Nunca fui de festejar fiestas nacionales. Nada de cuatro de julio o dieciséis de septiembre, para mí no eran más que estupideces. Sin embargo, hoy, más que nunca y gracias a la situación de este mundo, me queda claro que quien no conoce la historia está destinado a repetirla.
Pero lo que respecta a las fiestas de El Abismo… es peculiar. El curso abisal está compuesto de doce selenios de treinta días. El orden de esto selenios es el siguiente: Nuevo, Creciente, Medio, Brotante, Giboso, Lleno, Floreciente, Menguante, Oscuro, Fructífero, Decreciente y Viejo.
La mayoría de estos selenios tienen fechas específicas para ciertos eventos. Por ejemplo, se le bautizó Brotante a ese selenio porque es cuando hay una mayor siembra de hortalizas y plantas. Todo esto se lleva a cabo por medio de una fiesta que los habitantes llaman la "Fiesta de la cosecha". Uy, qué original.
La fiesta de la cosecha es a inicios de Brotante, donde celebramos la fertilidad de la tierra y la creatividad; se dan regalos y comparten comida. Por alguna razón que mi increíble intelecto equino no alcanza a comprender, la gente aprovecha para follar durante esta fiesta con la creencia de que atrae la fertilidad. Ugh… pobres ilusos.
Ah, y obviamente tiene su contraparte, la "Fiesta de la cosecha". Esta se celebra en el selenio Fructífero y es más sencilla; se agradece a El Abismo por todo lo que nos brindó.
Todo esto parece un artículo de divulgación cultural que encontrarías en una página del gobierno, ¿no? Sé que no vienen a estudiar, así que trataré de hacerlo divertido para ustedes, perdedores.
Las personas también celebra la "Fiesta de la limpieza", por lo general es al final del selenio Lleno, cuando termina la fase húmeda de El Abismo. Durante esas fechas hay ciertas precipitaciones y filtración de agua que al final de cuentas terminan siendo lluvias. Los caminos se llenan de lodo y todo mundo está hecho sopa, así que la primera y segunda capa se organiza para limpiar todo y de paso celebrar que tenemos salud y orden. Por lo general, se hacen purificaciones y organizamos nuestra vida.
Solo nos quedan dos más, dejen de bostezar. Y ni se atrevan a dejar el capítulo o yo misma les disparo una descarga de magia.
Y aquí viene una de mis fiestas favoritas en lo que llevo viviendo en El Abismo: la "Fiesta de la oscuridad". Ocurre durante el selenio Oscuro, donde la luz es más baja que nunca. Las personas reflexionan sobre la vida y la muerte en silencio y sin luces, pues es una forma de mostrar respeto por los que ya no están en este mundo. Métanle onda gótica para hacerlo más interesante, por favor.
Finalmente, queda la festividad que nos ocupa el día de hoy: la "Fiesta de la luz". Toma lugar en el selenio Lleno. Es por mucho la celebración más grande dentro de este enorme hueco de tierra. Esperanza, alegría y gratitud se respira lo veas por donde lo veas. Ugh, voy a vomitar si sigo viendo eso. Para festejar en grande, todos los pueblos y ciudades organizan su propio festival con muchas canciones, bailes, comida y regalos en medio de la brillante luz que produce la Selene en esta temporada.
—¡Esto es asombroso! Estoy emocionado por la forma en la que celebran la fiesta de la luz en Badaron—exclama Arthur con brillo en los ojos.
Yo lo acompaño a regañadientes. Tenía pensado quedarme en mi camita a gusto cuando el señor Elfash me dijo que alguien importante me buscaba en la puerta. Mi primer instinto fue esconderme, porque tenía miedo de que fuera Amcottes apuntándome otra vez con su maldita escopeta; esa cosa en serio me dejó un trauma.
Peeeeeero cuando abrí la puerta, me encontré con el príncipe Arthur sonriendo, con una expresión de "no vas a escapar a ningún lado". Así que tuve que acompañarlo voluntariamente a la fuerza.
—Siempre celebré la fiesta de la luz en Ferncombre o la capital de Asonas. Es lindo poder ver la otra cara de El Abismo—comenta Arthur, mirando las lámparas que se han colgado por las calles.
Obviamente tu pobre intelecto humano no puede compararse a mi gran capacidad de apreciación equina, tonto. Los niños ricos como tú no pueden disfrutar de una fiesta así de grande en un área rural. Nah, mentira, yo tampoco lo hago, y menos tratándose de esta fiesta.
—¿Por qué traerme?—pregunto.
Él lo piensa un poco antes de responder.
—Eres muy silenciosa, así que pensé que sería un buen momento para que estreches lazos con mis compañeros. Ya te los presenté hace poco, pero no te has relacionado con ellos lo suficiente—responde sin dejar de caminar.
Ah sí, sus amigotes. Resulta que no estuve tan errada cuando teoricé sus papeles en el equipo, todos son como lo predije. Ellos me conocieron poco después de anunciar que los iba a acompañar en la expedición.
El sujeto serio de la bolsa que ayudó al señor Wolfanwing se llama Norbet, y es un talentoso estratega con buena mano para la alquimia. Tiene la misma edad que Arthur y tienen una relación estrecha de confianza. Cuando el señor héroe no está al mando, Norbet es quien lo maneja todo.
Julian, por otro lado, es el chico arquero. Antes solía ser un ladrón en la segunda capa, pero luego de ser detenido casualmente por Arthur y sus compañeros, decidieron enderezar su camino y hacerlo pulir su talento con el arco. Era el más joven del equipo antes de que yo llegara.
Seguimos con Sybil. Uaaaah, ella me da miedo, no deja de tirarme miradas amenazadoras cada que tiene la oportunidad. Estudió en una academia famosa de la primera capa, graduándose como la mejor maga en muchas generaciones. Viene de una familia noble y la iglesia en persona la reconoció como la humana más talentosa en el uso de la magia.
Y luego estoy yo. Soy un unicornio, y ya, no hay más. Arthur sabe lo de mi cuerno, pero desconoce todo lo que he vivido antes de llegar a este punto. No sabe nada de mi condición de reencarnada, ni mi vida como un equino, ni mucho menos la nauseabunda y terrible realidad de El Abismo.
Sí, pienso irme a la tumba sin revelarle nada de lo que… snif, snif… ¿Qué es ese olor? Grrrr, mi estómago está rugiendo.
—¿Uh? Veo que tienes hambre—Arthur no tarda en notar mi apetito.
Mi rostro se pone rojo y miro hacia el suelo. Sí, esa es la mejor estrategia, de ninguna manera voy a mirar el puesto de brochetas que hay a un lado y de donde proviene el delicioso aroma a comida recién hecha. Ay no, voy a comenzar a babear dentro de poco.
—Ja, ja, ¿quieres algo? No te preocupes por el dinero—ofrece.
No, yo nunca mendigaría unas monedas, ni siquiera por esas deliciosas y jugosas brochetas recién salidas del fuego. Me he estado alimentando de frutas, lo hacía cuando era un unicornio y también ahora que trabajo en la granja. Tiene tanto que no como un poco de carne… ¡no, debo resistir! La carne tiene muchas calorías. Uh, pero estoy quemando todas durante el trabajo, no me hará ningún mal.
Para cuando levanto la mirada después de pensar durante un buen rato, veo a Arthur frente a mí, extendiendo una pequeña charola que contiene un buen par de brochetas de carne y vegetales. El aroma que desprende es delicioso y no hace más que abrir mi apetito aún más.
—Adelante, son todas tuyas.
Nunca nadie se había preocupado así por mí, *llora en unicornio*. Arthur me observa con una sonrisa burlona. Estoy segura de que mis ojos están brillando en estos momentos. Sin perder el tiempo le hinco el diente a la comida y suelto un sonido de satisfacción. Ñom, ñom… ¡esto está delicioso! ¡Había olvidado por completo el sabor de la carne! Después de toda una segunda vida comiendo vegetales y pan de centeno, el sabor de esta comida me hace lagrimear de placer.
La carne es suave y se deshace como mantequilla en mi boca. Esta cocinada en el punto exacto, sin que se haya secado por la cocción y todavía conserva mucha jugosidad. Los vegetales asados que la acompañan solo potencian su sabor con aromas, texturas y sazón. Esto es lo más cerca que he estado a un orgasmo culinario en toda mi existencia.
Buaaaaah, ¿por qué me privé de estos sabores tanto tiempo? Por las calorías, obviamente. Antes de reencarnar estaba más delgada que un palo. Hoy también, pero he ganado suficiente peso para trabajar de forma correcta al menos. Devoro las brochetas importándome poco la pancita que pueda llegar a desarrollar, hoy elijo ser feliz un rato.
—Creo que… nunca había visto a alguien comer una brocheta de una forma tan animada—comenta Arthur, divertido por mi reacción.
Pues ya tienes tu espectáculo, señor héroe. Poco me importa la reacción confundida de las personas que pasan a un lado y me observan comer de una manera casi desesperada. Prácticamente termino lamiendo y chupando los palillos hasta dejarlos limpios. Uff, eso fue lo más placentero que he experimentado en mucho tiempo. ¡Que no se joda el sabor umami!
—Gracias—agradezco una vez me termino la comida.
—Ah, no es nada, después de todo debo mantener satisfecha y feliz a la chica que va a guiarme hacia la cura de mi hermana.
Cuando escucho esas palabras, una sensación chistosa me recorre la espalda y el pecho. Incluso me sacudo de forma sutil para quitármela de encima. Había estado olvidando que lo estoy utilizando y viceversa, ambos lo sabemos y estamos de acuerdo con eso.
Si sigue así acabaré dándole el cuerno antes. Grrr, que fácil es sobornarme. Pero si su hermana se cura antes, entonces no habrá motivos para hacer una expedición y no puedo prolongar más tiempo esto. Con respecto a toda esa mierda del Dragón Blanco… supongo que no puedo decidir por Arthur y su hermana. Curarla de la draconificación no va a resolver el problema de este mundo; tal vez pueda hacerme ganar tiempo, pero al final la verdadera amenaza siempre estará un paso delante de El Abismo.
—¿Difícil tener hermana enferma?—cuestiono mientras avanzamos por el festival.
No parece que estuviera esperando una pregunta así, a juzgar por su reacción.
—Bastante. Es complicado viajar por todo el mundo y que la gente no deje de maldecir a tu familia. Si tan solo las personas se dieran el tiempo de conocer a Majorie sabrían que quizá la están juzgando mal—responde mientras se lleva las manos a la nuca.
Un sentimiento de empatía y melancolía me invade al escuchar eso. Ugh, el mundo apesta, amigo, mejor acostúmbrate a eso.
—Yo entenderlo, difícil es.
Arthur no responde. Parece estar reflexionando de todo el tema. Bueno, al menos creo que ambas podemos agradecer que no exista una Kendra en este mundo. Maldición, odio ese nombre en primer lugar.
—¡Hey, Arthur por aquí!—la voz de Julian suena a lo lejos, entre la enorme cantidad de murmullos y ruido.
Ambos volteamos la mirada y vemos a su grupo sentados en una mesa. Parece que hay una demostración de bardos tocando al aire libre. Arthur y yo nos dirigimos con ellos, guiados por la melodiosa música que sale de los laúdes.
—¿Disfrutando el festival? ¡Es mi fiesta favorita en todo El Abismo!—exclama Julian.
—No se preocupe, majestad, me he asegurado de que no beban alcohol—asegura Norbert.
—¡No es justo que yo no pueda hacerlo! ¡Julian y Panqueque son los únicos jóvenes de aquí!—reclama Sybil.
—Bueno, ellos tienen treinta cursos abisales, y tú treinta y seis, no eres tan grande como pretendes ser—contesta Arthur, cruzándose de brazos y riendo.
Sybil solo gruñe. Ugh, odio tener esta apariencia de quince o dieciséis años, aléjense de mí, malditos asalta cunas. ¡Soy tan grande como tú, señor héroe! Los dos tomamos asiento, aunque Sybil se apresura para apartarme y ponerse a un lado de Arthur. Quédate con él, no me importa… a menos que tengan brochetas de carne.
—Ten, la cerveza de raíz es mucho mejor que esa basura amarga que toman los adultos—Julian me ofrece una jarra.
Observo la taza de madera con una bebida oscura. Uy, me recuerda a ese refresco de cola popular en mi mundo. No tomen esa basura, amigos, las refresqueras secan los pozos y están llenos de edulcorantes, mis mayores enemigos después de Amcottes.
Glup, glup, glup… tiene un sabor algo saturado, como a vainilla bastante intensa, pero es dulce y no me gusta eso. Mientras continúo bebiendo, Arthur saca un par de papeles y los coloca sobre la mesa.
—Bien, la expedición comienza en unos días. Durante todos estos selenios hemos estado pensando en las soluciones y rutas a tomar durante la misma. Quiero que repasemos todo el plan—despliega mapas.
Ya nos lo había explicado previamente, pero siempre es bueno saber que va a haber allá abajo. Solo espero que los grifos estén lejos de nuestra ruta.
El plan es simple, avanzar hacia los caminos que nos lleven a las capas inferiores; peeeeero es más fácil decir que hacer. Nuestro primer obstáculo son los Jardines Huecos, el tercer piso de El Abismo. Está lo suficientemente documentada para que no sea un problema.
Después viene el Subterráneo Seco, lugar de mis más grandes pesadillas equinas. Es probablemente la capa más oscura conocida, la luz es más escaza que arriba, así que tendremos que valernos de lámparas y magia luminosa para avanzar.
La quinta capa explorada por los caballeros son los Valles Blancos, justo debajo del Subterráneo Seco. Este piso se llama así porque está lleno de nieve; los monstruos son más poderosos y en general el clima es demasiado hostil para los humanos.
Y finalmente la última capa a la que la humanidad ha llegado, pero no explorado lo suficiente. El Pozo Negro, una capa llena de agua y oscuridad absoluta. Lo que nos espera ahí es un enorme océano al que no se le conoce fin. Sé gracias al hombre unicornio y sus visiones que no es la última capa, hay más en la profundidad, pero los humanos no han conseguido sortear el Pozo Negro.
Lo que sea que haya más allá de la sexta capa es un misterio enorme. Yo viajaré junto al grupo de Arthur, así que estaré muy segura y protegida. O ellos lo estarán conmigo, no sé cómo sentirme al respecto. Realmente me pesa tener que obligarlos a bajar hasta allá, pero sin ayuda de un ejército no llegaré muy lejos, incluso con mi fuerza actual.
Una vez repasado el plan nos dedicamos a disfrutar de los últimos días de paz y tranquilidad antes del viaje. Solo quiero que esta mierda termine lo antes posible para poder tumbarme en la cama y dormir.
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—Fue un día muy tranquilo, ¿no lo crees?—pregunta Arthur mientras caminamos por Badaron.
Asiento con la cabeza. Ya es muy tarde, creo que ya estamos por terminar el periodo Noctis. Julian y Sybil se quedaron dormidos durante la fiesta gracias a los bardos y su música. Yo estuve por caer rendida también, pero conseguí mantenerme despierta con mucha fuerza de voluntad.
Norbert se quedó a cuidar a esos dos perdedores mientras Arthur me acompaña de regreso a la granja. Insistí en que no era necesario, pero él se mantuvo firme en querer hacerlo.
—Oye, por cierto, tengo un regalo para ti—menciona, buscando algo en su bolsa.
¡Yupi! Creo que al final sí fue buena idea que me acompañara de vuelta a casa.
—Sé lo mucho que detestas ese color en tu cabello; y aunque a mí me parece hermoso, adorarás poder cambiarlo—extiende un pequeño paquete.
¿Uh? Eso despierta interés en mí. Sostengo el regalo en mis manos y lo abro con sumo cuidado. Adentro hay algo que me hace latir el corazón con ilusión. Es nostálgico para mí recibir algo así dos veces en mi existencia. Mi primer regalo fue un pintalabios negro, algo que atesoré hasta el día de mi muerte.
¿Y qué recibí en esta ocasión? Un tinte para cabello de color negro, oscuro como las sombras de El Abismo. Observo a Arthur, quien solo me dedica una expresión alegre.
—Dijiste que preferías un color oscuro. Espero que te guste…
Lo interrumpo para darle un abrazo. No llores, no llores, no llores… ¡Aaaaaaaah! ¡Esto me encanta! ¡Tienes mi perdón por haber matado a mi Destello Oscuro!
—Wow, para alguien tan inexpresiva, esto fue muy inesperado—Arthur parece sorprendido por mi gesto de agradecimiento.
—Muchas gracias—respondo.
Primero las brochetas, y luego el tinte. Este hombre sabe leer a las personas. Cuando evolucioné en Centauride creí que me tomaría poco tiempo volver a la moda gótica. Al final, tuvieron que pasar treinta cursos abisales para que pudiera teñirme el cabello de negro.
Ahora estoy mucho más animada que nunca para continuar esa expedición.