Diasomnia, cuatro y media de la mañana.
La única persona que podía ayudarlos en ese momento había sido convertida en piedra, por primera vez en mucho tiempo los tres se sentían perdidos sin la guía de su tutor. Lilia no solo sabría qué hacer en un problema así, sino que también sería quien los calmaría y les diría que todo estaría bien.
Malleus junto a su guardia habían pasado los últimos veinte minutos en el cuarto del vice líder tratando encontrar algo que pudiera ayudarlos sin éxito, solo quedaba un lugar donde no habían buscado…
—No estoy seguro…
—Por la bruja de las espinas Silver, ¿vas a dudar ahora?— exasperado Sebek trato de abrir uno de los cofres de Lilia, uno donde sabían que el mayor guardaba cosas que no quería que otros vieran.
El peli verde puso el cofre sobre la cama; sin embargo, Silver puso una mano sobre este para que no fuera abierto.
—¿Qué haces?, ¿no quieres rescatar a Lilia-sama?— alzaba la voz el de primero.
—Por supuesto que quiero que el viejo regresé, pero indagar en su pasado…
—Es necesario— hablo Malleus, haciendo que los otros dos guardaran silencio.
Malleus hizo flotar el cofre; sin embargo, antes de abrirlo se dirigió gentil a Silver.
—Entiendo que quieras respetar su derecho a no hablar del pasado, pero el enemigo que enfrentamos es parte de este, traer a Lilia de vuelta es suficiente justificación.
El peli plata suspiro, no le agradaba aquello, pero Jareth Sahira no les había dejado otra opción. Malleus abrió finalmente el cofre, esparciendo los objetos del interior de este con cuidado en el piso.
La mayoría era a los ojos de los chicos cosas sin relevancia, algunas piedras preciosas, varias dagas y cuchillos rústicos así como puntas de flechas, a Sebek le sorprendió ver lo que parecía el mango y parte de una espada rota, en tanto que Silver se entretuvo con un peluche de un fauno.
Malleus por su parte revisaba una pila de papeles cuando un cuaderno negro llamo su atención. Al hojearlo se dio cuenta por la letra y las fechas que este había sido escrito durante la infancia de su tutor.
Pasando las hojas, se sorprendió de un dibujo hecho al carboncillo donde Jareth junto a una versión infantil chica de Lilia estaban sentados en un trono, era imposible no notar la admiración con la que el Lilia miraba al mayor. Pensar en cuál podrida ser la razón por la que ellos dos se conocían hizo que la sangre de Malleus hirviera de ira contra el elfo.
Siguió hojeando el cuaderno, cerca de las últimas hojas hallo una carta dirigida a alguien de nombre Lilly. Guardo el cuaderno entre sus ropas antes de leer la carta, daba varios detalles para detener a Jareth, pero había un punto en particular que llamo su atención.
—Lo encontré.
…
—¿Y qué te hace creer que voy a ayudarte solo porque sí?— preguntaba Leona al chico frente a él.
Después de que Malleus les leyera la carta, el líder de Diasomnia dispuso que Silver fura a reunir los otros materiales que requerían y a Sebek a cuidar de Yuu, sabiendo lo imprudente que podía ser el menor en ocasiones era mejor no darle motivos a Leona para que los rechazara.
Malleus miro frustrado al león, sabía que no sería sencillo convencerlo, pero dada la situación actual esperaba que el segundo principie fuera más flexible.
—Solo te estoy pidiendo que me regales un rugido para salvar a Lilia…
—¿Y cómo rayos espera que te dé algo así? A veces eres demasiado raro…
Malleus suspiró, normalmente disfrutaba discutir con el león, pero no tenía tiempo para eso. No había más remedio que apelar al ego de Leona.
El moreno se quedó helado al ver al príncipe del valle de las espinas arrodillándose ante él.
—Te lo ruego, solo tú puedes traerlo de vuelta…
Leona tenía un marajá de emociones estallando en su cabeza, por un lado, ver a Malleus humillarse frente a él era uno de sus sueños, pero, en esta ocasión, no se sentía tan bien como esperaba.
—Está bien, ya párate, que fastidio…
—Agradezco tu cooperación.
—Sí, sí, lo que digas, ¿sabes que después de esto te molestaré todo el tiempo verdad?
—Si eso trae a Lilia devuelta, búrlate todo lo que quieras.
Mientras el león se quejaba sobre como Malleus no lo dejaba disfrutar su momento, este saco una esfera amarilla de entre sus túnicas. Al verlo, Leona chasqueo la lengua.
—¿No me digas que vas a usar la técnica del cuatro ojos?
—Solo la base de este, como dije solo necesitó un rugido, no tu voz.
No estaba seguro si era por la premura por rescatar a su compañero o por su falta de conocimiento sobre como leer el ambiente, de una u otra forma que el príncipe Draconia invadiera su espacio personal era molesto.
—Estás demasiado cerca— se quejó el león tratando de alejarse, solo consiguiendo que Malleus lo acorralara contra una pared, —No quiero perder ningún sonido.
Lamentaba el momento en que había accedido a ayudarle, al menos procuraría romperle los tímpanos en el proceso. Juntando aire Leona soltó un rugido ensordecedor, Malleus activo la esfera la cual comenzó a convertir el sonido en luz y lo capturaba en su interior.
El rugido apenas duro unos segundos, pero la potencia de este fue lo suficiente como para hacer que el objeto resplandeciera como un foco de neón verde.
—Te lo agradezco Kingscholar— agradeció con una venía antes de irse, supuso que el león ya no tenía nada más que decir, aunque con sus oídos temporalmente lastimados por soportar tal rugido nunca supo lo que Leona le grito al final.
Entrada al estadio de magift, cinco con cinco de la mañana.
Silver y Sebek corrieron a donde su amo les esperaba junto a varios chicos de su dormitorio. La batalla los había tomado a todos por sorpresa, el fuego cruzado ya estaba causando los primeros destrozos en los edificios del colegio.
—Waka sama, lamento la demora, pero "alguien" no estaba en su puesto— explico Sebek una vez que los dos chicos llegaron junto a los de su dormitorio. —Estaba tratando de salvar al director— se defendió Silver molesto, antes de que los dos siguieran discutiendo Malleus los mando a callar.
El líder de Diasomnia cubrió a sus estudiantes con una barrera para poder hablar con ellos sin que los ataque enemigos los molestaran.
—Uno de nuestros chicos han avisado haber visto hielo salir por una de las entradas del coliseo, es más que evidente que Jareth nos está llamando.
—¿Y qué esperamos?— hablo Silver decidido.
—¡Démosle una paliza!— grito Sebek, grito que fue coreado por el resto de los chicos.
—Me alegro ver que todos están entusiasmados, sin embargo, salvo ustedes dos, quiero que el resto ayude a los demás a salvar la escuela— los calmo Malleus. Nadie quería dejar a su líder luchar solo, no porque fuera débil, todos sabían que el quinto mago más poderoso podría acabar fácilmente con el elfo.
Simplemente, querían vengar a Lilia y a su dormitorio.
Aun así, resignados, todos accedieron. Malleus saco la esfera que contenía el rugido de Leona y lo entrego a Silver, —Tráiganlo devuelta, es una orden— pidió Malleus con una sonrisa a Silver y Sebek, orden que ellos estaban más que gustosos por cumplir.
…
Camino solo al interior del estadio, su escolta estaba en camino al dormitorio mientras que el resto de Diasomnia estaba peleando alrededor del campus. Las paredes estaban cubiertas por el hielo, incluso para él la temperatura era muy fría, su respiración provocaba pequeñas nubes.
Al llegar a la zona del campo varios lobos de hielo comenzaron a rodearlo, gruñían más no lo atacaban. Al centro del estadio Jareth en su forma overblot ya aguardaba por él.
—Príncipe Draconia, ¿vienes solo?— la voz del elfo resonaba en el estadio.
Malleus no se molestó en contestar, de sus ropas saco el diario de Lilia, busco el dibujo y lo enseño a su contrincante, este parecía confundido.
—Tú eras su tutor, ¿no es así?—lo confronto Malleus, —Aun así, lo maldijiste…
—¡Él me traicionó primero!— grito colérico Jareth, al tiempo que lanzaba varias estalactitas de hielo contra el hada. Malleus pudo esquivarlas sin problema, —Y tú lo atacaste por la espalda— respondía enojado.
Jareth apunto una de sus espadas contra el Draconia, —¿En verdad crees tener el derecho de reclamarme después de lo que tú hiciste hace poco?
Malleus se quedó callado, como es que el elfo se enteró del incidente que causo hace unas semanas no estaba seguro, fue un golpe bajo contra su conciencia, ya que aún no había logrado reparar el daño que ocasiono. Cualquier oportunidad de hablar con el elfo se habían acabado. Ambos comenzaron una batalla feroz, hielo contra espinas.
…
Mientras su amo luchaba para distraer la atención de Jareth, Sebek y Silver corrían a su dormitorio para rescatar a Lilia, llegar tomo más del tiempo previsto por culpa de los falsos fantasmas en forma de lobos de hielo.
Finalmente, llegaron al Longe de su dormitorio, parecía que más hielo había crecido en este.
Silver trago saliva al volver a ver a su padre convertido en piedra, aunque confiaba en su amo temía que esto no funcionara. Una palmada en su espada detuvo el hilo de pensamientos que abrumaban su mente.
—Todo saldrá bien, démonos prisa— le alentaba Sebek con una sonrisa orgullosa.
Ambos chicos prepararon la pócima que habían encontrado en el diario de Lilia, Silver mezclaba las plantas y demás ingredientes mientras Sebek hacía guardia.
Solo faltaba lo más importante, con cuidado Silver tomo el orbe con el rugido de Leona, lo introdujo en el caldero, al integrarse el orbe brillo con una luz blanca.
—¿Y ahora qué hacemos?— pregunto Sebek regresando con este, Silver reviso nuevamente la carta para asegurarse de cuál sería el último paso. Con delicadeza saco el orbe del caldero, con algo de temor se paró frente a su padre.
—Por favor vuelve— dijo tocando la mejilla de la estatua. Poniendo toda sus esperanzas en el orbe, soplo al objeto que poco a poco se convertía en humo blanco.
Fueron unos segundos angustiantes al principio, ya que parecía que nada había pasado. Cuando los chicos comenzaban a desesperarse y a pensar que algo habían hecho mal un suspiro los sorprendió.
Empezando por su cabello y llegando a sus pies, poco a poco la piedra desaparecía y en su lugar los colores del uniforme verde regresaban, ambos chicos cacharon al mayor antes de que este tocara el suelo.
Lilia jalaba aire con dificultad, lentamente tomaba conciencia de sí mismo.
—¿Silver?
Padre e hijo se abrazaron con fuerza, incluso algunas lágrimas cayeron de los ojos del menor. —Pero como…— decía Lilia entrecortadamente, aun recuperando el aire que había perdido mientras estaba convertido en piedra.
De forma tímida Sebek le enseño el pedazo de papel, Lilia abrió mucho los ojos al reconocer que era, —La carta de Lily… ¿Abrieron mi cofre?
Ambos chicos bajaron la mirada avergonzados; sin embargo, Lilia los jalo a sí mismo para abrazarlos con fuerza, —Creo que les debo una explicación, pero primero, hay que detener a una bruja.
…
Devuelta en el coliseo, Malleus y Jareth aún seguían enfrascados en su batalla, con el campo del estadio luciendo como un extraño laberinto, donde muros de hielo contenían enredaderas de espinas negras.
Ninguno quería ceder; sin embargo, cada vez era más evidente que Jareth comenzaba a perder fuerzas, el elfo se ocultó detrás de uno de sus muros de hielo, saco su frasco de entre sus ropas, el brillo verde comenzaba a desvanecerse.
—Maldición— enojado Jareth guardaba el frasco.
—Si no puedo conquistar de nuevo mi reino… ¡Al menos me llevaré al príncipe conmigo al inframundo!—grito colérico Jareth, comenzando una ráfaga de ataques más violentos.
Aunque Malleus podía esquivarlos, el repentino cambio en la estrategia de Jareth hacía que no pudiera predecir con gran eficacia los movimientos del elfo, teniendo que concentrar toda su energía en defenderse.
—¡Jareth!
El grito sorprendió a ambos faes, Malleus sonrío al ver a su tutor y guardia juntos, mientras que Jareth estaba pálido.
—Imposible…
Invadido por la furia, y aprovechando la distracción, Jareth lanzo un hechizo de hielo contra Malleus, logrando estamparlo contra una de las paredes del estadio. Antes de que pudiera volver a atacarlo, los otros tres estudiantes se lanzaron contra Jareth. Ahora que los cuatro estaban juntos nuevamente, someter al elfo fue rápido.
Lilia junto a Sebek y Silver arrinconaron a Jareth contra una de las paredes, el elfo hacía su mejor esfuerzo por defenderse de los ataques de los tres estudiantes, aprovechando la falta de atención en sí mismo Malleus uso el hielo para capturarlo.
El fae encanto el piso haciendo que este congelara los pies de Jareth, acto seguido hizo crecer el hielo de las paredes inmovilizando sus manos, freno así los ataques del elfo.
A pesar de estar inmovilizado Jareth no dejaba de moverse, en un esfuerzo en vano por liberarse. Agotado quedo inmóvil, una nube de humo negra lo cubrió regresándolo a la normalidad.
Lilia miró al elfo entre decepcionado y triste, el enojo que había sentido la primera vez que lo volvió a ver se diluyo, en ciento modo, mientras estaba convertido en piedra su conciencia había tenido tiempo para enfriarse y reflexionar sobre el pasado del elfo.
A pesar de las advertencias de los otros tres, el vice líder de Diasomnia se acercó al exalumno. —Jareth…— intento tomar su rostro, pero apenas sintió los dedos de este Jareth aparto su rostro con enfado.
—No te atrevas a tocarme, mucho menos a sentir lástima por mí— escupió el elfo contra el otro. Ambos se miraban fijamente, nuevamente habían olvidado que no estaban solos. Malleus solo miraba a su tutor serio, mientras que los menores no sabían cómo reaccionar.
—Esto no tiene por qué seguir así— retomo la palabra Lilia, Jareth solo rio sarcástico, —¿qué quieres de mí?, ¿esperas que me disculpe y diga que ya todo quedo atrás?, no seas estúpido.
—Jareth…
—Nunca podremos ser lo que fuimos antes Lilia, esa época termino.
—Jareth…
—En verdad estás loco si crees que me voy a disculpar, tú no fuiste más que una gran y enorme…
—¡Padre ya basta!
Esas palabras dejaron helados a todos. Jareth por primera vez perdió el habla, miro al chico frente a él sin creer lo que había dicho. Lilia, en cambio, endureció su mirada, más no era por enojo.
—¿Ya lo olvidaste?— pregunto sin dejar de mirar al elfo a los ojos, —Hubo una época en que me permitiste llamarte así…