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Mensaje

Narra Dante

Y así como si nada ya era Lunes de nuevo, con todo lo del almuerzo con los padres de Anya de ayer no tuve chance de pensar en otra cosa que no fuera esa, obvio no dejé a un lado mis estudios, pero estaría mintiendo si dijera que esa comida no rondaba mi cabeza a cada rato.

Gracias a mi madre, a Taylor y a la propia Anya que me dijo que todo había salido bien por fin estaba tranquilo con respecto al tema, pero seguía pensando en los siguientes pasos en mi plan para que los padres de Anya me dieran el permiso para ser el novio de su hija, pero bueno, tiempo al tiempo.

Iba ya de camino hacia el instituto, y como ya era costumbre, recibí una llamada de mi mejor amiga para darle mi "reporte semanal".

—Y básicamente eso fue todo lo que me pasó.

Wow, al menos todo terminó bien para ti —habló mi amiga del otro lado de la llamada.

—Si, aunque la verdad estaba un poco preocupado —contesté mientras iba caminando por la acera.

¿Por qué?

—Tenía miedo que no les fuera a caer bien.

Relájate, ya hiciste lo más difícil, además de que era lo correcto, me alegro que no cometieras la estupidez de querer andar con Anya a escondidas.

—Descuida, sé perfectamente que eso hubiera salido pésimo para ambos.

Genial, ya era hora de que fueras alguien maduro.

—Siempre he sido maduro —dije mientras arqueaba ligeramente mi ceja.

Olvidas que te conozco como a la palma de mi mano, Dante.

—Y justamente por eso me sorprende que no sepas que yo siempre he sido maduro.

Sisisi, tienes suerte que es muy temprano todavía, o estaría restregándote cosas de tu pasado justo ahora.

—¿Ya te he dicho que ese es uno de los hábitos más molestos que tienes?

Sip, y como las veces anteriores me la ha sudado, lo seguiré haciendo igual.

—Encantadora. Por cierto ¿Cómo vas con Devin?

Bien, seguimos en contacto, eso ha apaleado un poco el hecho de que vivamos en ciudades diferentes.

—Eso es bueno, la verdad creí que te costaría más aceptarlo.

Igual yo, pero pues, que te digo, ese furro se ganó mi cariño.

—Jajaja trátalo bien por favor, es un buen tipo.

Lo dices como si no tratara bien a todos a mi alrededor.

—Olvidas que te conozco como a la palma de mi mano, Glorland.

Ja ja ja, gracioso, tranquilo, no me lo comeré.

—En todo caso él te comerá a ti.

¡Dante! —gritó mi amiga por mi comentario.

—JAJAJA ups, pensé en voz alta —me reí fuertemente por su reacción.

Si, ese es uno de los hábitos más molestos que tú tienes.

—Mira quién se está robando mis frases.

Tú empezaste.

—Jajaja vale, te la paso.

Bien. Y con lo de Anya, no la cagues, por favor.

—Para nada, pondré todo mi empeño en que las cosas con ella salgan bien.

Eso espero, ella es una chica que vale la pena.

—Y mucho. Pero bueno, ya casi llego al instituto, hablamos más tarde.

Oki, nos vemos Dante, cuídate.

—Tú también Glorland, bye.

Bye —luego de despedirse colgó la llamada.

Después que mi mejor amiga colgara la llamada vi hacia ambos lados antes de cruzar la calle para llegar por fin a mi destino.

Una vez entré al Instituto me fui directo a mi salón para encontrarme con Anya y con Taylor, ellas ya se encontraban sentadas en sus respectivos asientos, las saludé a ambas para luego sentarme en el asiento disponible en medio de las dos.

—Hola —saludé a Taylor.

—Holis Dante.

—Hola amor —saludé a Anya para darle un beso en su mejilla.

—Jeje hola precioso.

—Ay, por favor no empiecen, aún es muy temprano para eso —bufó Taylor.

—Lo siento, vas a tener que acostumbrarte.

—A la próxima avísenme cuando se vayan a poner melosos para poder darles su espacio, odio ser la tercera rueda.

—Tranquila Taylor, lo último que queremos es incomodarte.

—No te preocupes, Anya, confío en tu buen juicio, en quien no confío es en el calenturiento de aquí —dijo Taylor señalándome a mí.

—¿Calenturiento yo?

—Pues sí, no veo más humanos aquí.

—No me jodas, yo no soy... —dejé de hablar en seco producto de un bostezo— calenturiento...

—Wow, parece que alguien no durmió bien anoche.

—Más o menos...

—¿Otra vez te desvelaste jugando videojuegos? —preguntó Anya preocupada.

—No... —y otro bostezo se hizo presente.

—Ay Dante, ya te he dicho que no es saludable que te quedes despierto hasta tarde.

—Lo sé bebé...es que a veces se me va la noción del tiempo, es todo.

—Tranquila Anya, un café recargado y Dante estará como nuevo.

—La respuesta no es que ingiera cafeína en grandes cantidades, debe tener una buena disciplina de sueño —dijo Anya mientras sus orejas se ponían rígidas.

—Disciplina y Dante no son palabras que puedas usar en una misma oración.

—Estoy somnoliento no sordo, Taylor.

—Lo sé, lo dije en alto para que lo escucharas —contestó Taylor mientras sonreía y su cola se ponía inquieta.

—Pero si Anya, un café y estaré como nuevo.

—Está bien, pero trata de dormir tus 8 horas de ahora en adelante ¿Entendido?

—Si patrona —tomé su mano y planteé un beso en ella haciendo que ella se sonrojara levemente.

—Bueno, pasando a otro asunto ¿Vieron las noticias de anoche?

—Nop, no acostumbro ver noticias.

—¿Hablas de lo de Anubis, no? —cuestionó Anya.

—¡Si!

—¿Y qué hizo de interesante ese fulano?

—Los policías estaban persiguiendo a una banda de ladrones que había robado un banco, iban huyendo en su auto cuando de la nada Anubis intervino y sepa Dios cómo pero se las arregló para hacerlos parar, gracias a él los policías lograron atrapar a los ladrones.

—¿Dices que ese tipo detuvo a unos ladrones que iban huyendo en un auto a toda velocidad?

—Si, es muy loco ¿Verdad?

—Si, tanto que parece improbable.

—¡Pero si salió en las noticias! —Taylor sacó su celular y empezó a buscar algo en él— Mira, aquí está —en su celular estaba la nota de lo que Taylor estaba contando, había varias fotos del auto con las llantas ponchadas, el parabrisas hecho trizas y el auto en general bastante dañado— No sé cómo le hizo para detenerlos y que ninguno muriera aplastado o algo así.

—¿No mató a nadie haciendo eso?

—Nop, dado que fue a altas horas de la noche no había peatones, y ninguno de los ladrones murió, solo estaban heridos, pero pues, no es para preocuparse por ellos, quién los manda a robar.

—En eso te doy la razón, Taylor —replicó Anya.

—Vaya...de lo que se pierde uno...

—Me sorprende que no te hayas enterado siendo que pasaste en vela toda la noche.

—Te lo dije, no acostumbro ver las noticias, así que no me entero de muchas cosas.

—Bueno, da igual, lo que si te digo es que ese tipo es asombroso, no sé qué o quién es pero es la ley.

—No es para tanto.

—¿Bromeas verdad? Es eso, o tu cerebro está medio dormido todavía.

—Creo que es la segunda —respondió Anya.

Nuestra conversación fue interrumpida por el sonido del timbre anunciando que la primera clase del día estaba a punto de comenzar.

Todos los presentes en el salón tomaron su asiento, Anya y Taylor voltearon hacia el frente para ver como el profesor entraba y nos saludaba.

—Trata de no caer rendido al suelo.

—Si eso pasa me las arreglaré para arrastrarte conmigo, Taylor.

—Gracioso, suerte dormilón.

...

Por fin había llegado la hora del almuerzo, estaba en la absoluta inmundicia, estaba jodidamente cansado, en la mañana estaba un poco somnoliento, pero es que después de tanta clase todo fue a peor, menos mal ahora podré relajarme un poco.

—Arriba soldado, la guerra aún no termina —dijo Taylor intentando reanimarme.

—No puedo... —bostecé otra vez— estoy cansado, jefe.

—Tranquilo, aquí traigo tu café —anunció Anya que había ido por un café para mí.

—Gracias mi amor —tomé el café y le di un pequeño sorbo— Ahhhhh, mucho mejor.

—¿En serio vas a tomar café con tu almuerzo?

—No tengo otra opción, es eso o seguir con este sueño toda la tarde, que ya de por sí da una hueva tremenda.

—Buen punto, estarás bien —dijo Taylor mientras me daba unas pequeñas palmadas en la espalda.

—Eso espero —di otro sorbo a mi café— Pero bueno, no se concentren en mí, díganme ¿Cómo estuvo su fin de semana?

—Bueno, el mío ya lo sabes jajaja —respondió Anya.

—Jajaja es verdad. ¿Taylor? ¿Alguna novedad?

—Pues no realmente, todo estuvo normal, nada que reportar amigos.

—Es entendible.

Nuestra plática se interrumpió por el tono de llamada del celular de Anya, que estaba sonando a todo volumen, al oírlo ella tomó su celular y contestó la llamada.

—¿Aló? —dijo mientras ponía su teléfono en su oreja— Ah, hola papá —Oh, era el Sr. Paulsen— Si, todo bien ¿Y tú qué tal?...Me alegro, y dime ¿A qué debo el honor de que tomes tiempo en tu apretadísima agenda para llamar a tu hija?...Vale, lo siento...Ajá...Oh...Si, está aquí conmigo...Si...Entiendo...Claro, yo le digo...Ok, ¿Eso era todo?...Ok papá, yo le mando tu mensaje, adiós, cuídate —colgó la llamada y dirigió su mirada directamente hacia mí, lo que me dejó un poco confundido.

—¿Era tu papá? ¿Qué te dijo? ¿Qué quería? —preguntó Taylor.

—Pues quería que le diera un mensaje a Dante.

—¿A mí?

—Si, a ti.

—Uhhhhhh, de seguro es que si no cuidas a Anya te cortará las pelotas.

—No es gracioso, Taylor, además es imposible que no trate bien a Anya.

—Uno nunca sabe, su papá debe pensar eso.

—Basta, no dijo nada parecido, primero me saludó y luego me dijo que te preguntara si podías ir a mi casa mañana en la tarde.

—¿Para qué o qué?

—No lo sé, no me dijo nada más, solo que si podías ir mañana en la tarde.

—Joder...bueno, le preguntaré a mi mamá, no es molestia para nada, simplemente me intriga saber para qué me quiere ahí.

—Ni yo, pero puede ser algo bueno, quien quita y esto te sume puntos con él.

—Tal vez, tendré que ir preparado.

—Solo procura que no te corte las pelotas.

—¡Taylor!

—JAJAJA tranquilo, no te espantes, estarás bien.

—Bueno, me tranquiliza el hecho de que Anya estará conmigo.

—Siempre mi amor —dijo mientras me daba un corto beso en los labios.

—Gracias primor.

—¡Ahhhhh! Les dije que me avisaran.

—JAJAJA.

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