Ryuma se despertó de la posada, sintió los rayos del sol tocar su rostro afilado, aunque había dormido debido a los ruidos y ser muy ajeno al escuchar a las personas, solo durmió unas dos horas de forma eficiente pero suficiente para alguien como él.
Se sacó las frazadas y dejó en vista su cuerpo definido por los combates y hazañas extraordinarias para cualquier humano.
Y en su habitación agarró su espada y comenzó a blandir, con movimientos fluidos como un río en movimiento pero fuertes como cascada.
El desde pequeño cuando era entrenador por el dragón dorado y por su propio padre debió seguir un código y camino, de honor y del guerrero respectivamente.
Lo cual llevó a que peleará en cientos de combates innecesarios e incluso eran infantiles pero esos aprendizajes quedaron muy marcados en su ser.
Algunos incluso lo llevaron a un paso de la muerte con diferentes seres y razas con las que había combatido.
Esta vez sería diferente, hoy irá a un torneo de espadachines de renombre y de diferentes razas, dieciséis combatientes pero entre ellos uno se destacó, incluso él no se atrevería a subestimar a Kenji Roronoa, el azote de los demonios.
Envainó su espada en su funda, salió de la posada y fue directo al edificio del torneo, al entrar y ser guiado por los asistentes del creador del torneo, noto a sus rivales pero entre ellos él destacó.
Pelo negro como el suyo qué cortado al ras como el césped en comparación de el que estaba atado firmemente, ojos plateados como acero sin embargo sus auras eran diferentes entre si.
Shimotsuki Ryuma es caballeroso cual paladín, noble como dragón, orgulloso como soldado, un aura de una espada envainada lista para el combate.
Pero este hombre de su misma altura y de edad igual que él, parecía un demonio atado con cadenas y púas qué lo contenían.
Una espada desenvainada lista para cortar todo lo que encontraba en su camino.
Este demonio disfrazado de humano, era patriarca del clan Roronoa, Roronoa Kenji.
Aunque Ryuma lo miró el tiempo suficiente de que alguien parpadeara, este hombre lo miró al instante, y como si fuera un instinto que los advertía, los dos agarraron del mango de sus espadas y sus cuerpos se tensaron como cuerda de arco.
La mirada de Ryuma antes curiosa y analizadora como serpiente mirando a su presa, desapareció como sombra reemplazada por la luz del sol.
Los dos se miraron fijamente, ni siquiera el movimiento más mínimo hicieron ya que si lo hacían, todos lo presentes estarían involucrados, es como si un dragón hubiera a un invasor, un invasor con el aspecto de un demonio de tres cabezas y seis brazos con espadas.
Los demás peleadores, con grandes combates y supervivientes en las situaciones más adversas, sintieron un escalofrío dentro de su ser de que estaban encerrados con dos bestias.
Sin embargo el ambiente casi palpable con la mano, fue interrumpido ya que la organizadora, una mujer humana, de increíble ver, ojos como las hojas de un siempre verde, cabellera dorada como hilos de oro prístino, elegancia y porte igual que el de los altos elfos.
Y una voz tan elegante y hermosa como de arpía pero con hermoso aspecto como cuadro hecho por el mejor pintor de Darromar.
-Muchas gracias por venir. Soy su anfitriona Maeve de ShadowDale, un placer conocerlos a todos ustedes hombres y mujeres que vinieron de tierras muy lejanas.
Mis consejeros me han dicho de realizar un torneo que aumente las relaciones entre ciudades o al menos una alianza amistosa, se enviaron cantar a sus respectivos poderes y he aquí que estamos.
Este torneo es puramente un teatro, pero la verdad sea dicha, si ustedes quieren manchar sus espadas con sangre espero que nadie de sus seres queridos o organizaciones no vengan a molestarme a mi, una simple anfitriona de un teatro.- dijo Maeve dejando claro sus intenciones y su participación en esto.
Sin embargo las palabras de Maeve cayeron en oídos sordos para Ryuma y Kenji, casi todo su ser estaban preparados por si alguno de los dos los atacara, y prestaron muy poca atención y lo único que entendieron es que podían matar a sus rivales.
En el primer grupo estaban: Ryuma de tethyr, Ismael de Elraund, Anya de Krypt y Boris de Everlund.
El segundo grupo será: Kenji de tethyr, Thorin de Mithril Hall, Anya de baldur's gate, y Kai de Menzoberrazan.
Los primeros en combatir fueron Ryuma y Ismael.
Los dos salieron del mismo lugar, ambos tenían miradas serias y ni siquiera se dirigieron la palabra e incluso miradas.
Ni siquiera había un escenario en que luchar, era la tierra misma el lugar de combate, Ryuma notó que la arena estaba rodeada de magos muy mayores que protegían de los ataques desviados o poderes perdidos que dañen al público.
Y en un palco prestigioso protegido y flanqueado estaban los nobles y comerciantes más grandes y con gran poder adquisitivo, y entre ellos estaba Maeve oculta tras un abanico lujoso y caro debido a su aspecto.
Pero los sentidos de Ryuma notaron algo raro, muy leve pero aún permanece en el ambiente, sus pupilas negras y redondas pasaron a ojos de dragón tan brillantes como las estrellas.
Y aun así, todavía percibía algo en el aire pero no sabe qué, y no importará ya que con su espada cortará todo lo que encuentre como siempre.
Al llegar al centro de la arena, Ryuma miró detenidamente a su oponente.
Ismael de Elraund, un espadachín de la tormenta, un hombre alto y delgado, de pelo blanco como perla y ojos azules como el mar qué brillan como relámpagos.
La poca piel que mostraba estaba marcada con cicatrices, tantas líneas delgadas y numerosas como ramas de árboles, con un conjunto de una túnica y armadura que protegía sus signos vitales.
Su arma era una espada larga de color lila con arcos eléctricos qué viajaban a los largo de su cuerpo y de vez en cuando recorren el cuerpo de Ismael.
Ryuma por su parte, pelo negro atado firmemente como lanza, cuerpo musculoso sin un ápice de grasa innecesaria.
Con varias prendas blancas ceñidas a su cuerpo haciendo como gambesón pero lo suficientemente grande para que no entorpeciera sus movimientos.
Lo único de piel que mostraba eran sus callosas manos y los huesos de sus clavículas.
Su espada era una katana larga de color plateado fuerte, su funda de color negro con detalles dorados, esta estaba atada en la zona de la cintura derecha de su cuerpo.
Los dos no se dirigieron unas palabras antes de comenzar, pero Ismael preparó su postura de atacar pero Ryuma no lo hizo.
No era necesario, su combate era como un adulto peleará con un niño con una rama.
Ismael al ver esto se enfureció y sin esperar a que el presentador de el aviso, su espada se iluminó y su cuerpo se cargo de arcos eléctricos, y antes de que alguien pudiera comprender lo que pasaba, ya estaba enfrente de Ryuma.
Pero él incluso con su cuerpo mejorado en velocidad, agilidad y destreza no sabía cómo el hombre enfrente de él había levantado su espada y se había protegido.
Ismael en solo un choque de espadas se dio cuenta que este hombre lo supera de forma masiva en fuerza física, lo cual hizo que usará su magia de forma constante y hacer ataques acelerados.
Pero al quinto intercambio notó también que la velocidad de reacción del asesino de dragones era mucho más terrible que su fuerza.
El solo se defendió de sus ataques e incluso su magia de tempestad no servía para nada, así que solo canalizó su magia en su espada y combatir solo con habilidades con la espada.
El choque de espadas parecían un baile de acero y tormentas, sus músicos eran las chispas y los choques de espada.
Ryuma en ningún momento atacó, solo era el receptor de cada ataque que le daban hacia su persona, pero aun así permanecía como un dragón dormido, noble e imbatible, incluso los pocos arcos eléctricos qué tocaban sus cuerpo desaparecía dentro de su carne pero solo sintió como masajeaban sus músculos.
En otras palabras, él combate durará hasta que Ryuma se canse o se aburra, como una hiena jugando con su presa.
Ismael enojado como orco, furioso como tormenta, canalizó toda su magia de tempestad en su espada.
Más rápido que una saeta o bola de fuego, apareció enfrente de Ryuma y queriendo hacer un ataque en horizontal y sacar las tripas de su oponente como demonio a un humano.
Sin embargo lo que no esperaba que al chocar con la espada de Ryuma, su brazo derecho quedara inutilizable, es como si hubiera golpeado una pared de acero puro con un martillo.
Su mano izquierda se dislocó por la potencia del choque, se arrodilló sobre su pierna izquierda dejando sin defensa su lado izquierdo del cuerpo.
Y cerró los ojos del miedo, pero cuando los abrió y miró a Ryuma, noto que tenía pupilas de dragón, mucho más brillantes que cualquier relámpago o trueno, estos faros de luz lo miraban fijamente.
Y al mirar más abajo, notó la sonrisa de burla de este, Ismael extrañado tuvo una cara de confusión.
Ryuma movió su espada al lado derecho de su cuerpo y quedó en diagonal.
-tu habilidad con la espada no está mal pero dependes demasiado de la magia ¿Cuándo se te acabe, que es lo único que te quedará?- lo miró fijamente Ryuma, como un dragón mirando a un ser inferior a él.
-tu espada es lo único que necesitarás, ella debe ser una extensión de tu cuerpo, tu primera y única compañera de combate, no te abandona en los peores o mejores momentos de tu vida, y te lo demostraré como tu magia es sencilla, tan sencilla como comer o beber.- dijo Ryuma dándole una lección de vida a Ismael.
Ryuma canalizó su magia por completo, y para sorpresa de todos, su magia sin elemento se convirtió en arcos eléctricos.
Parecía un auténtico mago de la tempestad, movió su magia como una extremidad y esta fue hacia su espada plateada.
Su color plateado se volvió lila como el de Ismael, sin embargo él vio cómo el mundo dio vueltas y antes de perder la conciencia vio su cuerpo caer hacia atrás.
El combate había terminado en menos de diez minutos pero para Ismael se sintió horas, pero para Ryuma fueron segundos.
Ryuma ganó con un solo movimiento de ataque, preciso, mortal e indoloro para su contrincante, increíble para el espectador y gente de poder pero terrible para el oponente siguiente.
Sin embargo solo uno tuvo grandes deseos de luchar, su aura peor que la de un demonio apareció, y solo Ryuma vio el aura del usuario, negra y roja.
Aquella que no podían verlo, solo sentía como el calor del lugar había aumentado, como si hubieran forjas gigantescas al lado suyo.
Pero Kenji, no dejó que eso nublara su juicio, por más que quisiera combatir con Ryuma, tenía que esperar su turno, es decir, esperar hasta al final del torneo.
Y cuando Ryuma limpió su espada de la sangre de su oponente de un poderoso balanceo la envainó y fue esperar su siguiente oponente.
Al llegar al lugar de espera, sintió una poderosa mirada y al encontrarla, encontró a Roronoa Kenji mirándolo con una sonrisa salvaje y ojos llenos de ferocidad y deseo de luchar alocadamente.
Y Ryuma solo sonrió, sonrió desafiante con sus pupilas dragón y los ojos plateados de Kenji se volvieron rojos como magma.
Kenji deseoso de pelear con Ryuma, se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y calmó su mente, en solo un instante calmó sus deseos de lucha.
Ya que seguía el camino del guerrero, su mente nunca debería nublarse en cualquier situación, sea adversa o no, esté triste o no, esté al borde de la muerte o no.
Ni siquiera el alcohol pudo hacer mella en su estado más calmado y festivo, ya que siempre debe estar preparado para el combate o defender al indefenso.
Así fue siempre su vida, así fue instruido desde pequeño, así fue adoctrinado por sus maestros y por su propio padre.
Pronto fue el combate de Kenji, apenas se nombro su nombre fue a la arena de batalla.
Su enfrentamiento era con un enano de Mithril Hall, llamado Thorin escudo oscuro.
Un enano robusto y corpulento que parecía esculpido por los mejores artesanos enanos, de frondosa y larga barba, solo la parte superior de su cabeza estaba rapada, tenía una nariz grande y ancha, grandes pómulos y ojos amarillos tan brillantes como lámparas.
Lleva puesto una armadura completa hecha de Mithril, un escudo rectangular de Mithril qué aparenta solo pesar como una pluma y no un pedazo de hierro pesado.
Como arma llevaba una espada corta de Mithril intrincada y hecha finamente.
Pero Ryuma parecía su polo opuesto.
Llevaba puesto prendas hechas de telas negras con detalles rojos.
La zona de su pecho estaba expuesto a la vista simple, mostrando un poco sus abdominales y sus firmes y poderosos pectorales pero a la vez mostraba sus registros de batallas anteriores.
Toda la piel qué mostraba estaba llena de cicatrices, aunque fueron muy bien curadas no destacaba que fueron heridas devastadoras.
Había una lo suficientemente larga del brazo de un niño pequeño.
Su pelo corto como césped de color negro, y sus ojos plateados como acero, su sonrisa llena de ganas de luchar, miraron fijamente a Thorin.
Como arma llevaba una katana de color negro y de funda color rojo sangre, pero esta agarró su tono después de ser manchada con sangre demoníaca por tanto tiempo.
Y cuando el presentador dio el comienzo del combate, por pura casualidad de la vida, el enano levantó su escudo a tiempo, y antes de que pudiera avanzar, sintió un choque poderoso qué lo tiró al suelo.
Cuando se levantó confundido y un poco de dolor, vio que delante suyo estaba Kenji mirándolo de forma salvaje y depredadora, como un león mirando a otro que invadía su territorio.
Y durante el choque él escuchó el chirrido del metal, bajó su escudo y vio algo aterrador en este.
Una gran laceración en su escudo de forma diagonal, y calculando la distancia y forma de ataque, iba directo a su cuello y esa zona estaba desprotegida por su armadura.
Y por instinto levantó su escudo y como antes sintió un choque poderoso y chirrido molesto que incluso molesto al presentador.
Y al fijarse nuevamente, vio como el hombre enfrente de él golpeó con la misma fuerza, anulación y velocidad en el mismo punto de su escudo.
Solo necesitaba un golpe más para cortarlo y solo tenía su espada para defenderse.
Kenji con fuerza explosiva en sus piernas dio un poderoso salto y quedó arriba del enano y vio cómo otra vez se protegía con su escudo, concentró su energía y con velocidad y fuerza cortó el escudo de Mithril con solo tres cortes precisos.
El escudo se partió en dos y el enano agarró su espada con sus dos manos llenas de callos.
-tu espada humano no es mágica ni tampoco tiene minerales poderosos ¿Cómo puede tener tanto filo y sin romperse en el intento?- dijo Thorin suplicando respuestas debido a su estado.
Y antes de que se dieran cuenta, su brazo izquierdo fue cortado de raíz limpiamente y su cuerpo tardó segundos en enviar las respuestas de dolor.
-te lo diré antes de morir Thorin escudo oscuro, el clan Roronoa tiene una habilidad natural en ellos pero es muy difícil de despertar.
Se llama haki o voluntad, en ella tiene tres poderes diferentes pero poderosos, y si tienes los tres serás invencible, lo que use contra tu escudo es haki de armadura.
Su filo y dureza son incluso mejores que cualquier metal, sea de este plano o del averno, y créeme enano, llegue a cortar acero demoníaco como si fuera lodo.- dijo Kenji satisfaciendo la curiosidad del enano.
Thorin al escuchar esto, sintió que todo tenía sentido y solo cerró los ojos y aceptó su destino, poco después su cabeza se separó de su cabeza.
Kenji limpió su espada con su ropa y la envió con agilidad y sin hacer ruido.
Poco después de llegar al área de descanso, se sentó y medito hasta que llegue su próximo combate.
Pero su meditación fue interrumpida y con velocidad bloqueó la espada que lo atacó y sin mirar devolvió el golpe con fiereza.
Los dos quedaron sorprendidos, tanto de la defensa como del ataque, y sin que se dieran cuenta un hilo en sus rostros salió sangre.
-¿Cómo te llamas bastardo?- preguntó Kenji mientras preparaba su espada en cualquier momento.
-Shimotsuki Ryuma ¿y el tuyo?- dijo él mientras se preparaba para el pequeño enfrentamiento.
-Roronoa Kenji- dijo él mientras sonreía locamente por tener un precalentamiento.
-de acuerdo Kenji, pero no nos adelantemos esperemos nuestros turnos, ninguno de los dos perderá en este torneo de novatos.- dijo Ryuma sentándose enfrente de él.
-¡¿jaa?! ¿A quién llamas novato bastardo?- dijo Kenji mientras se preparaba para pelear pero fue detenido por la mano de Ryuma.
-ya puedes dejar de fingir, nadie nos escucha ahora.- dijo con seriedad Ryuma pero veía que la expresión de Kenji no cambiaba pero al menos hablaba serio.
-tu también lo notaste entonces, hay presencia demoníaca en este edificio, un ritual de algún tipo pero no logro saber cual es.- dijo Kenji mirándolo fijamente.
-Entonces eso es lo que sentía y veía.- dijo Ryuma serio pero a la vez sorprendido.
-si… lo sentía cuando me acerque aquí, la presencia demoníaca está presente en todos lados, no se mueve sino que es estático, si fuera un ritual normal sabría dónde estaría pero esto es nuevo.- dijo Kenji poniendo una mano en su barbilla.
-dime azote de demonios ¿estás asustado por esto?- dijo Ryuma preguntándole seriamente.
-Esto es un insulto para mi asesino de dragones. Es un ritual demoníaco extraño pero no muy poderoso, es de rango alto eso sí, pero no hay nada de qué preocuparse, puedo encargarme yo solo si hace falta.- dijo con seguridad y sonriéndole mientras que a la vez pensaba combatir con este demonio de rango alto.
-si es así, entonces solo seguiré meditando y pelearé las correspondientes luchas, no te atrevas a perder porque sino iré por tu cabeza bastardo.- dijo Ryuma mientras se iba.
Mientras tanto en el palco privado de la arena cerrado por paredes e insonorizado por magia, la anfitriona del torneo Maeve, hablaba con un demonio.
-Mi hermosa Maeve, todo va bien, recibimos una sorpresa alegre, esos dos humanos facilitaron la sangre necesaria, solo espero que antes de que mueran, dejen aún más sangre para terminar en poco tiempo el ritual.- dijo Víctor.
Disfrazado de humano hermoso y atlético pero esto es solo una mera ilusión para manipular a Maeve, una noble que vieja de más de cien años, que hizo un pacto con él, o más bien un pacto con pit fiend.
Los pit fiends son demonios de alto rango que habitan en los niveles más bajos del abismo, uno de los planos infernales o de averno.
Son líderes natos y suelen ocupar posiciones de poder en las jerarquías demoníacas.
Sus motivaciones son fáciles de comprender cual niño que quiere algo.
Su ser solo está motivado por el poder y la dominación, es algo innato de un pit fiend, solo busca expandir su influencia y someter a otras criaturas a su voluntad.
Sus tamaños y formas varían unos sobre los otros, eso depende de cada uno de ellos pero usualmente son criaturas enormes y musculosas, con apariencia intimidante y demoníaca. Su piel suele ser de un rojo intenso y brillante como forjas, cuernos curvos como árboles empujados por el viento y alas de murciélagos.
Poseen ojos ardientes que emiten un resplandor infernal y sus garras y dientes afilados como dagas y espadas.
Su armamento suelen ser sus propias garras y dientes qué son más efectivas qué cualquier arma fabricada.
Y si usan armas serían aquellas imbuidas con magia como espadas y mazas.
Pero lo más fuerte de su arsenal son sus poderes mágicos, son maestros de la magia capaces de lanzar poderosos hechizos de cualquier índole e incluso llegar a teletransportarse con un pensamiento.
Sin embargo ahora se comportaba así debido al contrato que hizo con esta mujer, ella prepararía los materiales y el hacia el resto del ritual.
Esto era más allá que una invocación, es un pasaje seguro contra los dioses, dragones y magos de gran poder.
Lleno de ilusiones y falsos recuerdos a Maeve para manipularla fácilmente como niño con un dulce.
Después de cincuenta años, podía estar en Faerún y dominarlo como le plazca, y lo único que necesitaba y sobraba era tiempo, tarde o temprano sería suyo, y no esperaba que dos humanos inferiores le facilitaran el trayecto final.
Maeve ahora estaba perdida por las emociones que sentía, su cuerpo se llenó de excitación cuando sintió los dedos de su amor recorriendo su cuerpo.
Sus manos tocaban cada curva con deseo como capitán en un río serpenteante.
Sus flujos vaginales salían con facilidad de su entrepierna, pero si se viera ahora, parecía una mujer drogada con afrodisíacos.
Esto era una ilusión de gran nivel de Víctor, hoy no tenía ganas de disfrutar de los deseos carnales con Maeve.
Estaba ansioso de que todo salga bien, pero recordó que debía ser paciente, que no debe apresurarse y si se equivocaba un solo paso, apenas salga con todo su poder sería recibido por los magos poderosos de Faerûn en un instante y sabía que había monstruos con forma de humanos y con enormes reservas de magia.
Él vio cada combate con poca atención pero al menos era algo entretenido de ver hasta que llevaban ellos dos.
Cuando sea convocado en todo su esplendor los invitara personalmente a su ejército y conquistará estas tierras con ellos dos como uno de sus generales.
Los combates de ellos eran fascinantes incluso para el que los observaba en el palco privado.
Precisos como mensajero, certeros como elfos con sus flechas, poderosos como dragones e increíbles como magia.
Cada segundo que los veía los quería aún más en sus filas y de un momento a otro, finalmente la final llegó a la vez que último paso del ritual.
El desapareció entre fuegos demoníacos a su hogar de origen.