No Estaba Solo

Ashleigh permaneció en silencio. El mundo a su alrededor se había quedado quieto.

Fiona la miraba, esperando una respuesta.

—¿Cómo... qué... —Ashleigh ni siquiera podía formar una frase.

Fiona se sentó de nuevo en el taburete junto a Ashleigh.

—Entonces, es cierto —suspiró Fiona.

Ashleigh tragó. Había confirmado involuntariamente lo que Fiona solo había sospechado.

—Obviamente, no sé qué pasó realmente —dijo Fiona—. Pero conozco a tu padre desde hace casi treinta años. Él y Cain eran más cercanos de lo que nadie se da cuenta. Puede que no estuvieran de acuerdo en cómo dirigir una manada o en qué nivel de interacción deberíamos tener con los humanos. Pero eran amigos.

Fiona sonrió con tristeza.