—¿¡Qué?! ¿Así que no solo te sientes cómoda robando, sino que también recurres a la violencia? ¡Dios mío! ¿A qué profundidades vas a llegar? —exclamó dramáticamente Athena, sus palabras destilando desdén—. ¡Qué bruja sin ley eres!
Minerva apretó los dientes, sus puños firmemente cerrados a sus costados. A pesar de su abrumadora furia, sabía que recurrir a la violencia no le serviría de nada, especialmente en medio de la controversia en internet. Además, el hermano de Minerva recientemente le había advertido que no provocara problemas, particularmente con respecto a Hera. Aunque no estaba al tanto de los detalles de su conversación de la noche anterior, sentía la determinación de su hermano de prevenir cualquier problema adicional que involucrara a Hera a toda costa.
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