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"~Haaa~ ~Haaa~ E-eso fue..."
Maia estaba recostada sobre el pecho de Alexander, respiraba caliente y pesadamente tratando de calmar un poco su alterado cuerpo por todo lo sorprendente que había hecho hace sólo unos momentos...
Estaba dejándole su peso corporal sin restricciones a Alexander, y aplastando sus suaves senos en su cuerpo, mientras se encontraban en el suelo del baño, al lado del estanque con agua.
"Vaya... nunca pensé que Maia-san era este tipo de persona."
Alexander dijo en broma, y Maia se sonrojó para después morder ligeramente el pecho de Alexander.
"¡Ay ay ay! Está bien, esta bien jajaja"
Alexander se retorció y le siguió un poco el juego a Maia como si de verdad le doliera esto, sólo para terminar riéndose.
Alexander tomó a Maia por las caderas, y la subió directamente encima de sí mismo, mientras sólo la miraba en silencio.
Y Maia hacía lo mismo.
.......
Alexander pensaba en que dirían sus Esposas al notar esto, y en Maia, ya que a diferencia del Anime, donde no se mostraba nada de su vida personal, aquí era más realista, completamente.
Maia tenía una vida propia como la dirigente de la Cuarta Fortaleza, y tenía sus gustos y sus disgustos.
...
Maia miraba a Alexander, y tenía que admitir que su rostro y su largo cabello carmesí, junto a esos ojos azules Índigos, llegaban a lo más profundo de su ser.
Ella sabía que Alexander era una persona muy especial, ella lo sabía, pero esto no quitaba que Alexander hubiera sido para ella como la pieza que encajaba en su vida.
Maia lo sabía, ella había estado en varios combates, ella había sido añorada por muchos hombres, incluso dentro de este Mundo, y no faltaban los apuestos, los nobles o incluso los más masculinos, pero nadie había podido agitar su cuerpo y su alma como este hombre.
También podía entender como es que Alicia, una persona que a su parecer era muy seria, o Prim, que era literalmente lo contrario, o incluso Kaguya, que sólo habituaba a estar entre los muros de su ciudad, seguían a Alexander.
...
Maia: "¡Bien, lo he decidido!"
Ella dijo enérgicamente y le sonrió a Alexander.
Alexander: "Oh, y ¿qué has decidido?"
Maia le sonrió a Alexander como si fuera una gata traviesa.
Maia: "¡Seré tu Esposa, y te seguiré en tu viaje!"
Alexander no pudo evitar reír un poco, al ver el estado de ánimo tan alegre de Maia.
Alexander: "Maia..."
Entonces él la miró con una cara muy suave.
Alexander: "A partir de este momento... ¿estás dispuesta a ser mi mujer, y permitir convertirme en tu hombre?"
Maia: "Sería un honor, Alex-sama."
Maia no sabía de qué se trataba esto, pero de igual forma respondió con sinceridad.
Alexander sonrió y entonces abrazó un poco más hacia sí mismo a Maia, le dió un pequeño beso en los labios y dijo:
"Entonces..."
Creación Minúscula.
Ley del ???.
Levantó su mano derecha mientras rápidamente se creaba un artefacto en ella.
Maia miró sorprendida lo que pasaba, pero sólo esperaba y miraba con ilusión este momento, y que parecía más mágico que incluso la Magia realizada por los magos que conocía.
Alexander creó un anillo exactamente parecido al de todas sus Esposas, con diseños muy únicos y estructuras muy detalladas que lo hacían simple, pero digno sólo de la realeza.
Maia miró este anillo que flotó un poco en la mano de Alexander, hasta que él lo tomó, y entonces le sonrió a Maia.
Alexander: "Ésta es la prueba de que eres mi mujer."
Maia: "..."
Ella sólo se quedó sin palabras, y aturdida sin saber que decir, hasta que pudo exprimir:
"Pero... ¿está seguro, Alex-sama...? Desperdiciar un objeto así en mí..."
Ella de pronto puso una expresión complicada, y las lágrimas se cargaron en sus ojos.
Alexander no esperaba este tipo de reacción, y aunque sintió duda por esto, se dedicó a otra cosa.
Alexander: "Maia."
Ella lo miró.
Alexander también la miró serio antes de continuar:
"No permitiré que alguien hable así de mi mujer, aunque sea ella misma, tu eres una gran mujer, una perfecta mujer, y sería mi suerte el tenerte a mi lado, para siempre."
Maia: "Alex-sama..."
Ella jadeó mirando la cara de Alexander.
Alexander sonrió y tomó su mano izquierda, luego su dedo anular, y cariñosamente puso el anillo allí.
El anillo, con detalles rojos como su pelo, encajó perfectamente en el dedo de Maia, luego brilló un poco para que luego...
Maia cerrara los ojos y sintiera como si toda una vida haya estado viviendo en el frío, cuando de pronto una manta cálida y sobreprotectora la cubría.
Ella no sabía si esto era placer, pero Maia de pronto se sintió tan bien que incluso su "Alma" pareció brillar.
Maia: "..."
Maia miró y vió que Alexander la miraba de vuelta con una risa extremadamente mortal para ella, y se había quedado sin palabras.
...
Ella nunca había sido alguien que pudiera tener grandes compromisos, o por lo menos no se imaginaba así, ya que desde muy pequeña... por todo lo oscuro que había sufrido, nunca pensó que pudiera ser completamente feliz.
Nunca pensó que pudiera tener alguien a quien decirle "Marido" alguna vez, alguien de quien pudiera depender.
Nunca pensó que encontraría un hombre digno de sí misma.
Nunca pensó que alguien de una escala tan única como Alexander la aceptaría a ella.
Nunca pensó que podría formar una familia en el futuro, como esas que ella adaptaba a ver cada día con algo de celos...
Pero aquí estaba ella...
Siendo amada por un hombre, por un Dios entre los hombres, que había conocido hace sólo medio día.
Ella nunca creyó en el destino, porque su vida había sido muy difícil, y prácticamente las pesadillas la aterrorizaban todas las noches.
Una huérfana, en este Mundo, robando para comer, defendiéndose del Mundo entero que le había dado su espalda.
No creía en el destino, pero en este momento...
Quería agradecerle a quién sea que fuera el Dios del destino, o el Dios del Brillo, o incluso a Celestine-sama, a quien sea...
Por poner a Alexander en su camino...
Por poner a Alexander en su vida.
...
Alexander vió que la cara de Maia había empezado a cambiar, con diferentes expresiones.
Hasta que al final empezó a sollozar un poco.
*Sniff* *Sniff*
Las lágrimas caían de sus ojos incontrolablemente como si de una lluvia sinuosa se tratase.
*Sniff*
Su nariz estaba algo roja y no podía parar de llorar.
Alexander vió esto y le limpió lo que pudo las lágrimas, para luego abrazarla y con Conexión, confortarla.
...
Después de unos minutos, él notó que ella se quedó dormida, y suspiró un poco ya que realmente no esperaba ocasionar este tipo de escena en este momento, y al parecer Maia tenía varios problemas internos, que por supuesto, el quitaría uno por uno.
La posicionó acostada en el suelo, y se sorprendió un poco con el agarre tan fuerte con el que ella sostenía su mano.
Alexander sólo sonrió y con Creación Minúscula, hizo una sábana para que la cubriera, mientras se quedaba a su lado.
Alexander: "Ella realmente tuvo una vida dura, ¿eh?"
"..."
Alexander habló un poco alto, como si quisiera que deliberadamente alguien lo escuchara.
"Haaa."
Y sintió un suspiro en la parte de atrás, para ver como Eleonora salía de entre la habitación lateral del baño, con su misma "armadura", y una cara algo complicada.
"... ¿Desde cuando lo sabía, Alex-sama?"
Eleonora preguntó mientras se sentaba en Seiza al lado de Alexander, junto a Maia.
"¿Sabes? ... Mi capacidad de escuchar... es 20 veces mejor que la de un Elfo Oscuro normal..."
"..."
Eleonora que lo escuchó, se sonrojó muy fuertemente.
'Uhhh~ El me escuchó~'
Mientras se retorcía un poco.
"Jejejeje.'
Alexander que vió esta parte de una mujer por lo que sabía, en su mayoría era seria, y estricta, y no pudo evitar reír un poco.
"Alex-sama, no se burle por favor..."
Eleonora puso un puchero al decir esto.
"Está bien, está bien... suspiro."
Alexander se encogió de hombros y luego miro hacia Maia, para suspirar un poco y pasar su mano por su cabeza.
...
Pasó un tiempo en silencio.
Casi como si la situación anteriormente algo complicada, se acabara de acomodar en su lugar.
Alexander: "Eleonora, antes, si no escuché mal..."
Eleonora: "..."
Ella miró a Alexander con dudas, pero todavía se sonrojó un poco al recordar todo lo que había dicho mientras estaba "satisfaciéndose" a sí misma.
Alexander: "Entonces tu también tienes sentimientos por mí... ¿no?"
Eleonora: "¡!"
Eleonora se sorprendió por lo directo que era Alexander, pero todavía asintió y bajo su cabeza, que parecía un tomate maduro.
Alexander: "La verdad es que también es recíproco, justo como con Maia... yo suelo ser un hombre muy egoísta y... mujeres como ustedes deslumbran mi vida, y no puedo evitarlo, es algo normal, casi siempre sucede demasiado rápido, todavía pienso que me llega a gustar alguien muy rápido, pero de verdad no puedo evitarlo, por esto... ¿tambien quisieras ser mi mujer, al igual que Maia, incluso cuando puedo ser muy celoso e injusto?"
Eleonora alzó su cabeza, y sus ojos brillaron al escuchar a Alexander.
Ella asintió con una sonrisa deslumbrante y como nunca se había sentido en la vida.
Eleonora: "Estaría encantada, Alex-sama."
Alexander vió esto y no pudo evitar suspirar:
"Yo realmente creo que debo ser el hombre más afortunado del Mundo... al tener a dos chicas como tú y Maia, que están dispuestas a ser mis mujeres... por eso, Eleonora, acércate."
Alexander le dijo a Eleonora y ella con su corazón a mil, se levantó un poco y se inclinó hacia Alexander.
*Hmmnhg*
Alexander se inclinó también y compartió su primer beso con Eleonora... con la mano de Maia fuertemente agarrada a la suya.
Eleonora a diferencia de Maia, sí había estado con un hombre antes, por lo que no era completamente inexperimentada en estos temas, pero cuando los labios de Alexander tocaron los suyos...
*¡Boom!*
Eleonora sintió su interior explotar de placer y calidez mientras su Mundo cognitivo se ponía patas arriba, y esto pareció todavía más especial cuando sintió que una parte de Alexander se adentraba en su boca, haciéndole tener escalofríos de puro y casi tangible placer.
Ella naturalmente con conocimiento de la fruta prohibida, se había masturbado una gran cantidad de veces en su vida... pero en este momento, un solo beso de Alexander... le producía una satisfacción celestial que ni siquiera había pensado que podría existir...
Casi como si hubiera descubierto un Mundo nuevo.
Ellos demoraron un rato en el beso, mientras ninguno quería separarse del otro.
Pero en ese momento, cuando todo parecía tan Mágico...
"¡HAA! ¡Te atrapé, Alex-sama~! ¡Levanta las manos!"
Una sombra rosada familiar entró repentinamente en el baño mientras gritaba con diversión.
Y, ¿qué pasó?
Alexander estaba tan sorprendido en este momento que sin siquiera darse cuenta, se había separado de Eleonora, y había levantado las manos, o bueno, su única mano libre, como si fuera un criminal atrapado en el acto.
"..."