Darío parecía estar sumido en sus pensamientos, manteniendo su calma durante toda la reunión del almuerzo. Ya Xenia podía sentir que algo lo preocupaba, y también notó cómo de vez en cuando lanzaba miradas a Clara.
Observándolo comportarse de esta manera, la curiosidad la estaba matando, sin mencionar la sensación de inquietud que crecía en su interior. El encuentro estaba lleno de conversaciones sobre los planes y tácticas del Rey para asegurar su reino. Darío discutía algunas cosas con sus oficiales, mientras que Xenia simplemente escuchaba atentamente mientras comía.
—¿Qué te parece la sugerencia del Señor Gilas, Xen? —de pronto preguntó Darío.
Sus oídos se agudizaron, ella giró la cabeza con ojos interrogativos, pero Darío solo le guiñó un ojo como si esperara su respuesta.
¿Era esto también una prueba? ¿Parte de su entrenamiento? —se preguntaba. Todos los ojos en la habitación estaban puestos en ella, así que Xenia decidió sonreírles y responder:
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