Viggo miraba a través de la ventana de piedra del segundo piso hacia el jardín exterior, donde la valkiria Geirdrifull levitaba en el aire y se escondía detrás de sus alas como si fuera un capullo. Rosewisse le había dicho que estaría bien por su cuenta, pero Viggo igual miraba por si acaso. Esto era lo más cerca que podía estar de ella. De lo contrario, Rosewisse lo acusaría de subestimarla y eso no era algo aceptable para la valkiria.
Por otro lado, Rosewisse avanzó por el patio a paso lento mientras llevaba puesta la armadura dorada de valkiria, muy parecida a la de Geindrifull, pero el casco era diferente. Cada casco de valkiria representaba un animal diferente. El de Rosewisse y su abuela Gondul era el buitre, mientras que el de Geirdrifull era un búho.
Rosewisse apretó la varita de plata en su mano derecha y apuntó a la valkiria oculta detrás de las alas. No la ataco con fuerza, eso era deshonroso, sino que creo un pequeño círculo de magia con la runa de sowelu y le lanzó una bola de fuego menor. La bola de fuego impacto sobre las alas de Geirdrifull generando un estallido sonoro, pero de poca potencial. Entonces las alas se movieron y generaron un roce metálico gracias a la armadura. La valkiria abrió completamente sus alas y cayó al suelo sobre sus pies. Rosewisse la apuntó con su varita de plata y la otra valkiria grito enloquecida de furia.
Rosewisse no se hizo problema con su actitud enloquecida, ella solo se preparó como siempre, generando varios círculos de magia a su alrededor con diferentes afinidades. La otra valkiria se elevó en el aire y creo con magia seidr un chakram en cada mano para después lanzarlos. Rosewisse se movió rápidamente ayudada de sus alas hacia la derecha y fue bordeando a la otra valkiria. Geirdrifull no paraba de lanzar chakram hasta que formo uno con ambas manos y lo lanzó con todas sus fuerzas. El disco de corte voló en vertical ondulando en el aire, dirigido a Rosewisse quien fue impactada en su ala izquierda y empujada, perdiendo el equilibrio, girando y chocando con la pared.
Viggo desde la ventana de piedra del segundo piso, apretó su puño y frunció la nariz en una expresión de furia. Pensó en saltar por la ventana para ayudar a Rosewisse.
La valkiria Geirdrifull elevada en el aire, aleteo un poco más fuerte y se elevó varios metros, solo para después caer en picada contra Rosewisse que todavía estaba apoyada en la muralla, pero cuando estaba a unos cuantos metros del impacto, cambio la posición de su cuerpo y lanzó una patada con toda la inercia de la caída. A Rosewisse no le quedó de otra que utilizar la runa de Kvasir grabada en su cuerpo. Entonces desapareció, Geirdrifull cayó aplastando el suelo de piedra y dejando un cráter mientras Rosewisse volvía a aparecer a diez metros de ella. Sin embargo, la postura de Rosewisse no era mejor, parece que ese chakram concentrado que golpeo su ala izquierda la afecto. No obstante, no se rindió y creo múltiples círculos de magia a su alrededor. Geirdrifull se dio la vuelta, se impulsó hacia adelante con el aleteo de sus alas y se lanzó dando un puñetazo. Sin embargo, Rosewisse desencadeno los diez círculos de magia rúnica al mismo tiempo y todos lanzaron bolas de todos los tipos de elementos, golpeando en simultaneo a Geirdrifull y destruyéndola en un solo ataque.
Al final, el cuerpo de Geirdrifull cayó al suelo destrozado y lo único que conservaba su forma, era el casco con la cara del búho y cuernos con la forma de sus alas.
Viggo se apartó de la ventana de piedra, camino hasta las escaleras de piedra, bajo al primer piso y corrió por el pasillo que pasaba por debajo del segundo piso hasta el patio. Fue corriendo hasta donde estaba Rosewisse con el ala izquierda herida y sangrando. Viggo saco de su anillo la botella con Estus que siempre llevaba para estas emergencias y se la tendió.
—Toma, rápido— dijo Viggo
Rosewisse se quitó el casco dorado y lo dejo caer al suelo. Ella revelo una mueca de dolor, pero cuando vio a Viggo y sonrió. Ella estiro su mano izquierda y tomo la botella de color esmeralda con un líquido que emitía un brillo dorado. Le dio un largo sorbo y después se lo entrego a Viggo. Este último lo mantuvo en su mano y espero a que ella dejara de sangrar, cosa que se demoró veinte segundos. Entonces desapareció la mueca de dolor en la cara de Rosewisse.
—¿Cómo te sientes?— preguntó Viggo
—Un poco tonta por no ocupar toda mi fuerza— dijo Rosewisse —debería haber ocupado el refuerzo y la bendición del sol—
—Es un pequeño precio para volverse mejor— dijo Viggo —ahora sabes que no te puedes confiar cuando luches con las otras valkirias—
—Tengo miedo, ahora las valkirias están en este estado, pero tú abuelo dijo que serían mucho más fuertes si estuvieran en su estado normal—
—Sí, no nos queda de otra que volvernos más fuertes ¿Quieres seguir intentándolo con las otras valkirias?—
—Sí, quiero vencerlas a todas—
Viggo quedó mirando a Rosewisse a los ojos, vio la determinación en su mirada y asintió con cierta reticencia. Rosewisse se acercó a él y lo abrazó para darle tranquilidad. Incluso ella misma estaba preocupada de lo que pasaría en los siguientes encuentros. El chakram de energía seidr, a pesar de su armadura, estuvo a punto de cortarle el ala a la mitad. No sabe si fue suerte o la armadura fue lo suficientemente fuerte como para mantener la carne pegada. Suerte que tenían estus, de lo contrario ahora no estaría tan tranquila. Ella cerró los ojos y abrazó a Viggo con todas sus fuerzas, agradeciendo al destino haberse encontrado con él.
Después de un minuto, el espíritu de la valkiria se elevó como una silueta espectral sin pies. Al igual que Gondul, no les dio muchas respuestas y no les ayudo en nada. Solo les dejo el casco para que convocaran a la reina valkiria en el Rocstoll aff valkyrs.
—Maldita perra inútil— protesto Rosewisse, enojada porque no le dijeron nada útil —casi me corta un ala y no da putas respuestas ¿Quién se cree? La próxima valkiria la voy a fulminar con magia sin esperar a que reaccione—
Viggo avanzó detrás de ella escuchando un sinfín de maldiciones que nunca esperarías de una mujer tan bella como Rosewisse. Entraron al pasillo interior, lo atravesaron mientras las maldiciones de Rosewisse se volvían más intensas involucrando ciertas partes del cuerpo hasta que llegaron a las escaleras y Rosewisse tomo un descanso. Después continúo subiendo las escaleras hasta el segundo piso donde estaban los estantes con pergaminos en las murallas de los lados, un féretro en el centro, por delante de la ventana de piedra.
—¿Comamos algo?— preguntó Rosewisse dándose la vuelta
—Claro, debes haber perdido sangre— dijo Viggo
Rosewisse tomo la bolsa de la abundancia de su cintura y comenzó a sacar un juego de una mesa redonda para dos personas y dos sillas. Después saco platos, cubiertos y un montón de alimentos que fue colocando sobre los platos. Por último, saco una botella de vino y dos copas.
Viggo alzo una ceña, pensando que comerían sentados en el suelo y con las manos, pero Rosewisse estaba de forma inesperada, muy preparada.
—¿Qué?— preguntó Rosewisse al ver a Viggo curioso por toda su preparación
—No, nada, es solo que venías bien preparada— dijo Viggo
—Bueno, si tengo algo tan conveniente como esta bolsa que puede guardar un montón de cosas, tengo que andar trayendo lo que me sirve—
—Ok— dijo Viggo con una sonrisa y mirando hacia otro lado. Entonces preguntó de forma casual —¿también traes una cama?—
Rosewisse se quedó callada y se ruborizo. Viggo frunció el ceño al escuchar tanto silencio y la miró a la cara. Entonces al ver a Rosewisse apenada, soltó una carcajada.
—No te rías, es importante— dijo Rosewisse apenada de sus propios deseos carnales —maldito, si te sigues riendo la ocupare yo sola. Tú dormirás en el suelo de roca—
Viggo se tapó la boca y se acercó a Rosewisse, ella frunció el ceño y se cruzó de brazos, pero Viggo no se detuvo y la abrazó de todos modos. Ella agacho su rostro oculto por sus largos cabellos de plata y apoyo su frente sobre la clavícula de Viggo.
—Maldito, te burlas de mi— dijo Rosewisse en tono mimado
—No lo hago, solo me pareció un poco cómico lo preparada que estabas— dijo Viggo en un tono suave, le tomo el rostro por el mentón y le levantó el rostro. Ambos se miraron a los ojos —te amo—
—Maldito, no soy tan barata— dijo Rosewisse con el ceño fruncido y dándole un ligero puñetazo en el pecho —si quieres que te perdone, tienes que hacer algo por mi—
—Lo que quieras—
—Habla con esa diosa, Hera, y dile que me ayude a incrementar el espacio en el cuadro pintado de Alfheim—
—¿Para qué quieres eso?—
—Bueno, Bell y Uri están pequeños, me gustaría llevarlos a la playa. A lo mejor crear una cabaña, con unas cunas y pasar todo el día en la playa ¿No crees que sería genial? Los cuatro en la playa. Bueno, también podríamos ser solo los dos en esa cabaña. Podrían pasar cosas muy locas, donde nadie nos mire ni este pendiente que pasamos mucho tiempo con la habitación cerrada—
—Lo siento, al final, es todo mi culpa— dijo Viggo
—No, yo no he dicho eso, no pienses eso. Es, es solo que me gustaría que de vez en cuando fuéramos solo nosotros dos, como ahora, sin tiempo, sin limitaciones y sin nadie que esté a nuestro alrededor. Solo los dos, de vez en cuando estaría bien—
—Y si no tuviéramos la limitación del tiempo y el espacio ¿Todavía me seguirías amando? ¿No te aburrirías de mí?—
—Nunca me aburriría de esta boca astuta que tienes— respondió Rosewisse con una sonrisa, le dio un beso en los labios —eres mi adicción, algo de lo que no me quiero separar, nunca, ni en un millar de años—
—En ese caso ¿Por qué quieres seguir con esto de preparar a tu pueblo para el ragnarok?—
Rosewisse lo miró a los ojos, le dio un profundo beso y le dijo —porque veo a cierta persona pensando en construir un futuro mejor para todos. Entonces me pregunto, si en Vanaheim hay personas como nosotros, que se aman, pero no saben lo que se viene. Entonces quiero proteger a esas personas que son como nosotros y darles la oportunidad de que se amen. Quiero que aquellas personas experimenten lo que yo he experimentado contigo—
Viggo mostro una sonrisa amables y susurro —eres genial Rosewisse—
—Gracias, pero ya lo sabía— dijo ella de forma coqueta y le dio un profundo beso. Después de un minuto las cosas se calentaron demasiado, pero Rosewisse se apartó de Viggo y le dijo —ok, espera, espera, primero comamos y después lo otro—
—Maldición, mujer primero me seduces y después me apartas— dijo Viggo con cierto resentimiento
—Vamos, no seas lujurioso, no es bueno para tu corazón—
Viggo se sentó en una silla frente a la mesa y dijo en un tono indignado —mira quien lo dice, la persona que anda con una cama dentro de sus pertenencias—
—Cállate, idiota—