Sinopsis temporal: Un joven realiza una encuesta en línea sobre el universo Marvel, sin imaginar que su vida cambiará drásticamente. De repente, se encuentra atrapado en el cuerpo de Ikaris, un Eterno en el año 5000 a.C. _______________________________________________ La imagen de la portada no me pertenece. No soy dueño de ninguno de los personajes, excepto los OC creados por mí. (Actualización de capítulos poco estable. Básicamente, cuando me apetezca y tenga tiempo) Historia de ritmo lento. Tags: MCU-AU. MarvelComics, Action, reincarnation, no-harem. Advertencia: Puede tener diferentes Intereses Amorosos durante la historia, pero solo tendrá una pareja.
Esta es mi primera vez escribiendo, así que agradecería tus comentarios y sugerencias. Por favor, si notas algún error, no dudes en señalarlo.
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[5.000 a.C.]
En el vasto y silencioso espacio, una nave triangular se deslizaba con majestuosidad inquietante. A medida que avanzaba sin esfuerzo a través del abismo estelar, su superficie, una amalgama de tonos negros y verdes, relucía bajo la luz del sol. Símbolos enigmáticos de color dorado adornaban su casco, destellando ocasionalmente como si estuvieran vivos.
Dentro de la nave, en una gran sala, diez figuras sentadas se reunían alrededor de una majestuosa estatua.
La estatua representaba a Arishem, Celestial Supremo y creador de los Eternos.
De repente, de la mano de la estatua brotaron cuatro corrientes de energía que se combinaron rápidamente para formar un pequeño orbe dorado. Una vez formado, el orbe descendió lentamente en dirección a una de las diez figuras sentadas en el suelo alrededor de la estatua y se fusionó con ella.
Abriendo los ojos de golpe con un breve destello de luz dorada, la figura pronunció. -"Ha llegado el momento"
Poco después, el resto de figuras sentadas en el suelo, como si estuvieran conectadas por una fuerza invisible, abrieron los ojos y se pusieron de pie. Cada uno de ellos, de manera casi coreografiada, se dirigió hacia un símbolo dorado tallado en la pared, donde hilos dorados de energía cósmica se tejieron a su alrededor, formando una armadura.
Una de las figuras, un hombre alto y musculoso con cabello castaño y ojos azules como el cielo, se acercó a una ventana en la pared desde donde se podía observar la Tierra. Mientras contemplaba la esfera azul absorto en sus pensamientos, otra figura, una mujer de cabello negro y ojos esmeralda, se acercó a su lado, compartiendo la mirada hacia el planeta.
El silencio se prolongó durante varios segundos, hasta que finalmente la mujer apartó la mirada del planeta y se dirigió al hombre a su lado. -"Es preciosa, ¿verdad?"
El hombre, aún perdido en sus pensamientos, simplemente asintió a sus palabras y desvió la mirada del planeta, posándola en su propio reflejo.
La mujer, notando la expresión perdida en el rostro del hombre, colocó una de sus manos en su hombro con preocupación y le preguntó: - "¿Estás bien?"
Finalmente, el hombre apartó la mirada del cristal y se centró en la mujer a su lado, respondiendo con una pequeña sonrisa tranquilizadora. -"Estoy bien, gracias"
Dejando escapar un suspiro de alivio, la mujer también sonrió mientras se presentaba. -"Soy Sersi"
El hombre asintió y se presentó también. -"Yo Ikaris"
Mientras se sonreían el uno al otro, la voz autoritaria de una mujer llegó a sus oídos. -"Acercaros"
Los ahora conocidos como Ikaris y Sersi, intercambiaron una última sonrisa antes de dirigirse hacia la mujer en el centro de la habitación. Tenía el pelo castaño, y ojos oscuros, vestida con una armadura azul y dorada, y un casco del mismo color que adornaba su cabeza.
Rápidamente, las nueve figuras se situaron a su alrededor, dejándola en el centro.
"Soy Ajak, seré vuestra líder durante está misión. Arishem nos ha encomendado dos misiones. La primera es proteger el surgimiento de la civilización de los Desviantes. Y la segunda es acabar con todos los Desviantes en el planeta". -Explicó la Eterna conocida como Ajak, mientras aparecía una réplica exacta de la Tierra hecha de energía cósmica.
Mientras Ajak continuaba explicando la misión, así como los roles de cada uno de los Eternos, Ikaris una vez más se encontró sumido en un torbellino de pensamientos. La fusión de recuerdos, entre su vida como un humano en la Tierra y su existencia como un Eterno en Olympia, se entrelazaron en su mente, creando un tapiz complejo de experiencias y emociones. El flujo abrumador de memorias se había vuelto constante desde que había despertado en este nuevo cuerpo y mundo desconocido.
Sus pensamientos lo llevaron a un recuerdo peculiar: una tonta encuesta en un ordenador sobre universos ficticios, con preguntas absurdas como a qué mundo te gustaría viajar, qué personaje te gustaría ser, e incluso si tuvieras un deseo, cuál sería. La encuesta había sido una distracción inofensiva en ese momento, un breve escape de la rutina monótona de la vida diaria.
Ahora, con la realidad tan alterada, esos recuerdos parecían extraños y lejanos.
Cerrando los ojos por un momento, Ikaris trató de encontrar claridad en medio de la confusión que experimentaba. No fue hasta que la voz de Ajak lo llamó que volvió al presente.
"Ikaris, ¿estás escuchando?". -Inquirió Ajak.
Ikaris parpadeó, reuniendo sus pensamientos dispersos y asintiendo inconscientemente.
"Bien". -Dijo Ajak con una mirada de aprobación y luego continuó con la planificación detallada de la misión. Varios minutos después, Ajak finalizó su explicación y sonrió con cariño a los Eternos.
"Está bien, mientras llegamos al planeta, podéis presentaros y conoceros entre vosotros. Estoy segura de que lo estáis deseando"
Ikaris se quedó de pie, con los brazos cruzados, perdido en sus pensamientos, mientras observaba cómo los demás Eternos se presentaban entre ellos. El tiempo pasaba lentamente mientras seguía sumido en una reflexión profunda, tratando de lidiar con la complejidad de su situación.
No fue hasta que Ajak llamó su nombre varias veces que finalmente se dio cuenta de su entorno. La voz de Ajak lo sacó de su ensimismamiento, y cuando se volvió hacia ella, la encontró mirándolo con preocupación en los ojos.
"Ikaris, ¿te encuentras bien?". -Preguntó Ajak con voz suave, apoyando su mano en el hombro de Ikaris.
A diferencia de los demás Eternos, Ikaris notó un atisbo de familiaridad en la mirada de Ajak, como si se conocieran desde antes. Pero sus recuerdos fusionados y sus pensamientos tumultuosos habían creado un enigma en su mente, haciéndolo sentir como si estuviera atrapado en un laberinto de incertidumbre.
Finalmente, con una voz tranquila y forzando una pequeña sonrisa, Ikaris respondió. "Sí, estoy bien, Ajak. Es solo que todo esto es tan... confuso".
Ajak asintió con comprensión, y continuaron la conversación en medio de ese vasto y silencioso espacio. Aunque Ikaris seguía sintiéndose abrumado, la presencia de Ajak le brindaba cierta comodidad y un atisbo de familiaridad en medio de toda la confusión.
"Necesito un poco de tiempo a solas". -Respondió Ikaris, mientras se daba la vuelta para contemplar el infinito y oscuro espacio a través de la ventana.
"Lo que necesites, Ikaris. Pero no tardes, cuando lleguemos al planeta, necesitarán a alguien que los lidere en las batallas, y es mejor estar familiarizado con el resto de antemano". -Aconsejo Ajak con un tono de apoyo.
Ikaris asintió y dio un paso hacia adelante. De repente, su cuerpo comenzó a elevarse del suelo de la nave, y atravesó la supuesta ventana, que era en realidad un campo de energía. Salió al espacio vacío, donde no parecía verse afectado por la falta de presión y la ausencia de aire.
Se desplazó sin esfuerzo hacia el techo de la nave y se quedó sentado con las piernas cruzadas, flotando en medio de la inmensidad del cosmos. Los destellos de estrellas y la vastedad del espacio le rodeaban, creando un escenario hipnotizante. A pesar de la aparente soledad del espacio exterior, Ikaris se sintió en paz.
Mientras se sentaba allí, con la mirada fija en el horizonte estelar, comenzó a concentrarse en ordenar sus pensamientos. Sus recuerdos aún confusos comenzaron a encajar lentamente en su mente.
"Así que he transmigrado, ¿eh?". -Murmuró Ikaris para sí mismo, aunque sus palabras se perdieron en el vacío silencioso del espacio.
Mientras Ikaris continuaba su reflexión en medio del espacio, comprendió que sus recuerdos de la Tierra eran vagos y distantes. Como si alguien hubiera intervenido en su mente, borrando cuidadosamente las conexiones emocionales que lo unían a seres queridos o amigos cercanos.
Las imágenes de personas a las que había amado o conocido en su vida en la Tierra se habían desvanecido, dejando solo un vacío en su memoria.
La pérdida de vínculos emocionales le resultó inquietante y desconcertante. No podía evitar sentir que algo, o alguien, había manipulado sus recuerdos para desconectarlo de su vida pasada en la Tierra.
Ikaris dejó escapar un suspiro para liberar algo de la tensión que sentía. Luego, despejó su mente y se concentró en el vasto espacio que lo rodeaba, un espacio silencioso e inmenso lleno de estrellas que parpadeaban como diamantes en la negrura del cosmos.
Sintió cómo la energía cósmica fluía a través de su ser, desde la cabeza hasta los pies. Era una sensación extraordinaria, una conexión única con el universo que lo rodeaba. A pesar de que todo le resultaba extraño, una parte de él también lo encontraba sorprendentemente familiar.
Mientras Ikaris se perdía en sus pensamientos y en el inmenso vacío del espacio, la nave triangular continuaba su avance hacia su destino.