La hoja de Trisha

—¡Oye! ¡No saques tu espada así como así! —exclamó alguien.

—¡Ten cuidado al desenfundar! —advirtió otro.

—Vamos... —Trisha se giró apresuradamente y se disculpó con los transeúntes que se quejaron de su desenfunde repentino.

Mientras lo hacía, Rey notó una funda de madera delgada que colgaba detrás de ella. Estaba colocada tan verticalmente que nadie la notaría si ella se paraba frente a ellos.

—¡A-ah! La empuñadura estaba detrás de ella, ¿eh? —pensó para sí.

—Se ve genial, ¿verdad? —La atención de Rey volvió a la hoja cuando Trisha se la presentó.

—Hmm... —Los ojos de Rey observaron minuciosamente la hoja, y una expresión de agradable sorpresa se apoderó de su rostro un momento después.

—¡Esto... esto se ve realmente bien! —exclamó impresionado.

—¿Puedo...? —preguntó, adelantando sus manos para recoger la hoja.

—S-sí. Solo ten cuidado. —asintió Trisha.