Capítulo 11: Cicatrices del Pasado
La noche era fría en el refugio de Aris. Last estaba tumbado en una cama improvisada, sintiendo el dolor de sus heridas y el peso de las palabras del líder de la secta resonando en su mente. La oscuridad que había despertado durante la batalla parecía haberse calmado, pero aún sentía esa presencia acechante, como si Destro aguardara bajo la superficie, listo para surgir en cualquier momento.
Kira, Kael y Alaric lo miraban en silencio, preocupados por su estado.
—¿Crees que estará bien? —susurró Kira, con el ceño fruncido mientras observaba a Last descansar.
Kael cruzó los brazos, pensativo.
—No lo sé, Kira. Algo cambió en él durante esa batalla. Ese poder... es peligroso. —La seriedad en sus ojos revelaba sus dudas sobre el futuro de Last y su relación con Destro.
Alaric, tratando de mantener la calma, intentó cambiar el tema para evitar que las dudas sembraran miedo en el grupo.
—Por ahora, lo importante es que sobrevivimos y logramos detener el ritual… al menos temporalmente —dijo, intentando infundir algo de optimismo—. Necesitamos tiempo para recuperarnos y entender mejor lo que estamos enfrentando.
Un Encuentro Inesperado
Mientras el grupo descansaba, un ruido en el bosque cercano los puso en alerta. Kira, con Aero en silencio, salió a investigar junto a Kael. Cuando se adentraron en la espesura, encontraron a una figura en pie, oculta en la sombra, observándolos con ojos feroces.
—¿Quién está ahí? —preguntó Kira, empuñando su arma mientras Aero se preparaba para cualquier eventualidad.
La figura se adelantó, mostrando un rostro cubierto por una máscara de metal que apenas dejaba ver sus ojos. Su voz era firme y siniestra.
—Así que ustedes son los portadores que la secta menciona. Debo decir que esperaba más —dijo, en tono burlón.
Kael, sin dudarlo, iluminó el área con Lumen, revelando al desconocido. Era un guerrero con armadura oscura, y a su lado había una sombra serpenteante, claramente un Jokai poderoso.
—¿Quién eres? —preguntó Kael, listo para pelear.
El extraño sonrió, como si disfrutara del miedo y la tensión que había creado.
—Mi nombre es Seraph, y soy el portador de Umbra, el Jokai de la sombra. Estoy aquí porque quiero ver de qué están hechos, y si son realmente una amenaza para la secta.
La Batalla de Sombras y Luz
Antes de que el grupo pudiera responder, Seraph atacó. Su Jokai, Umbra, se extendió como una sombra viviente, atrapando a Kael y Kira en un torbellino oscuro. Kael luchaba por mantener la luz de Lumen, pero las sombras de Umbra parecían absorberla, debilitando sus ataques.
Kira, atrapada, gritó en busca de ayuda.
—¡Last, Alaric! ¡Necesitamos refuerzos! —exclamó mientras Aero intentaba liberar las sombras con ráfagas de viento.
Last, escuchando el grito, salió tambaleante, aún débil pero con una determinación feroz. A su lado, Destro parecía resonar con la energía de la batalla, ansioso por liberarse de nuevo.
—Destro… sé que estás ahí. Necesito tu fuerza una vez más —murmuró Last, preparándose para el enfrentamiento.
Con un rugido, Destro se manifestó, y la oscuridad que envolvía a Last parecía rivalizar con la de Seraph. Ambos Jokais se miraron, como si se reconocieran en su naturaleza sombría. Last y Seraph intercambiaron golpes rápidos, cada uno tratando de imponerse sobre la oscuridad del otro.
Seraph sonrió, admirado por la tenacidad de Last.
—Así que tienes un Jokai oscuro también. Esto será interesante. Pero debes saber, chico, que no puedes controlar la oscuridad sin pagar el precio.
Last, sin responder, lanzó un ataque directo, logrando romper la defensa de Seraph y empujarlo hacia atrás. Sin embargo, al mismo tiempo, sintió que la influencia de Destro se intensificaba, tratando de tomar control.
El Rescate Inesperado
Cuando parecía que Last estaba a punto de perderse en su propia oscuridad, una voz nueva rompió la tensión.
—¡Suficiente! ¡Déjenlo! —gritó alguien desde lo alto de un árbol cercano.
Una figura saltó desde las ramas y aterrizó entre Seraph y Last. Era un joven de apariencia tranquila y confiada, con una armadura ligera y un Jokai en forma de dragón de agua.
—Ya basta, Seraph. La secta no tiene nada que hacer aquí —dijo el joven, dirigiéndose al guerrero de las sombras.
Seraph lo miró, con un destello de reconocimiento.
—Aqua… no esperaba verte interviniendo en un asunto como este. Esto no te concierne —respondió, con cierto resentimiento.
El recién llegado, conocido como Aqua, sonrió.
—No se trata solo de ti, Seraph. Se trata de nuestros objetivos. La secta puede ser un mal necesario, pero eso no significa que debamos eliminar a todos los portadores que se crucen en nuestro camino.
La Decisión de Seraph
Seraph, desconcertado por la intervención, frunció el ceño.
—Pero estos son los que quieren detener el avance de la secta. No podemos dejar que vivan.
Aqua se volvió hacia Last y su grupo, evaluándolos con una mirada aguda.
—No soy un aliado de la secta. Mis razones son personales. Pero tampoco estoy aquí para dejar que te lastimen. Si estás dispuesto a enfrentarte a ellos, necesitarás mi ayuda.
Alaric, quien se unió al grupo, agradeció la intervención de Aqua y le estrechó la mano.
—Gracias por tu ayuda. Pero, ¿por qué te importa lo que les pase a estos portadores?
Aqua sonrió, como si ya tuviera una respuesta preparada.
—La secta está buscando algo mucho más grande que nosotros. Y si logran conseguirlo, todos estaremos en peligro, incluyendo a los que apoyan sus planes. —dijo en un tono decidido—. Les guste o no, estamos en el mismo barco.
Kael, algo escéptico, cruzó los brazos.
—¿Y cómo sabemos que podemos confiar en ti? —preguntó.
Aqua lo miró, y su expresión cambió a una más seria.
—No tienen más opción. Si realmente quieren enfrentarse a la secta y sobrevivir, necesitarán mi ayuda.
La Retirada de Seraph
Mientras el grupo discutía, Seraph, sintiendo que había perdido el control de la situación, decidió retirarse.
—Esto no ha terminado —dijo, su voz resonando con desafío—. La secta tiene planes que ustedes no comprenden.
Con un último vistazo a Aqua, quien lo miraba con preocupación, Seraph se dio la vuelta y desapareció entre las sombras del bosque, dejando atrás un aire de incertidumbre. Su salida dejó a Last y el grupo con una nueva preocupación: ¿qué pasaría si Seraph regresaba con más fuerza?
Un Nuevo Comienzo
El grupo decidió aceptar la propuesta de Aqua, sabiendo que sus opciones eran limitadas. Con la ayuda de este nuevo aliado, se adentraron más en el oscuro mundo de los Jokai y los portadores, donde descubrirían secretos mucho más profundos y oscuros de lo que jamás habían imaginado.
Mientras se preparaban para continuar su viaje, Last miró hacia adelante, sintiendo la carga de Destro en su interior. Sabía que, aunque habían encontrado un nuevo aliado, la oscuridad en él continuaba creciendo, y tarde o temprano tendría que enfrentarse a ella.
El segundo arco había comenzado, y el grupo se encontraba en un camino sin retorno.