**En los alrededores del pueblo Atom**
Bajo aquel sol que secaba el agua de cualquier río, los peces estaban dando su último respiro antes de morir por falta de su hábitat natural. Aquellas muertes de esas especies marinas no le importarían a casi ningún ser humano, con sus excepciones. Aunque se les avisara que el río se secaría, de igual manera los habitantes de esa ciudad no harían nada por ellos.
Había una energía que salía en forma de polvo blanco, tanto de los peces como del fango que actualmente era su tumba. La energía era como una escarcha que se dirigía como si ya supiese hacia dónde iba a llegar, como un vector del punto A hacia el punto B.
El río estaba a orillas del pueblo, por ende, la energía llegó rápidamente y cruzó por los ojos de una chica cuya fachada era deplorable. Las personas a su alrededor gritaban y huían desesperadamente, puesto que un conflicto se estaba desarrollando.
La joven amarrada a un carruaje aún llevaba la cabeza hacia abajo, manteniéndose neutra ante todas las circunstancias del presente. Esta energía entraba en el collar de dos personas. Estos collares, a la vista de esta chica, parecían collares de presos.
Por el alboroto que había, se planteó huir del lugar, tal cual como hacían todos, pero ella misma se respondió:
—¿Por qué huir? ¿Qué voy a hacer? ¡Tengo que aceptar mi destino! Además, con este sol, antes de cruzar las fronteras del pueblo de Atom, moriré de resequedad.
El viento sopló, llevándose de medio lado el cabello negro de esta chica. Justo en ese momento, escuchó a dos personas discutir. Aunque había mucho ruido alrededor, esta supo distinguir las palabras de estas dos personas que estaban dentro del carruaje. Esto era algo que posiblemente no debió haber escuchado.
—¡Booommm! —Una bomba explotó e hizo eco a la chica y al carruaje, como si se tratase de un temblor.
La chica cayó al suelo, y al frente vio una espalda conocida: su tía, la que había salido del carruaje recientemente.
Angie ríe débilmente, mientras su cara cambia de expresión a una burlona.
—¿Explosivos con magnesio? Quizás si fueras capaz de causar una explosión 10 veces mayor, calificaría como peligroso —dice Angi, pisando fuertemente con el tacón las cadenas del lucero del alba, rompiéndolo instantáneamente como si se tratase de anime.
Neri se exaltó, colocando sus manos en la cabeza.
—¡No!!! ¡Mi arma! ¿Ahora qué voy a hacer sin ella? —Luego, este, ya con la mano en la barra del lucero del alba, hace un movimiento de onda. En el recorrido, todo parece normal hasta que llega a la punta del otro extremo de la cadena.
Algo que no se esperaría nadie en el país de los exiliados ocurrió. La onda, al moverse hacia arriba, salió con una piedra del mismo piso que arrancó adherida ahora a la cadena, aproximándose al bello rostro de Angi mientras le salían púas.
—¡Bam! —Angi extiende su abanico, aún cerrado, y antes de que incluso llegase a tocar al lucero del alba recién hecho, este lo hizo mil pedazos, saltando a la vista el polvo de las cenizas del arma.
—¿Ese ataque? ¿Cómo puede ser? No debería de poder realizarlo a menos que fuese un mago de tierra, cosa muy poco probable. De lo contrario, estaría en aprietos —piensa Angi, con una gota de sudor corriendo por la mejilla.
De pronto, esta hermosa belleza pasa de la inquietud a la falta de interés y suspira.
—Ya veo —dice—. Ese collar que llevas es del semirreino militar. Por eso pudiste realizar ese ataque.
Neri recoge su lucero del alba, mientras ríe alegremente.
—¡Oh! Bueno, aparte del coliseo, muy pocas personas saben qué es este collar.
Neri transforma la energía brillante en forma de luces en el mazo del lucero del alba, esta vez hecha de un material distinto a la piedra.
—Sin embargo, tu conocimiento sobre esto no ha de ser suficiente.
Angi entrecierra los ojos, sacude el polvo de su vestido y señala con el dedo al collar de Neri.
—Es un aparato diseñado para dar armas, armaduras y herramientas útiles a los subyugados mediante la energía reunida del magnesio y aluminio que tienen integrada.
Neri y Franc abrieron la boca enormemente, puesto que ellos no eran conscientes de nada de eso. ¿Cómo esta chica sabía tanto? Se preguntaron.
Kana'a asintió y le dijo a Lucsus:
—Así es, amo. El collar ya lleva impregnado una energía, y el material del que está hecho es del mismo que absorbe.
Lucsus voltea hacia donde Kana'a, y antes de que este dijese una palabra, esta la interrumpió para decirle:
—Amo, ya tenemos una conexión mayor. En estos casos, háblame mentalmente, como si entraras al mundo espiritual pero sin despegarte del mundo externo.
A Lucsus se le dificultó; sin embargo, pudo visualizar en su mundo espiritual sin aparecer en él, para luego hablar y salirse rápidamente. De esta forma, se despegaba del mundo poco tiempo.
Kana'a se dio cuenta de que no quiso establecer la conexión mente compartida, así sabrían lo que está pensando el otro por un breve momento y no como notas de voz a la mente. El que Lucsus no quisiese compartir los pensamientos con ella la entristeció mucho e incluso hizo que su estado de ánimo cambiase a uno melancólico.
Lucsus se dio cuenta; sin embargo, prosiguió, enviándole un mensaje por conexión mental (habilidad de nivel básica, pero generalmente solo conocida por las deidades).
—Me sorprende que sepas mucho de todos los temas —dice Lucsus.
Kana'a respondió casi instantáneamente:
—Por supuesto, es mi deber y lo mínimo que puedo hacer por usted.
Por otro lado, Franc, aún sorprendido, camina lentamente hacia Angi con su antiquísimo mangual (lucero del alba menos evolucionado y sin cadena).
—Hasta donde sabemos, proporciona eso que dices, pero desconocíamos los orígenes de la energía.
Angi abre su abanico y se cubre la boca.
—No me extraña, viniendo de gente tan poco inteligente como ustedes.
Lucsus apacigua un poco la ira de estos dos, diciendo:
—Pero son el top 1 y 2, como dice el collar. Quiere decir que son los más fuertes en el ranking.
Neri y Franc reciben el halago de Lucsus; sin embargo, agregan:
—Al principio, éramos rangos más bajos; sin embargo, no se debía a la fuerza, sino al manejo del collar. Por ejemplo, al yo derrotar a alguien que tenga mayor rango que yo, los datos de la evolución del collar pasan a mí —dice Neri.
Franc continúa con lo antes dicho, alzando su pecho, presumiendo sus logros.
—Todos eran inferiores a nosotros. Lo único que nos da el collar es el control de la materialización del arma que tengamos en mente, y al llegar a nuestro nivel...
Angi interrumpe el discurso de este porque le pareció aburrido.
—Sí, sí, ya sabemos que absorbe la energía del magnesio y aluminio de oponentes con los que cruzas armas o al matar monstruos que tengan un núcleo de ese material.
Neri y Franc no es que no se sintieran insultados con esta persona, sino que nada de lo que escucharon eran conscientes. Fingieron saber y alzaron su pecho.
—Claro que ya lo sabíamos —dicen al unísono, tratando de ocultar su ignorancia.
—No han reunido mucha energía en el collar, además de que no parecen ser cultivadores espirituales, pero puede que sean cultivadores marciales —le dice Angi a Lucsus, quien estaba a su lado.
—No te preocupes, mantente atrás. Yo lucharé contra ambos.
Después, pasó algo que hizo que el corazón de Kana'a se retorciera. Angi le sonríe dulcemente a Lucsus. Esa sonrisa hizo que Kana'a se molestara muchísimo, aunque no lo expresara abiertamente.
Lucsus agradeció el gesto de esta hermosa belleza de ojos grises, quien plantaba cara por él; sin embargo, ¿cómo dejaría que una chica hiciera el trabajo físico?
—No te preocupes, puedo ayudar. Sé algo de pelea —dice con una voz amable.
Angi aún no estaba convencida; sin embargo, dijo:
—Está bien, pero solo cúbreme la espalda. No les daré tiempo a que te logren atacar.