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Capitulo 11 'Convicciones notables"

Antes de pisar el suelo, de aquel desconocido terreno, una sensación muy extraña envolvió a Helena mientras observaba la figura atlética de su excompañero enmarcada en la puerta.

El propietario de la casa la miraba con una sonrisa arrogante que curvaba sus labios, sus ojos brillaban con picardía, y su postura erguida irradiaba seguridad en sí mismo. Su atuendo deportivo azul eléctrico resaltaba sus músculos definidos, creando una imagen llamativa que contrastaba con una elegancia casual desmesurada.

Helena rodó los ojos con una mueca de desaprobación 'Siempre queriendo llamar la atención', pensó ella, mientras desabrochaba el cinturón de seguridad.

En eso, su mirada se posó en su lazo cósmico, brillando de manera descomunal, y de pronto, dirigió su atención hacia la mano del futbolista y una oleada de certeza la recorrió: cuando están cerca, sus lazos cósmicos emiten una luz similar, como si respondieran a sus presencias.

—Mira que chistoso. Tu marca está brillando. ¿Por qué hace eso?

—Quien sabe…pero oye, gracias por traerme—contestó ella escondiendo la luz de su mano y bajo de la camioneta.

—Déjame ayudarte a desempacar—insistió su hermano.

—No, ya sabes que él…— sus palabras se ahogaron en su garganta, al escuchar una presencia detrás de ella.

—Buenos días. Si quieres, puedo ayudarte con las maletas—ofreció Jensen, uniéndose al grupo rápidamente.

—No, gracias. Mi hermano me ayudará—afirmó ella, dándole la espalda.

—Vaya, parece que alguien se levantó con el pie izquierdo—comentó el joven de pelo ondulado oscuro, arqueando una ceja con picardía.

—Lo siento, pero a decir verdad, no soporto la idea de vivir con un desconocido durante cuatro años—explicó ella mientras entregaba las maletas a su hermano.

—Bueno, si estamos hablando de verdades, tampoco soporto ver a tu hermano en mi casa—respondió el chico con franqueza, cruzando los brazos.

—Cielos, ¿me estás corriendo?—habló el moreno, acercándose con molestia en su voz.

—No, pero si tú así lo piensas, está bien, a ver, trae para acá—respondió Jensen, buscando sostener las maletas, pero Matt las retenía fuertemente con sus manos—¡Wow! y yo pensé que esos brazos flacuchos no podían alzar ni una piedra.

—¿Qué dices, Villenzo?—replicó Matt, con el rostro enfurecido, encarando al futbolista.

—Basta, deténganse los dos —Helena alzó la voz, notando la creciente tensión entre los dos chicos—Matt, ya hiciste bastante con traer mis maletas hasta acá. Te lo agradezco, pero es mejor que te vayas.

—Helena, es imposible que te deje sola con este idiota mal de la cabeza—replicó su hermano.

—Vuelve a llamarme así y te saco a patadas de aquí, además solo fue un pequeño golpe, siempre estuve bien, idiota—respondió Jensen, señalándolo con una mirada asesina.

—De seguro un pequeño golpe te llevo al hospital, pero claro, viniendo de ti suena creíble, pues eres igual de frágil que una mujer.

―Tú, cabrón, ya verás—espetó Jensen, avanzando con furia, pero Helena se interpuso entre ambos, levantando una mano en señal de detención.

—¡Basta ya!— respiró hondo, antes de continuar—Matt, por favor, deja mis maletas y retírate a casa ahora mismo—Su tono era firme, pero contenía una pizca de súplica.

—Solo porque tú me lo pides, Helena—respondió. Luego, dirigiéndose a Jensen, continuó—¡Y tú Villenzo! no te perdonaré si sigues jugando al galán con mi hermana ¿Oíste?

—¿Qué?—gritó Helena al aire.

—Pero ¿de qué hablas? —exclamó el futbolista, con la cara encendida— ¿Sabes que ella me besó para sellar nuestro pacto?

—Ya cállate, por favor, y ya no digas nada—susurró Helena, mirando a Jensen mientras se tapaba la cara enrojecida con las manos.

—Helena, ¿de qué está hablando? De qué pacto habla—preguntó confundido su hermano.

—No es nada. Está loco. Vamos, ya es hora de que te vayas—respondió nerviosa, empujándolo hacia la camioneta con suavidad.

— ¿Se besaron? espera, ¿tú lo amas?

—¡No, claro que no! ya te dije que no pasó nada. ¡Ahora sube a la camioneta antes que te conviertas en una estatua de sal! —exclamó tratando de distender el ambiente antes de que la situación se volviera aún más incómoda.

—Bueno—dijo Matt, aún mirando con enojo al futbolista mientras subía a la camioneta, después desvió su mirada hacia su hermana—me marcas por cualquier locura de este idiota, ¿entendiste?

—Sí, Matt y gracias por…

—Sé que las despedidas son muy tristes, pero vamos Helena, te enseñaré la casa lo más rápido que pueda porque tengo una reunión en media hora y es imposible que falte—dijo Jensen detrás de ellos.

—¡Es cierto que el chico anabólico siempre está ocupado con tonterías! —añadió su hermano, con un tono de burla, mientras encendía la camioneta.

—¿Qué dijiste?

—¡Adiós imbécil!—concluyó Matt, alejándose en el auto y partiendo por donde había venido.

— ¡Tu hermano, si que es un fastidio!— exclamó Jensen con evidente molestia, llevando su mirada hacia Helena—Pero él no fue quien empezó todo esto, ¿verdad?

—Ah, tienes razón. La verdad me excedí un poco al inicio…lo siento—dijo ella, bajando la cabeza y sintiéndose un poco avergonzada por sus palabras que desencadenaron toda una pelea. 'Si hubiera permitido que me ayudara con las maletas desde un inicio, nada de esto habría pasado' reflexionó mientras lamentaba el curso de los acontecimientos.

—Si bueno, me imagino que estás en esos días, por eso tus cambios abruptos de humor—dejó salir él con facilidad.

—!¿Qué?¡ ¡pero tú qué sabes de eso!

—Vivía con tres hermanas, sé más de lo que crees. Ven, vamos—terminó diciendo, mientras tomaba las maletas de Helena encaminándolas hacia su casa.

La morena se quedó perpleja por las palabras que salieron de su pareja cósmica, esa franqueza que lo caracterizaba, en muchas ocasiones la exasperaba, pero al mismo tiempo la cautivaba. Además, en gran parte de lo que decía, tenía razón, toda la razón...

Y eso siempre había sido así, desde que eran unos niños.