¡TORAK!

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—El desagradable olor de su aliento rozó la cara de Raine, ¡el olor se mezclaba con algo más y era alcohol! —Raine realmente se topó con un hombre lobo borracho en pleno día. ¡Qué mala suerte encontrarlo a plena luz del día! Además, aparentemente ese piso estaba vacío, no había nadie que pudiera ayudarla. —Intentó empujarlo con su mano libre, pero obviamente su fuerza no era rival para él. El hombre lobo borracho se quedó muy cerca de ella, inmóvil. —Hueles… bien —masculló mientras enterraba su nariz en el hueco del hombro de Raine. Esto le causó un gran disgusto a Raine.

Además, él le apretó el trasero con su mano libre y recorrió su cuerpo, intentando descomprimir su chaqueta. —Raine estaba más que aterrorizada, su cuerpo temblaba incontrolablemente. —¡Torak! —gritó su nombre en su mente por el miedo. Gimoteó sin atreverse a sonar, incapaz de alejar al monstruo de ella.