—¿Qué es lo que está mal entonces? —preguntó Guillermo.
Ella suspiró. —Vi duda en sus ojos cuando lo dijo.
—¿Crees que te mintió?
—No. No lo sé. Creo que quizás solo quiere creerlo mucho. No estoy segura.
Guillermo ya había descubierto esto cuando estuvo aquí. El Señor Rayven era honesto, pero su honestidad no siempre era confiable ya que creía en sus propias mentiras y solo veía la verdad que quería ver.
—¿Confías en él? —preguntó Guillermo.
Angélica se mostró pensativa. Si tenía que pensarlo, entonces no había confianza.
—No creo que lo haga —respondió—. ¿Crees que debería confiar en él?
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