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seis

Esta persona es tan extraña. Son las 3 de la mañana y él está sentado en el sofá mirándome mientras yo estoy frente a él con una lencería roja con encaje. El estampado era lo único que realmente ocultaba algo, aparte de eso, estaba expuesta desde todos lados. Lexus me echaba una mirada de vez en cuando y tecleaba algo en su portátil.

—Siguiente —sus palabras tan monótonas como siempre mientras exigía que me pusiera el siguiente par. Esto es muy extraño. He estado haciendo esto durante la última hora.

—¿No estás cansado? —pregunté y él levantó la cabeza para mirarme—. ¿No deberías dormir?

—Tengo insomnio. No puedo dormir aunque quisiera —volvió a mirar la pantalla de su portátil—. Siguiente.

Fruncí los labios y tomé el siguiente par de ropa interior y fui al baño al lado del bar para cambiarme. Al menos no me hacía cambiar delante de él. Me quité el par que llevaba y me puse otro. Este tenía un diseño similar al anterior pero era de color negro. Después de cambiarme, volví al salón y me situé frente a él. Esta vez él se quedaba mirándome fijamente. Me hacía sentir incómoda, pero ¿qué otra opción tenía?

—Ven aquí —dijo y se cruzó de brazos, tragué saliva y caminé hacia él, me indicó con la mirada que me sentara a su lado. Hice lo que me pidió y de repente agarró mi pecho izquierdo con su mano derecha. Instintivamente, aunque no debería haberlo hecho, le di una bofetada en la mejilla izquierda, más fuerte de lo que pensaba.

Su cara se movió con el impacto y me di cuenta de lo que había hecho pero estaba tan asustada que ni siquiera pude pedir disculpas.

—Yo-Yo...

Él volvió su rostro hacia mí y me miró fijamente con su penetrante mirada.

—¿Mi esclavo acaba de abofetearme? —cerré los labios con un cierre, pero contrario a lo que esperaba, él sonrió con ironía—. Ve. Puedes dormir en cualquier habitación que desees —luego se levantó—. Puedes hacer lo que quieras pero no puedes salir del ático —me echó un vistazo—. ¿Entiende? —comenzó a caminar hacia la salida del salón.

—Sí —asentí y también me levanté—. No fue mi intención —él se detuvo al pie de las escaleras.

—Pero lo hiciste.

—Instintivamente.

—Pues tus instintos deben ser realmente malos entonces, no se activaron cuando te vendían en la subasta.

—No tenía opción allí.

—Y aquí tampoco tienes opción —comenzó a subir las escaleras—. Haz eso otra vez, y lo lamentarás.

Fui al baño, agarré el vestido que llevaba y luego subí.

El segundo piso era similar al primero, solo que en lugar de la cocina había dos dormitorios y en vez de bar estaba el dormitorio principal. El salón era más pequeño que el de abajo y tenía un gran piano negro colocado al final, junto a la pared. El baño estaba junto al dormitorio principal. Caminé hacia la habitación del fondo, era un dormitorio pequeño con una cama de una plaza y un tocador. El resto de la habitación estaba vacío. Se sentía más vacío de lo que debía ser, incluso para una habitación sin usar. La cama todavía tenía una manta, así que decidí quitarme la lencería ya que realmente no me pertenecía y dormir desnuda.

Además, no quería arruinar el único vestido que tenía.

El sueño me llegó más rápido de lo que esperaba y me sumergí en él inmediatamente. La verdad es que solo estaba agradecida de que algún viejo gordo alcohólico no terminara comprándome. Esto era mucho menos peligroso de lo que esperaba, ¿o me estaba engañando a mí misma?

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