—¡Fu Hanzheng, ya es suficiente! —Gu Weiwei fulminó con la mirada a este hombre que no paraba de pedir más.
—Fu Hanzheng miró la hora y dijo, —Bueno, la Oficina de Asuntos Civiles todavía está abierta, qué tal si...
Mostrando una cara de tristeza, Gu Weiwei estalló.
—¡...Cariño, esposo!
Si no lo llamaba así, él la iba a llevar a la Oficina de Asuntos Civiles y forzarla a casarse con él como lo hizo la última vez.
—Fu Hanzheng frunció el ceño amargamente, pero aun así mostró una sonrisa orgullosa. —Eso fue demasiado débil para mi oído.
—Gu Weiwei apretó los dientes y lo llamó una vez más. —¡Cariño, esposo!
¿Por qué había terminado su filmación temprano, para pasar tiempo con este hombre, que no hacía más que pedir y pedir?
¡El mundo fuera de casa era tan maravilloso y libre!
—Al ver que se molestaba, Fu Hanzheng dejó de burlarse de ella y la ayudó a levantarse.
—Luego la llevó a lavarse las manos y le ayudó a quitarse el anillo con jabón.
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