Ella caminó por mucho tiempo, y el frío empezó a calar a través de su piel. A pesar de que era una cultivadora, no debería verse afectada por el clima normal.
—¿Deberíamos hacer una fogata? —sugirió.
—¡Bien, maestra! —Por supuesto, el diálogo entre ella y sus bestias era a través de los canales contratados.
Si no es necesario, las bestias no hablan al salir del mundo pequeño.
Ella encendió la fogata con su fuego y comenzó a asar los malvaviscos que Xiao Yun había comprado desde la Tierra.
Era el proceso de caramelización lo que creaba este sabor rico. La textura del centro derretido añadía dulzura extra y una textura maravillosa después de que se cocían.
—¿Estás aquí sin hacer nada? ¿No sabes qué hacer aquí?
Una voz extraña resonó, y ella no podía ver de dónde venía después de todo; su entorno estaba completamente oscuro. Ni siquiera podía usar su sentido divino aquí.
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