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Capítulo 19: Noche en llamas

A Zhou Zishu le era imposible quedarse dormido después de la medianoche.

Mientras meditaba en su habitación, de repente se escucharon gritos penetrantes y cargados de terror desde afuera. Frunció el ceño cuando se puso de pie y abrió la ventana. Vio a la gente pasar corriendo con la ropa arrugada antes de recibir un asalto de humo y llamas directamente hacia su cara.

—¡Fuego! ¡Fuego!

La noche helada se obstruyó gradualmente con el espeso humo; parecía que el fuego no estaba lejos de donde él se estaba quedando.

Zhou Zishu pensó: es un gran incendio, a juzgar por el humo. Pero esta es la mansión Gao; con la cantidad de personas que actualmente se quedan aquí, no puede ser tan difícil controlarlo.

No quiso ser parte de esto y cerró la ventana, ya que estaba algo ahogado por el humo.

De repente, un brazo se extendió y le impidió cerrar por completo la ventana.

Incluso crudamente sintió la parte posterior de esa mano antes de que su dueño saltara rápidamente dentro, sonriéndole a Zhou Zishu mientras cerraba la ventana.

Zhou Zishu juzgó al no invitado Wen Kexing de pies a cabeza. Estaba a punto de decir algo cuando sintió que le picaba la nariz, así que se dio la vuelta para estornudar y dio dos pasos hacia atrás con firmeza, manteniéndose a cierta distancia de ese pedazo de pastel perfumado que parecía haber salido de algún lugar lleno de productos de belleza.

El señor buena persona tenía el cabello despeinado, atado temporalmente con una cinta para el pelo.

Su ropa no estaba exactamente desarreglada, pero el cuello estaba abierto de par en par, con una marca roja oscura evidente en la tela blanca como la nieve.

El olor nauseabundo de los productos de belleza exudaba de sus mangas y en su muñeca había una débil marca creada por arañazos de uñas...

Junto con sus expresiones lujuriosas, era como si no pudiera esperar para mostrarle a la gente qué tipo de actividades había estado haciendo.

Por instinto, Zhou Zishu se arregló la ropa y se enderezó, un sentimiento de superioridad moral surgió involuntariamente dentro de él. En ese momento, en comparación con Wen Kexing, se sintió como un caballero altamente consciente y recto.

Wen Kexing se dejó caer en la cama de Zhou Zishu. Las sábanas se habían enfriado, lo que significaba que el dueño de la habitación había estado despierto por un tiempo.

Él comentó: —Deja de tratar de ser tan digno, dime, ¿No has dormido porque te sientes solo en esta noche tan profundamente oscura? Deberías haberme dicho para llevarte conmigo... ah, Dong Ting, qué lugar tan glorioso para estar.

Zhou Zishu se rió en voz baja y dejó caer su farsa. Él mismo sabía muy bien que la justicia sólo se veía bien en las personas justas, y este hombre era el claro ejemplo de que "Nada es lo que parece".

Miró a Wen Kexing significativamente mientras respondía: —Tu horario es impecable, Wen-xiong. En el momento en que te fuiste, el fuego comenzó...

No pudo terminar la oración cuando la cara de Wen Kexing palideció y replicó indignado: —¡Tonterías! ¡Me fui por horas!

Zhou Zishu se sorprendió, sin saber por qué estaba tan enojado.

Luego vio que Wen Kexing lo miraba y la ira retrocedió para dar paso a su habitual sonrisa burlona: —¿Estás cambiando de táctica, A-Xu? Si te quitas el disfraz, puedo mostrarte... cuánto tiempo demoré en realidad.

Se limpió la boca específicamente después de eso, lamiendo la comisura de sus labios como si recordara algo.

Zhou Zishu lo miró aturdido. Sin pensarlo, sostuvo una taza en su boca para fingir que bebía, pero después de un buen rato sin que saliera líquido, finalmente notó que la taza estaba realmente vacía.

Wen Kexing lo miró con interés y pensó que el otro hombre definitivamente se había sonrosado bajo la máscara, a pesar de que no podía verlo. Cuanto más lo pensaba, más se divertía, y terminó estallando en una risita.

—Perdona a este inútil —Zhou Zishu apretó los dientes.

Wen Kexing ahora se estaba riendo a carcajadas.

Si no se hubiera enfocado todo el mundo en el fuego, este bastardo ya habría recibido una paliza, ¿Quién podría reírse mientras las casas de las personas se incendiaban? Zhou Zishu sintió que "inmoral" era una palabra hechas específicamente para Wen Kexing.

En consecuencia, se puso de pie, se ató el cabello y salió. Prefería enfrentar el fuego que compartir su espacio con esta persona.

Si bien el fuego, cuya fuente principal provenía de una de las habitaciones de invitados, se había apagado en gran medida, ya había sacudido la totalidad de la mansión.

Gao Chong, pálido y con el ceño fruncido, estaba conversando con Deng Kuan.

Gao Xiaolian estaba a su lado. Al verlo, ella asintió con la cabeza en su dirección con una cara triste.

Habló apenada: —Mis disculpas, gran Zhou-xiong, por tu perturbado descanso.

Ella ya le había dejado una buena impresión, así que él sonrió, respondiendo gentilmente: —¿De quién era la habitación en llamas?

Fueron interrumpidos por Wen Kexing que ahora llevaba una túnica exterior e iba saliendo de la habitación de Zhou Zishu.

Pasó una bata sobre el cuerpo de Zhou Zishu, luego apoyó la barbilla sobre su hombro, bostezando perezosamente mientras le sonreía a Gao Xiaolian como un saludo con supuesta somnolencia.

La cara de Gao Xiaolian se puso roja de inmediato y desvió la mirada. Sus palabras salieron con rapidez.

—Escuchamos que era la habitación del Joven Maestro Zhang, pero no le hicieron daño. Estuvo hablando con mi padre hasta altas horas de la noche, así que se quedó en una habitación lateral...

La pobre muchacha miraba en todas direcciones a la vez. Vio los brazos de Wen Kexing alrededor de la cintura de Zhou Zishu con las marcas de arañazos en su muñeca y se volvió imposiblemente más roja, murmurando: —Tengo que unirme a mi padre ahora, para echarle un vistazo a Zhang Chengling.

Luego corrió con la cabeza baja.

Sólo entonces Zhou Zishu agarró las muñecas de Wen Kexing y se las quitó de su cuerpo. El sonido de los huesos crujió perfectamente en juego con su actual expresión de furia.

Wen Kexing sonrió inocentemente: —¿Por qué la cara agria, A-Xu? ¿No tienes a un joven discípulo por el cual preocuparte?

Zhou Zishu no soltó la muñeca del otro hombre, incluso la sostuvo frente a su cara para verla mejor.

Luego sonrió, con los ojos entrecerrados con frialdad hacia Wen Kexing: —¿Qué tipo de belleza podría haber dejado tan... bonita marca en ti, Wen-xiong?

Los ojos de Wen Kexing se iluminaron al instante: —¿Estás celoso, A-Xu?

—Quiero devorarte.

Después de mirarlo con los ojos bien abiertos, Wen Kexing se alegró y sonrió.

—Bien, volvamos a la habitación, te dejaré devorarme como quieras. Preferiblemente más de una vez.

Era realmente inimaginable que alguien fuera tan constantemente desvergonzado como él. Con un ruido de desprecio, Zhou Zishu arrojó la muñeca de Wen Kexing hacia su pecho y se giró para ver a Zhang Chengling rodeado de nucha gente, su expresión mostraba contemplación.

Luego se dio la vuelta con la intención de volver a su habitación. La habitación de Zhang Chengling no se incendiaría sin ningún motivo, y ¿A dónde fue Wen Kexing en medio de la noche?

¿Por qué lo usó para hacer un acto tan torpe frente a Gao Xiaolian?

En ese momento, la suave voz de Wen Kexing dijo detrás de él: —A-Xu, en todo el tiempo que te conozco, nunca te he visto dormir después de la medianoche, así que estás...

Las pupilas de Zhou Zishu se contrajeron. Si bien su cara no cambió, no pudo evitar dejar de caminar, sólo para escuchar al otro hombre continuar: —¿Estás tan solo que no puedes descansar la noche completa...?

Zhou Zishu aceleró sus pasos hacia la habitación, como si las palabras de Wen Kexing fueran pedos de los que tenía que huir antes de ahogarse.

Wen Kexing sonrió y dejó de hablar. Se quedó allí, mirando a Zhang Chengling, que se había vuelto terriblemente delgado en solo unos meses.

El niño parecía haberse vuelto un poco más alto, con la cara pálida como la de un cadáver, la boca adelgazada y los ojos negros y brillantes, mostrando indicios de terquedad y moderación. Todo su cuerpo aparentemente estaba tallado en fuego, quemando al antiguo niño llorón y dejando en su lugar a un joven lobo.

Sólo ahora Wen Kexing comenzaba a creer que este bribón era realmente un hijo de los Zhang.

Él se rió suavemente, hablando en dirección a Zhang Chengling sin hacer un sonido: —Mejor mantente alerta, mocoso.

Al día siguiente, Wen Kexing descubrió que el "Santo Zhou", que inmediatamente se escondió en su habitación una vez que Zhang Chengling se acercó, había desaparecido sin dejar rastro desde la madrugada.

Su habitación estaba tan ordenada que casi no había señales de que alguien se había hospedado ahí antes.

Incluso el propio Zhou Zishu no estaba seguro de por qué comenzó a seguir a Zhang Chengling desde la mañana. Siempre anticipando lo peor, encontró otra capa de máscara similar a la piel para ponérsela sobre la ya cuidadosamente elaborada.

Se escondió en la multitud como una aparición y pasó completamente desapercibido por la gente; nadie le prestó atención al extraño y poco memorable hombre vestido con un conjunto sencillo de ropa.

Zhou Zishu permaneció a una distancia calculada de Zhang Chengling. Todos en esta gran escena pugilista proclamaban su furiosa indignación.

Y luego estaba ese niño que permanecía en silencio y los miraba a todos a pesar de ser la persona más digna de una proclamación.

Sus ojos estaban muy abiertos, su rostro desnudo y honesto. Zhou Zishu repentinamente recordó a alguien, la persona con cejas gruesas y ojos grandes debajo del árbol a quien vio en esa oscura y horrible cueva.

Liang Jiuxiao.

Recordaba vagamente su infancia. Ese mocoso Liang Jiuxiao lo llamaba "hermano mayor", constantemente aferrándose a él y haciendo su vida lo más incómoda posible mientras divagaba sin fin. Peor aún, era un tonto, siempre lento en el aprendizaje.

En aquel entonces, Zhou Zishu todavía era joven e impaciente, por lo que recordó su descontento y expresión de desagrado cuando su Maestro le había arrojado a ese bribón.

Como un Gran Hermano Mayor, no debía enojarse, pero a veces le daba algunos golpes al niño. Aún así, éste parecía ser completamente inconsciente y no se iba sin importar qué. Zhou Zishu terminó aceptando su situación tal como era.

A Liang Jiuxiao le tomaba mucho más esfuerzo que a una persona normal lograr algo y hacía preguntas justo en el momento en que se enfrentaba a un obstáculo.

Cuando su Gran Hermano Mayor se enfurecía por sus preguntas, aguantaba todas sus duras palabras y esperaba hasta que la ira de su hermano disminuyera para continuar preguntando.

Justo como ese mocoso de Zhang, eran como un vendaje adhesivo, negándose a soltarse una vez aplicados sobre la piel.

Pero... ¿Quién diría que el vendaje eventualmente desaparecería algún día?

¿Quién diría que el alguna vez magnífico Lord de Si Ji, líder de Tian Chuang, algún día se convertiría en un fantasma en medio de la multitud, mirando a un niño mientras lamentaba el pasado con agonía?

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