No es tan fácil de intimidar.

—Hermana Yan, tú puedes ayudarla, ¿verdad? Quiero decir que la ayudarás, ¿verdad? Ella es solo una niña y no merece nada de esto, así que por favor ayuda a esa niña

—¿Por qué haría eso?

—Hermana Yan, sé que estás molesta, yo me disculparé en nombre de Hermana Lisha. Ella creció un poco protegida, y ha estado trabajando en la empresa durante mucho tiempo, por eso tiene una boca descortés y dice lo que se le viene a la mente, me disculparé por lo que dijo antes.

—No es que me niegue a ayudarla por el incidente de antes —cruzó los brazos y se recostó en la silla, con los ojos medio cerrados mientras esas hermosas pestañas se rizaban ligeramente—. Es que no puedo ayudarla incluso si quiero hacerlo.

—¿Pero por qué? —Wang Yufan no estaba dispuesto a rendirse, estaba inconforme. Si algo le sucedía a Au Mei y él no podía ayudarla sabiendo lo que tenía delante, pasaría el resto de su vida sufriendo solo culpa.