Capítulo 38: Quédate a mi lado

RAVEN

La presencia de Adriano frente a mí me inundó de una gran tranquilidad. Con cada inhalación, mi pecho se movía al compás de la alivio que recorrió todo mi cuerpo. Había estado buscándome, y pensé que tal vez se habría rendido, pero no fue así.

Se quedó de pie delante de mí en un momento en el que ya había perdido toda esperanza y la restauró casi de inmediato. Los hombres que me rodeaban gemían de dolor, y yo respondí con una leve sonrisa.

—Pensé que iba a hacer eso —se burló, sacudiendo la cabeza mientras metía las manos en los bolsillos—. Al diablo con eso. Vamos.

Riéndose, se acercó y empezó a desatar las cuerdas que me aprisionaban. ¿Cuál sería su plan? ¿Cómo tenía la intención de sacarme de allí después de liberarme? Seguro había muchos matones esperando a que hiciera lo que vine a hacer. Tony seguramente tendría algún plan de seguridad listo para detenernos. Y eso me asustaba.