¡Se arrepentirán en el futuro!

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An Xiran aún no se había recuperado del shock al darse cuenta de que su pequeña hermana era una experta en artes marciales.

Luego vio a Nan Yan tomar el martillo de su mano y golpear con él la mano derecha de Bai Haoxuan.

—¡Ahhh! —Un grito penetrante y miserable estalló de Bai Haoxuan. El intenso dolor lo hizo volver en sí.

—¡Mi mano! ¡Mi mano! —Miró hacia su mano algo deformada, gritando continuamente.

—Shhh... —Nan Yan golpeó el suelo con el martillo, su tono helado mientras decía—. No hagas un escándalo.

—Si haces otro sonido, aplastaré cada hueso de tu mano.

Bai Haoxuan podía sentir que Nan Yan no estaba bromeando. El dolor insoportable en su mano derecha dejaba claro que ella hablaba en serio.

—Tú... —El dolor de Bai Haoxuan le distorsionó el rostro, y el miedo se apoderó de su corazón—. ¿Qué pretendes hacer...?

—Realmente no quería hacer mucho —respondió Nan Yan con indiferencia—. Solo quería recordarte que me debes mil millones.