Mientras decía eso, la gente a caballo empezó a dirigirse a los carruajes y a desenganchar los caballos de estos. Damian ya no los miraba y solamente se preocupaba por Leo.
—Desde aquí, necesitas avanzar al galope a toda velocidad. No puedes parar. Te unirás a mí y a todos los que van a caballo —dijo.
Una vez separados los caballos de los carruajes, estos lentamente se detuvieron. Mientras tanto, un grupo de guardias tomó las riendas de los caballos que acababan de ser separados.
Una vez hicieron eso, empezaron a cargar hacia adelante. Damian vio esto e instó a su propio caballo a hacer lo mismo. Leo sonrió e imitó lo que vio hacer a la persona frente a él.
Miró hacia atrás mientras lo hacía, notando las expresiones de la gente que dejaban atrás. En total, había 9 caballos y alrededor de 30 hombres. Muchas personas tuvieron que quedarse atrás y servir de cebo.
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