—Mmmm, Mmmm —Elliana estiró sus extremidades y gimió mientras su cuerpo se sentía como si hubiera estado adolorido durante mucho tiempo y necesitara un buen masaje.
—¿Qué hora es? —pensó mientras empezaba a despertar, frunciendo el ceño cuando sintió cierto peso sobre su cuerpo.
—¿Qué era...?
Su mente se puso en modo de alerta en cuanto recordó lo que había pasado antes de quedarse dormida. No. No se quedó dormida. Literalmente se desmayó porque...
Elliana abrió sus ojos, su mirada cayendo inmediatamente en el hombre que todavía la abrazaba con su cara entre sus senos, y ella tragó saliva.
—No quería hacerlo. Pero era una reacción natural sobre la que no tenía control. Su corazón comenzó a latir con fuerza en su pecho, y eso fue más que suficiente para que Sebastián supiera que su princesa estaba despierta.
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