No tiene permitido ir

Solo cuando el beso terminó, Jing Chen se levantó satisfecho. ¿Había comido Su Wan gachas? Solo había probado las gachas. Eso era todo. ¿Pero sentirse lleno? Realmente era engorroso e ineficiente. Tal vez Jing Chen, quien había gastado mucho esfuerzo, se dio cuenta de esto también. El teléfono dejó de sonar. No tenía prisa por responder. En cambio, dijo en voz alta: "Zhao Lin".

Zhao Lin entró.

—Joven Maestro Jing, estoy aquí.

—Ve a preparar una pajita y entra —aceptó Zhao Lin y fue a preparar.

Su Wan rodó los ojos ante Jing Chen y dijo enojada:

—¡Eso es innecesario!.

Satisfecho, Jing Chen solo sonrió y no discutió con ella. En cambio, arqueó las cejas y dijo:

—Este es tu premio por cooperar conmigo. Te dejaré desayunar cómodamente más tarde.

—¡Infantil! —Su Wan cerró los ojos de ira.

Todo su rostro estaba sonrojado por su beso, y tenía mucho calor. Él, por otro lado, estaba ligero y satisfecho. Aplaudió y desapareció. ¡Era exasperante!