Una vez que Hera estuvo de acuerdo con Betty, Betty no perdió tiempo y se puso en acción. Inmediatamente contactó con las empresas que habían enviado propuestas de colaboración y patrocinio, negociando hábilmente para acomodar los «pequeños» cambios y alcanzando un compromiso que satisfacía a ambas partes.
Sorprendentemente, no fue tan difícil. Cuando las empresas se enteraron de que Hera participaría en la carrera internacional como la corredora estrella del equipo nacional, inicialmente se mostraron escépticas.
Sin embargo, Betty no se echó atrás. En su lugar, compartió con confianza el video que había recibido del gerente del equipo nacional, mostrando el potencial de Hera en la pista.
De hecho, Betty estaba más que orgullosa de tener a una artista tan talentosa bajo su gestión. La perspectiva de guiar a Hera hacia mayores alturas la llenaba de un renovado sentido de propósito, alimentando su determinación.
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