—Ah, Santo Caballero. ¡Creo que estás malinterpretando mis palabras! Cuando dije que no se puede tratar, ¡no es porque sus heridas no se puedan tratar! ¡Es porque no hay nada que tratar! No sé cómo, pero no hay heridas en su cuerpo. Y tampoco puedo percibir ninguna lesión. Por alguna extraña razón, ¡su cuerpo ya está curado! —exclamó el Médico Real.
Incluso para él era la primera vez que veía algo así. La ropa ensangrentada de Gabriel contaba una historia completamente diferente, como si realmente estuviera herido. Sin embargo, no podía percibir nada malo en Gabriel.
—¿Cómo es posible? ¿Que no está herido? —exclamó el Santo Caballero, encontrándolo difícil de creer. Se preguntó si el viejo estaba intentando decir que Gabriel estaba fingiendo estar herido. Su mano fue inconscientemente hacia la empuñadura de su espada mientras miraba fijamente al Médico Real por esta blasfemia.
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