían mostrando enormes colmillos. Detrás de los primeros se escucharon las pisadas de otros y lo que era un par de transformo rápidamente en una manada de seis enormes wulver de piel naranja y dos metros de altura que caminaban en sus cuatro patas como lobos.

Viggo frunció el ceño, activo su touki emitiendo el aura rojiza y canalizo fuerza del alma a las espadas del caos que se encendieron con un fuego rojizo. Ese mismo fuego hizo detenerse a los wulver y gruñir mientras encorvaban sus espadas. Ellos comenzaron a retroceder un paso a la vez.

Viggo sonrió ante la reacción de los wulver y dijo -tú toma a los que se vayan quedando solos-. Después dio un salto hacia adelante y atravesó la distancia de diez metros, llegando de inmediato delante de los wulver. El primero de ellos se levantó en dos patas y lanzó un manotazo con garras de casi veinte centímetros de largo, pero Viggo paso por debajo del brazo peludo y con la espada en su mano derecha le abrió un enorme tajo en el abdomen por donde se desparramaron las entrañas. Viggo aprovecho la misma fuerza del moviento y giro sobre su eje para descargar un segundo corte que le cortó el brazo al wulver. Al mismo tiempo, Viggo escucho como alguien venía corriendo a sus espaldas y se lanzó de frente. Viggo pudo ver por el rabillo del ojo la hoja de color verde acuoso con los brillos como si alguien hubiera atrapado las estrellas en su interior. La hoja se movió de arriba abajo, cortando si parar a todos lo que hubiera por delante. Viggo también continúo haciendo lo propio, sabiendo que Rosewisse se había vuelto salvaje y atacaba a todo lo que identificara como enemigo. Novatos, pensó. Tiene una buena arma y se vuelven locos por la fuerza de dicha arma. Viggo tuvo mucho cuidado con acercarse a Rosewisse más que de acercarse a los wulver. Su padre había hecho una katana con un filo aterrador que con un suave movimiento te podía cercenar un brazo en un abrir y cerrar de ojos. Rosewisse a lo mejor no era consciente, pensó Viggo, pero ella era vendaval al momento de atacar con un arma. Él se preguntó si era producto de su sangre de valkiria.