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Capítulo 1: Alex

Temprano en la mañana el sol se filtraba a través de las cortinas entreabiertas, proyectando rayos dorados en la habitación de Alex. El pitito del reloj despertador en la mesita de noche ya marcaba las 6:40 AM en números rojos intermitentes. Alex, con el cabello revuelto y los ojos aún pesados de sueño, se estiró y apagó la alarma mientras se estibaba con un gran bostezo.

Después de un rápido vistazo al espejo, donde su reflejo de dieciocho años le devolvía una mirada, Alex arregla su cabello y el cuello de su camisa. Vestido con su uniforme escolar, se preparó para otro día en la Academia Santa-Clara, una prestigiosa escuela en el corazón de la ciudad.

Bajando por las escaleras del segundo piso lo primero que lo recibe es el aroma a café recién hecho junto a el olor a huevos fritos que venía de la cocina donde su madre, Jennifer prepara el desayuno.

"¡Buenos días, cariño!", saludó Jennifer con una sonrisa mientras revolvía los huevos en la sartén.

"Buenos días, mamá", respondí y abrace a mi madre, luego ámame serví un vaso de café y tomé asiento en la mesa mientras esperaba su desayuno. 

Para pasar el tiempo muestras esperaba el desayuno decidí encender la televisión en el canal de noticias. 

Al igual que meses atrás una noticia particular siempre es repetitiva. 

(Varios sujetos aún no identificado fue hallado a altas horas de la madrugada sin signos vitales en diferentes lugares de la ciudad, se puede confirmar que no son casos aislados ya que la forma de muerte y el estado de los cadáveres fueron el mismo, la principal causa de muerte fue asfixia mecánica o un corte en la garganta de la victima, después su sangre fue drenada de sus cuerpos, las principales teorías que manejan las autoridades son dos por el momento. 

Los criminales perteneces a alguna secta o son traficantes de sangre. )

"Alex" 

La voz de mi madre con un plato en las manos me devolvió a la realidad. 

"Ah, gracias" le dije mientras apagaba el televisor mientras me disponía a desayunar. 

 

Como siempre solo fuimos dos en la mesa, ya que mi padre Raúl, que trabaja como abogado penal en una firma rara vez estaba en casa durante las mañanas. Jennifer mi madre, una psicoterapeuta, tiene su oficina en la casa, ya que esto le permite pasar más tiempo conmigo. 

Tras el reconfortante desayuno de huevos con salchichas, me despedí de mi madre con un beso en la mejilla y salí de la casa hacia el paradero. El aire fresco de la mañana acarició suavemente mi cara mientras avanzaba con pasos largos por la calle principal del vecindario Robledo, este vecindario tranquilo, poco animado pero lleno de árboles.

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Cuando el autobús se detuvo a unas cuadras de la Universidad Santa-Clara, ya podía verse claramente erguida y majestuosa desde la distancias . Con sus altas torres y sus ventanales ornamentados que parecían salidos de un cuento de hadas, a primera vista esto era lo que daba la bienvenida a todo aquel que se acercar a a la zona. 

Este era el edificio administrativo y la sala de profesores que, con su fachada en mármol e imponentes columnas, era la cara al público de la Universidad Santa-Clara. Al entrar, por el vestíbulo del edificio lo primero que uno se encontraba era un techo alto y brillantes lámparas de luz natural. Las paredes estaban adornadas con retratos y esculturas de antiguos directores y exalumnos ilustres. Cada rincón de la academia respiraba historia y tradición en sus paredes.

Al entrar por los grandes portones de hierro forjado de la entrada, lo primero que encontrarás es un sendero de adoquines naranjas que serpentean través de los jardines y el edificio administrativo. 

Mientras camino por los senderos las hojas secas de los robles centenarios crujen bajo mis pies mientras me dirigía al edificio estudiantil que se encontraba ubicado varios metros más atrás del edificio principal.

Las aulas estaban equipadas con lo último en tecnología educativa, pero conservaban la elegancia de lo clásico. Las pizarras antiguas coexistían con proyectores y parlantes sin entrar en conflicto. 

Cuando entre el primer semestre a la universidad me sorprendió mucho lo genial que era esta universidad, ya había visto antes fotos y videos de la universidad pero como dice el dicho, si nunca has ido a ver algo tu mismo, nunca lo has visto. 

Mientras recordaba mis días de primerizo donde preguntaba direcciones para ir a cualquier lado en la universidad, me dirigió lentamente a uno de los auditorios de la facultad de ingenieria ubicados en el tercer pisó al lado de los baños. 

Hoy tendría una mañana muy desocupada, ya que solo tenía una conferencia sobre lubricantes mecánicos de 7:30 a 9:30 AM y una clase de trigonometría vectorial de 1:00 a 2:30 PM el día de hoy. 

"¿Ey, pudiste hacer todos los ejercicios de trigonometría que dejó la señoritas Rut? "

Sacándome de mis pensamientos vino una palmada en mi hombro y una pregunta descarada. 

"Enserio, literal tuviste 7 días para terminar los 20 ejercicios, ¿ no te dio tiempo? "

"La verdad no... "

*tsk* Chasqueo la lengua y niego en desaprobación. 

"Cuantos ejercicios te faltan pues, te los daré pero tiene que invitar el almuerzo hoy"

" Todos... "

"... "

"... "

"Y todavía lo dices con tanto orgullo... Te daré la tarea pero invitaras el almuerzo el resto de la semana" dije con voz firme y sin lugar a rechazo. 

"Ok, déjamelo a mí, me encargaré de ti el resto de tu vida" dijo Marcos mientras me abrazaba y gritaba en voz alta mientras agita su puño al cielo. 

"Oye deja de hacer el tonto, si a ti no te da vergüenza a mi si" dije en voz baja mientras me alejaba de el antes de acelerar mis pasos y alejarme el, ya que muchas personas nos quedaron viendo con miradas extrañas, por sus palabras poco claras. 

Mientras entraba al auditorio con Marcos no pude evitar negar con mi cabeza, en esta universidad hay muchos que se matan estudiando y este bastardo solo se la pasa jugando videojuegos y no hace las tareas, si no fuera mi mejor amigo ya le habría pateado el tracero al infeliz. 

"Marcos, no quiero sonar como un viejo, pero deberías de dejar los videojuegos y preocuparte más por las tareas" dije mientras nos sentamos al fondo del auditorio. 

"Intento, pero no emitiendo nada" dijo mientras se encogía de hombros con indiferencia. 

"Aquí esta, copia los ejercicios, no los hagas de la misma forma que yo"

"Claro, claro.. "