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El gran Cañón

Ian, aún en su nave , maniobraba en medio de un fuego cruzado constante. El Leviatán se había vuelto el centro de la batalla, cada aventurero intentando hacerle frente con todo lo que tenía. Sin embargo, los ataques apenas lograban rasguñar las escamas blindadas del monstruo, y cada segundo que pasaba significaba más bajas en las filas de los aventureros.

De repente, el Leviatán inhaló profundamente, su pecho enorme brillando con una luz ominosa. Ian reconoció el peligro de inmediato: la criatura estaba acumulando energía para un ataque devastador.

¡Cuidado! ¡Va a disparar! gritó a través de su comunicador.

En cuestión de segundos, el Leviatán lanzó un enorme rayo de energía mágica directamente hacia el buque de guerra. El rayo cortó el aire con una fuerza aterradora, iluminando todo a su paso como si un sol mismo hubiera descendido sobre el campo de batalla. Las naves voladoras que no pudieron evadir el ataque fueron desintegradas al instante, mientras los aventureros en el buque alzaban desesperadamente sus barreras mágicas sobre si mismos.

El impacto contra el buque fue brutal. La barrera mágica del navío tembló bajo la presión, emitiendo un resplandor inestable mientras los sistemas internos del barco parecían sobrecargarse. Sin embargo, el buque resistió, aunque a duras penas.

¡Capitán! gritó un operador desde la sala de mando. La barrera está al 45%... ¡No podemos aguantar otro golpe como ese!

El capitán, con los puños apretados, observaba la pantalla mientras el Leviatán se preparaba para otro ataque. Sabía que la situación era desesperada, y si no hacían algo rápido, perderían todo.

¡Desplieguen el Gran Cañón! ordenó finalmente, su voz firme. No tenemos más opción.

Las tripulaciones dentro del buque se pusieron en acción. En la cubierta inferior, un grupo de ingenieros activó el mecanismo del cañón más poderoso del buque, un arma que había sido diseñada para situaciones críticas. Mientras tanto, las torretas del buque seguían disparando para mantener a raya a las criaturas oceánicas y a las sirenas que intentaban invadir.

Desde la sala de mando, el capitán observó cómo el Leviatán, en las profundidades, reunía energía para otro ataque. Sabía que tenían que actuar antes de que esa criatura colosal desatara su siguiente golpe mortal.

El Gran Cañón, era construcción imponente en la parte frontal del buque, se cargaba lentamente, sus mecanismos alimentados por núcleos energéticos de alta potencia. Los paneles brillaban con un intenso resplandor azul, mientras el arma acumulaba energía para un disparo devastador.

¡Cañón cargado al 70%! anunció uno de los operadores.

Ian, desde su nave voladora, vio cómo el buque preparaba su ataque final. Sabía que esto era su última oportunidad para detener al Leviatán. El monstruo, sin embargo, parecía más furioso que nunca, su cuerpo retorciéndose mientras acumulaba aún más energía en su interior.

¡No podemos fallar! murmuró el capitán, su mirada fija en el monstruo que se avecinaba.

¡Cañón cargado al 100%! gritó finalmente el operador.

¡Fuego!

En ese momento, el Gran Cañón lanzó un rayo de energía pura, un torrente de poder mágico concentrado que atravesó el aire con una fuerza inhumana. El rayo brilló con una intensidad cegadora, cortando el océano y dirigiéndose directamente al Leviatán.

El impacto fue cataclísmico.

El Leviatán, sorprendido por el ataque masivo trato de esquivar pero fue incapaz de reaccionar a tiempo. El rayo golpeó su cuerpo directamente, penetrando sus escamas blindadas con una explosión ensordecedora. La criatura rugió con un sonido que resonó en todo el campo de batalla, su cuerpo retorciéndose en agonía mientras la energía del cañón lo atravesaba.

El agua alrededor del Leviatán se evaporó en cuestión de segundos, generando una nube de vapor que envolvió la superficie del océano. Las criaturas marinas cercanas fueron lanzadas en todas direcciones, y las sirenas que estaban demasiado cerca fueron arrastradas por la onda expansiva.

Ian observó cómo el coloso comenzaba a desplomarse. El Leviatán, era un mostruo aterrador que en su terreno natural podia luchar con alguien sobre su nivel, caía derrotado bajo el poder del Gran Cañón del buque. Su cuerpo masivo impactó contra el océano con un estruendo que hizo temblar las profundidades.

¡Lo hemos derrotado! gritó uno de los aventureros, la voz llena de euforia.

Sin embargo, la batalla estaba lejos de haber terminado. Aunque el Leviatán había sido derrotado, las fuerzas de las sirenas no se rendirían tan fácilmente. Desde las profundidades, las sirenas lanzaron una nueva oleada de ataques, con criaturas aún más salvajes y hechizos más oscuros.

El capitán, con una sonrisa triunfante, miró hacia el campo de batalla.

Bien hecho, pero no bajen la guardia dijo a su tripulación. ¡Sigamos luchando hasta que esto termine.

Después de la derrota del Leviatán, Ian observaba desde su nave voladora cómo la batalla comenzaba a intensificarse. El buque de guerra continuaba lanzando ataques poderosos hacia la ciudad submarina, mientras criaturas y guerreros marinos emergían de las profundidades para defender su hogar. El océano se agitaba con la furia de la batalla, y el aire vibraba con el eco de explosiones mágicas y el choque de energía. Las sirenas luchaban con desesperación, pero el poder del ejército invasor parecía inagotable.

Desde las profundidades de la ciudad, la líder de las sirenas, observaba con creciente frustración cómo la barrera mágica de su ciudad comenzaba a ceder ante los repetidos ataques. Cada explosión mágica que impactaba la barrera la debilitaba más, y ahora solo quedaba un 10% de energía. Sabía que no podrían resistir mucho más.

"No podemos esperar refuerzos, y el Leviatán su carta de victoria fue derrotado fácilmente"pensó, consciente de que las ondas mágicas estaban siendo bloqueadas. Los invasores habían planeado su ataque con precisión, aislando a la ciudad de cualquier posible ayuda. Las criaturas marinas que habían convocado estaban siendo derrotadas una tras otra, y el tiempo se agotaba.

Con una mirada decidida, la líder se dirigió a su guardia personal, un grupo de guerreros de élite de nivel 4 que se encargaban de su seguridad.

"Es el momento," dijo, su voz calmada pero cargada de autoridad. "Inicien la evacuación. Que todos los jóvenes y ancianos sean llevados a los lugares de escape. Los adultos y los guerreros deben prepararse para la batalla final. No dejaremos que nuestra ciudad caiga sin luchar.

Los guardias asintieron en silencio y se dispersaron rápidamente para cumplir con las órdenes. Mientras tanto, la líder se dirigió hacia la cámara de armas, donde esperaban su guardia. Sabía que no podían igualar la fuerza de los invasores en número, pero confiaba en la destreza de sus combatientes y en la magia ancestral que corría por sus venas para aguantar el tiempo suficiente para que los jóvenes y viejos puedan escapar. Eran los guardias de su pueblo, y estaban dispuestas a sacrificarlo todo para protegerlo.

Una vez en la cámara de armas, la líder se enfundó en su armadura mágica. El brillo azul de la energía mágica que la rodeaba reflejaba su determinación. Su lanza, un arma encantada con el poder de las profundidades, estaba lista en su mano, esperando el momento de ser utilizada.

Mientras se preparaba para la batalla, la líder no podía evitar sentir una mezcla de tristeza y furia. Había dedicado toda su vida a proteger su ciudad, a mantener a salvo a su gente, y ahora veía cómo todo estaba en peligro de ser destruido. Sin embargo, no permitiría que los invasores tomaran su hogar sin luchar hasta el final.

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