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Cap. - 3 -

Por otro lado, Violet y Lisa habían llegado a la nave que se encontraba a las afueras de la villa. Wayne Scholz, segundo al mando, se encontraba ahí, procurando que todo marcharse de acuerdo a lo establecido por Violet, sin embargo, las cosas no iban muy bien que digamos, algo que noto fácilmente Violet en cuanto llegó y es que Wayne tenía a toda la tripulación en formación, pensado lo peor Violet le pregunto a Wayne:

—¿Qué sucedió aquí? ¿Por qué están formados? Deberían estar trabajando.

—Capitana —respondió Wayne, sorprendido al verla—, me temo que hay un problema con la tripulación, no están en condiciones para trabajar.

—¿Y eso a que se debe?

—La gran mayoría están ebrios y los que no lo están tienen resaca.

—¿¡Qué!? ¿Por qué? Ellos están de turno, tienen prohibido tomar.

—Tal parece que el Señor Arthur les ofreció ceiba fermentada ayer en la noche, mientras nosotros dormíamos en la villa, les dijo que era un regalo de parte de usted y de él. Algunos seguían tomando cuando regresé a la nave hoy por la mañana.

—¡Ese bastardo!

En eso una mujer, miembro de la tripulación, preguntó:

—¿Qué tiene de malo? Digo, estamos en unas festividades, además, nadie espera nada de nosotros, —sus compañeros trataban de impedir que siguiera hablando, pero esta persona no se detenía debido a los efectos del alcohol, simplemente continúo hablando— tú ni siquiera nos escogiste, simplemente te entregaron esta nave de porquería junto a una tripulación de porquería porque querían deshacerte de ti lo más rápido posible, ningún de los grandes nobles te respeta, por eso te pusieron como nuestra capitana.

A pesar de que levantar la voz de esa forma contra tu capitán es castigado con la muerte, Violet no ordenó tal acto, ni siquiera Wayne ni Lisa hicieron algo contra aquella mujer y no es que no tuvieran el deseo de aprenderla, pero le habían prometido a Violet que actuarían según la forma en que ella deseara y si Violet no la sorprendía era por una razón que ellos respetarán.

—Wayne —exclamó Violet.

—Sí capitana.

—Olvídate de buscar los registros, Lisa y yo nos encargaremos de eso, por ahora quiero a todos sobrios para el banquete de esta noche.

—Entendido.

—Lisa regresemos a la villa, tenemos asuntos que atender.

—Sí.

En cuanto Violet se marchó del lugar su tripulación se sintió aliviada pues creían que iban a ser torturados hasta morir por los Vandergate, aunque su felicidad duró poco. Wayne estaba furioso y no trataba de ocultarlo, casi de inmediato les ordenó dar cincuenta vueltas a toda la villa.

Lisa extrañada por la reacción de Violet pregunto:

—¿Por qué no dijiste nada? Lo que dijo fue ridículo.

—¿Qué parte? ¿En la que dijo que todos los grandes nobles me odian?

—Tú sabes lo que quiero decir.

—Mi padre suele decirme que cuando quiera demostrar algo lo hiciese con hechos y no con palabras, daré lo mejor de mi como la Vandergate que soy, les mostrare a mi tripulación y a los nobles que soy mejor que mi hermano.

—Y yo estaré ahí para apoyarte al igual que Wayne, aunque él siempre se quede atrás con los papeles.

—Ja, ja, ja.

—¿Y ahora qué? ¿Enfrentaremos al Señor Arthur?

—Aún no, estará enojado por ahí y no dejará que lo veamos en ese estado, zanjar los asuntos con él en el banquete, por ahora vamos a ver los registros.

—Entendido, capitana.

Y así, cada quien continuó en sus asuntos hasta que la noche cayó, en la plaza de la villa se preparó un estrado para las diferentes presentaciones que se harían, de igual forma se establecieron diferentes puestos de comida, era todo un banquete aquello. Los músicos junto con las bailarinas empezaron a animar la noche, podías escuchar las risas de las personas por toda la villa, los niños jugaban y mientras que los jóvenes buscaban a alguien para cortejar.

En eso el evento principal dio lugar, los lugareños se apresuraron para tomar los mejores lugares dentro de la plaza, dentro ellos estaba Mary quien guiaba a los hermanos y a Derrick hasta los asientos reservados para los ganadores de la competencia.

De repente, en el estrado que había en el centro de la plaza empezó a ver movimiento. Un presentador apareció en el escenario y, dirigiéndose al público, recitó:

—Damas y caballeros, bienvenidos sean todos al festival anual. Hoy seremos testigos de la grandeza del linaje real y de cómo el valor de un solo hombre trajo armonía y paz a este mundo. Observen con atención esta obra de teatro y tomen nota de sus enseñanzas para nosotros, sus descendientes. Que les sirva de inspiración para buscar siempre la justicia en sus corazones.

—Es muy bueno —afirmó Derrick.

—Sí, practicaron muy duro durante todo el año, Señor Arthur es muy fanático de la realeza —explicó Mary.

—Hablando del Señor Arthur ¿dónde está? ¿No se suponía que estaríamos con él y Lady. Violet? —preguntó Jayden, algo decepcionado, quería inquirir más sobre la vida de la familia Vandergate.

—Ellos están en aquel balcón, me dijeron que había un cambio de planes —respondió Mary señalando el edificio que estaba detrás de ellos.

La familia Demot fijó su mirada en aquel balcón, en especial a Lady. Violet.

—Probablemente, el Señor Arthur sigue enojado con nosotros —agregó Max.

—Es lo más probable —comentó Mary apenada por la actitud de aquel que dirige la villa.

—Violet Vandergate, pertenece a una familia de los trece Ducados: Los Vandergate, es una de las familias piratas más conocidas del mundo —añadió Derrick—. Es un honor estar tan cerca de alguien tan famoso.

—Si que lo es —concluyó Mary.

En el estrado, la representación continuaba, con la voz del narrador resonando entre el público:

—Hace más de mil años, cuando el ser humano apenas tomaba relevancia en este vasto mundo dominado por bestias salvajes, Los Antiguos, las bestias más temibles de todos los tiempos, se disputaban los dominios de la tierra. En estas feroces batallas, la tierra y todo ser viviente se vieron afectados y, como resultado, el agua, el vital líquido para la vida, empezó a escasear, haciendo más difícil la existencia de todo ser vivo. Pero, antes de que llegase el fin del mundo, un Antiguo quiso evitarlo…

Calló, y un actor tomó el relevo:

—¿Podremos nosotros, los seres más poderosos del planeta, morir en estas batallas y con ello destruir la tierra misma?

—Al escuchar esta pregunta los demás Antiguos respondieron… —prosiguió el narrador, continuando la historia.

—¡Jamás! Pero ¿quién de nosotros ha de ser el cabecilla sobre todos los demás? Con el paso del tiempo, la misma disputa volverá —continuó el actor.

—A lo que el Antiguo que alzó la voz en primer lugar respondió… —Prosiguió el narrador.

—Escojamos una raza de entre los seres vivientes, y que cada quién la apoye a su manera. La raza vencedora le dará a su dueño el derecho de gobernar sobre los demás. Que sea su sabiduría lo que les de la victoria y no su poder para destruir.

—Ante esto, todos Los Antiguos alzaron la voz en aprobación.

Y el narrador tomó el relevo una vez más:

—Fue en este momento, cuando Los Antiguos pusieron su atención en los seres humanos, capaces de pelear y de razonar, ellos fueron los escogidos para terminar la batalla, que Los Antiguos habían empezado y decidir de esa manera quien sería el gobernante sobre ellos. Al escuchar esto, los seres humanos en un acto de valor se rehusaron a pelear. Los Antiguos, enardecidos de cólera, se dispusieron a exterminarlos, pero el Antiguo, el que había sugerido la idea, volvió a alzar la voz y dijo…

—No los exterminemos, porque han demostrado un gran valor.

—Entonces ¿deberíamos continuar luchando hasta que muramos? —preguntó un segundo actor, en el papel de otro antiguo.

—¡No! Los humanos pelearán nuestras batallas.

—¿Cómo harás para que luchen entre ellos?

—Les otorgamos poder y el poder los corromperá de la misma manera que nos corrompió a nosotros y tendrán que pelear.

—Una vez más todos Los Antiguos alzaron la voz en aprobación. Y así, de esta manera, Los Antiguos se acercaron nuevamente a los seres humanos y les dijeron… —explicó el narrador.

—Por el valor que nos mostraron al oponerse a nuestras órdenes, los seres más poderosos de la tierra, nosotros le concederemos dos dones, úsalos tal y como mandan sus corazones.

—De esa forma, los humanos fueron engañados y empezaron a usar sus nuevos dones. El primero permitía que ciertos humanos fueran capaces de realizar alianzas con las bestias, capacitando al humano con las mismas habilidades que la bestia tenía. Los que poseían ese don llevaban un tatuaje en el dorso de su mano derecha. El segundo don permitía a su usuario crear todo tipo de armas, siendo su imaginación el límite, y, como señal de poseer este don, un tatuaje aparecía en el dorso de su mano izquierda. Y tal como el Antiguo predijo, estos dones hicieron a los humanos poderosos y los corrompieron, llevándolos a la guerra.

Más de cien años de guerra llevaron al ser humano al borde de la extinción y fue en ese momento cuando nuestro salvador, Aldrich Ludwig, unificó a los Mittels, personas sin dones, poniendo alto a una guerra sin sentido y trayendo consigo un periodo de paz y prosperidad para el ser humano. Y aunque es una paz tan fácil de cortar, el linaje real procedente del mismísimo gran héroe, ¡Aldrich Ludwig!, ese mismísimo linaje, sigue manteniendo la paz hasta el día de hoy, previendo cualquier represalia de Los Antiguos y disipando toda confrontación entre las personas con dones. Por eso proclamamos: ¡Larga vida al rey!

En su sabiduría, Aldrich Ludwig utilizó a los seres humanos con el don de formar alianzas con las bestias para conseguir terrenos y Ceiba, para sustituir el agua que escasea hasta el día de hoy, y a los seres humanos capaces de crear armas les ordenó construir ciudades para vivir en ellas y centrarse en la mejora de la ciencia. De esa forma a los seres humanos con el tatuaje en el dorso de la mano derecha se les llegó a conocer como cazadores, y los seres humanos con el tatuaje en el dorso de su mano izquierda se auto proclamaron…

—¡Piratas! —exclamaron al unísono Max, Jayden y Derrick.

Y el narrador terminó:

—He aquí la historia de nuestros antepasados, que el valor mostrado por todos los Reyes para mantener la paz esté siempre en sus corazones. —La multitud aplaude— Y ahora, mis queridos amigos, que continúe la fiesta.

El banquete tuvo lugar y debido al gran trabajo que llevaba servir un jabalí rey, Jayden y Max decidieron ayudar a Mary a servir la comida mientras que su padre intentaba vender sus baratijas a los transeúntes, el ambiente festivo que se vivía impedía a los lugareños escuchar la fuerte discusión que se daba en el balcón una vez finalizado la obra, primero Violet le reclamó el repentino cambio de planes de parte del Señor Arthur, después lo que sucedió a su tripulación y como le ofreció ceiba fermentada sabiendo que no podían consumirlo, a lo que el Señor Arthur respondió:

—No veo ningún mal en mis acciones, estamos en una fiesta y usted y su tripulación son mis invitados, solo quería ser cordial con ellos —replicó antes las acusaciones de Violet—.

—¿Ofreciendo ceiba fermentada? —Respondió Violet de manera irónica.

—Es una fiesta, no es necesario ser tan cuadrados.

—Cuidado con la forma que responde el Señor Arthur, está ante la presencia de la hija de un Duque —reclamó Lisa con enojo.

—Hija de un Duque o no, Lady. Violet está aquí como capitana de una flota categoría dos ¿no es así? Bajo el protocolo yo tengo mayor autoridad aquí.

—¿Cómo se atreve? —exclamó Lisa mientras creaba una lanza que apuntó hacia la garganta del Señor Arthur con la intención de matarlo.

—¡Lisa detente! —Gritó Violet— Señor Arthur está en lo correcto, yo fui invitada aquí no como miembro del Ducado sino como capitana, aunque le recuerdo Señor Arthur que está prohibido cualquier bebida fermentada durante el servicio, por lo que le pido que tenga más cuidado con sus acciones hacia mi tripulación.

—Tendré más cuidado, ahora por favor, podría decirle a su subordinada que quite su lanza de mi garganta así yo podría indicarles a mis guardias que no apunten sus armas hacia usted. —Exclamó preocupado por su bienestar.

—Lisa deshaz tu arma, regresemos a la nave, ya no tengo ánimos para celebrar.

—Sí.

Lisa deshizo la lanza y el Señor Arthur cayó de espaldas al suelo, estaba bañado de sudor, aun podía sentir el filo de la lanza rozar su garganta, Violet y Lisa dejaron el Balcón antes unos guardias que si bien habían empuñado sus armas contra Violet no supieron cómo reaccionar ante tal escena, habían actuado sin pensarlo, de hecho, estaban temblando cuando Violet y Lisa caminaron entre ellos cuando se marchaban del lugar.

—Déjenme solo —exclamó el Señor Arthur, pero los guardias no se movieron— ¡que me dejen solo!

Por fin los guardias reaccionaron y salieron de ahí, una vez que todos se fueron; el Señor Arthur exclamó:

—¡Bardock! ¡Bardock!

En eso una sombra apareció ante él, en cuanto lo vio le dijo:

—He hecho todo lo que me pediste, acaba con ella de una vez.

—Todo se hará conforme el destino nos lo indique.

—¿Y cuándo será eso sí se puede saber?

Sin embargo, el Señor Arthur no obtuvo ninguna respuesta de la sombra y de la misma forma en que llegó se marchó.