—Oye, Klaus, espera un minuto —dijo Klank, corriendo hacia él.
—¿Qué pasa? —preguntó Kaizen, confundido.
—He oído informes de que Korgrak estaba preguntando por ti entre bambalinas, dónde podrías estar y si alguien te había visto aquí en la capital en los últimos días. ¿Has hecho algo para irritarlos o algo así? —preguntó preocupado.
Klank pareció aliviado por la explicación de Kaizen. Kaizen le agradeció su preocupación y prometió que no había nada importante en su relación con Korgrak. Con eso, los dos amigos se despidieron y se fueron en direcciones opuestas.
Después de eso, Kaizen decidió regresar a la tienda Pluma de Cuervo. Al llegar allí, entró sin pestañear y, como era la hora del almuerzo, la tienda estaba vacía. Como resultado, Og'tharoz llevaba una expresión de aburrimiento detrás del mostrador, pero tan pronto como Kaizen entró, el demonio lo saludó con una sonrisa.
—Kaizen, mi amigo, ¿ya has vuelto? ¿Cómo estás? —dijo Og'tharoz.
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