Convocando a la Emperatriz viuda (2)

Si ella fuera lo suficientemente fuerte, habría enfrentado a la familia Ye por su cuenta, pero Tang Moyu era consciente de sus limitaciones. Con sus gemelos en juego, también temía que su juicio se viera nublado por la desesperación si las cosas empeoraban.

Por eso no le importaba si tenía que rogar con tal de que el diablo pudiera traer a sus hijos de vuelta a su lado. Nada en este mundo tenía más importancia para ella que sus pequeños bollos.

Feng Tianyi podía ver sus labios temblar y sus ojos arder como si intentara contener las lágrimas. Verla así, permitiéndose caer de rodillas por otro favor, hizo que el diablo se preguntara si debería simplemente arruinar la Corporación Ye por haber reducido a Moyu a este estado de indefensión en el que se encontraba.

Tal vez no fuera demasiado tarde para que cambiara de opinión y hiciera lo que su mano derecha había sugerido.

—¿Por qué? No lo entendía. ¿Por qué Moyu haría esto? No necesitaba rogarle en absoluto.