El día antes de la boda estuvo lleno de cambios de última hora en menús, flores, o cualquier otra cosa que pudiera necesitar ser cambiada.
Todo fue manejado por Corrine, mientras Ashleigh y Bell tomaban el día para relajarse mientras esperaban la llegada de los lobos de Verano esa noche.
—Entonces, ¿quieres saber algo sobre Fiona? —preguntó Ashleigh.
—No realmente —dijo Bell.
—¿Por qué no?
—Porque estoy bastante segura de que cualquier cosa que me cuentes sobre ella solo añadirá a la ya altísima ansiedad que siento por conocerla.
—¿Y si te digo que es un encanto que absolutamente te adorará? —preguntó Ashleigh.
—Entonces te llamaré una gran embustera porque ya me has dicho que te odia.
—Bueno, pero dije que a ti te amaría, no a mí —corrigió Ashleigh.
—Pero si ella me ama, tendría que amarte a ti porque existimos en el mismo nivel de increíble.
—Eso es muy cierto —se rió Ashleigh—. Entonces, supongo que estás jodida.
—¡Eh! —Bell lanzó una almohada a Ashleigh.
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