El día del lanzamiento de **Rebirth: Dystopian Era** finalmente había llegado. La oficina de **Glitch Games Inc.** estaba llena de emoción y anticipación. Para el equipo, este era el resultado de meses de trabajo duro, largas jornadas y sacrificios. Para **Robert**, era el resultado de sus intentos frustrados por hacer que el juego fracasara. Sin embargo, en su mente, el lanzamiento representaba una última oportunidad: el juego, con todas sus mecánicas complejas y frustrantes, podía ser lo que finalmente hiciera que la empresa perdiera dinero.
La cuenta regresiva para el lanzamiento en las plataformas digitales estaba en marcha. Todos estaban reunidos en la sala de conferencias, observando cómo el contador bajaba de minutos a segundos.
**Carlos**, **Claudio**, **Adrián**, y los demás empleados intercambiaban sonrisas, emocionados por ver la reacción del público. **Robert**, por su parte, estaba sorprendentemente relajado. **"Este es el día"**, pensó. **"Por fin algo saldrá mal. No hay forma de que un juego tan difícil y frustrante tenga éxito."**
Mientras el reloj llegaba a cero, los servidores se activaron y **Rebirth: Dystopian Era** se hizo disponible para miles de jugadores en todo el mundo. La pantalla de la sala de conferencias mostraba el número de descargas en tiempo real, y durante los primeros minutos, la cifra subía lentamente. **Carlos** y **Adrián** estaban tranquilos, sabiendo que el verdadero impacto se vería en las próximas horas.
**Claudio**, que había sido uno de los principales probadores del juego, mantenía su mirada fija en la pantalla, evaluando cada incremento en el número de jugadores. Sabía que la dificultad del juego podría ser un obstáculo para muchos, pero al mismo tiempo, estaba convencido de que **Rebirth** ofrecería una experiencia única para aquellos que estuvieran dispuestos a enfrentarse al desafío.
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A lo largo del día, el equipo revisaba las reseñas iniciales de los jugadores. Las primeras reacciones fueron mixtas: algunos usuarios elogiaban la profundidad del juego, mientras que otros se quejaban de la dificultad extrema y de lo frustrante que podía ser mantener a los supervivientes vivos durante los primeros minutos.
Para **Robert**, las quejas eran música para sus oídos. **"Perfecto"**, pensó, mientras veía cómo varios jugadores abandonaban después de unos minutos de juego. **"Esto va exactamente como lo planeé. Este juego va a hundirnos"**.
Sin embargo, a medida que avanzaba la tarde, algo extraño comenzó a suceder. Los jugadores que lograban superar los primeros desafíos compartían sus logros en foros y redes sociales. La comunidad hardcore de juegos de supervivencia y estrategia comenzó a alabar **Rebirth** por su dificultad, comparándolo con otros títulos conocidos por ser despiadados, pero justos.
Los comentarios positivos comenzaron a acumularse: **"Un juego para verdaderos estrategas"**, **"Desafiante, pero gratificante"**, **"Finalmente, un juego que no te toma de la mano"**. Para Robert, estas palabras eran una pesadilla. Lo que él había diseñado como un defecto, la comunidad de jugadores más dedicada lo veía como una virtud.
Mientras el número de descargas aumentaba a un ritmo alarmante, **Carlos** y **Adrián** no podían ocultar su emoción. **"¡Está funcionando!"**, exclamó Carlos, dando palmaditas en la espalda de los demás. **"La comunidad está respondiendo justo como esperábamos."**
En cambio, **Robert**, aunque internamente estaba a punto de explotar, decidió no mostrar su frustración. Esta vez, optó por una táctica diferente: sonrió. Y no una sonrisa forzada, sino una sonrisa amplia y brillante.
"¡Excelente!" dijo en voz alta, para sorpresa de todos en la sala. **"Sabía que este juego sería un éxito."**
Los empleados lo miraron, incrédulos pero impresionados. **Claudio** incluso susurró: "¿Viste eso? ¡Robert está sonriendo! Sabía que estaba emocionado por este proyecto."
**Adrián** asintió. "Esa sonrisa es de alguien que estaba seguro desde el principio. Siempre lo supe, Robert es un visionario."
Robert seguía sonriendo mientras sentía cómo su ceja temblaba ligeramente, un tic nervioso que intentaba contener. **"Si supieran lo que realmente estoy pensando..."**, se dijo, mientras sus empleados lo aplaudían por el supuesto éxito que él, en secreto, había intentado sabotear.
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Las horas pasaron y el número de descargas seguía en aumento. Las reseñas positivas comenzaban a superar a las negativas, y para cuando el día terminó, **Rebirth: Dystopian Era** ya se había colocado en las listas de los juegos más descargados en varias plataformas. Las ventas estaban superando las expectativas, y Robert, a pesar de sus sonrisas, sentía cómo todo su plan se desmoronaba una vez más.
**Amanda** entró en la sala con los primeros informes de ventas. "Robert", dijo con una sonrisa, "las ventas del primer día son... impresionantes. Hemos generado más de **100,000 euros** en ingresos solo hoy."
La sonrisa de Robert se congeló, pero seguía intentando mantenerla. **"Perfecto"**, dijo, fingiendo entusiasmo mientras por dentro gritaba de frustración.
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Esa noche, mientras todos celebraban el éxito del lanzamiento, Robert se retiró a su oficina, cerró la puerta y se dejó caer en su silla. Miró la interfaz del sistema y vio el nuevo saldo de la empresa, que ahora superaba con creces lo que había esperado.
**"No puede ser..."**, murmuró, llevándose las manos a la cabeza. **"Este juego debía ser nuestro fracaso. ¿Cómo es posible que todo siga saliendo tan bien?"**
Miró la pantalla de ventas una vez más, y aunque sabía que debía estar feliz por el éxito de su empresa, no podía evitar sentirse derrotado.
"Bueno", dijo para sí mismo, con una mezcla de resignación y sarcasmo, "al menos puedo decir que soy el único empresario que odia ganar dinero."