Bastardo

La atmósfera se volvía cada vez más incómoda.

Qiao Xin se levantó temblorosa, reuniendo su valor para mirar a Qiao Nian. —Hermana, has vuelto. ¿Te gustaría comer algo en casa antes de irte?

Qiao Nian simplemente no podía soportar estar en la casa de la familia Qiao por más tiempo. Todo su cuerpo ahora irradiaba un aura gélida. Ignorando las palabras de Qiao Xin, espetó:

—¡Devuélveme el Pasto Suranne!

Su Xue sintió el frío que emanaba de Qiao Nian. Por un momento, se quedó un poco aturdida. Sentía que Qiao Nian estaba cambiando cada vez más. Ya no era la obediente Qiao Nian que solía ser.

Ella era de hecho una hija bastarda. Esta niña caprichosa nunca maduraría, ni siquiera después de una vida criándola.

Un atisbo de frialdad brilló en los ojos de Su Xue.

Qiao Shan también había sentido el cambio en Qiao Nian. Con despreocupación, estrelló la taza de té contra el suelo y miró fijamente a Qiao Nian. Irrumpió en cólera: