El príncipe dio otro paso adelante, su calidez irradió hasta su piel. "Te pregunté si pensabas en mí mientras hacías todas esas cosas que te dije".
Fue la pregunta más tonta que jamás haya escuchado. ¿Por qué pensaría en él mientras lava los platos? Bueno... Tal vez lo hizo, para conectarlo con un animal.
Pero María sabía que no debía decirle eso ahora. Sabía que no debía fastidiar a un hombre enojado.
Entonces ella guardó silencio.
Pero pareció empeorar las cosas.
París dio un paso más. "No lo estabas, ¿verdad?"
María retrocedió nuevamente y chocó contra la pared. Estaba atrapada. La comprensión agudizó sus sentidos exponencialmente. Necesitaba alejarse y rápido.
El príncipe se acercó un poco más.
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