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Capitulo 3

POV Rose

—Pero que...—digo sorprendida.

—Esto fuiste tu seguramente—dice ana agachándose para recoger todos los papeles que se le volaron.

Me agacho para ayudarle—fui yo, se lo merecía—escucho uno voz en mi mente responder y frunzo el ceño.

Le paso a Ana los papeles que le pude recoger y salgo del aula pensativa sin mediar palabra ninguna de las dos.

Voy al baño y me encierro en un cubículo

—Espíritu, ¿estas aquí?—susurro después de asegurarme que solo estoy yo en el baño.

—Si.

—¿Cómo es que estas aquí?

—Yo soy tu ayudador y protector ¿recuerdas?—dice y puedo asegurar que está sonriendo.

—Bueno, tengo otra pregunta. ¿Tu puedes hablar a mi mente?

—Por supuesto que si, eres mi amada—musita en mi oído lo que hace que se me erice la piel.

—¡Ah!, esto es demasiado.

—Chica, si es demasiado solo deja que salga—escucho que dice alguien que al parecer entró ahora.

—Uh—no respondo.

Salgo del baño y voy hacía mi auto—ven Espíritu—le digo mentalmente pues tengo que hablar seriamente con él.

—Estoy aquí a tu lado, entra.

Conduzco en silencio total y él no emite palabra. Cuando llego veo al vecino Chad frente a mi casa.

Me desmonto— hola otra vez—le digo—¿se le ofrece algo?—pregunto.

—Es que escuché gritos y vine haber si ocurría algo.

—Oh, yo iré haber, ¡gracias!

Entro a la casa rápidamente—¡mamá!, ¡mamá!—vocifero.

—Estoy aquí.

Volteo y la veo con semblante serio o más bien consternado—¿Qué sucede?— le cuestiono.

—Tu padre...—dice entrecortadamente—me golpeó—manifiesta al fin y yo me acerco a ella a toda prisa.

—¿Dónde?—digo examinándola.

—Aquí—señala la costilla y el estomago.

Le levanto la blusa y veo un enorme moreton por el área donde me dijo—tenemos que ir al médico—concluyo.

—No quiero—expresa como una niña pequeña.

—Si quieres, porque después estarás quejándote del dolor—manifiesto y la tomo por el brazo jalandola para que me siga—vamos sube—le digo después de abrirle la puerta y hago que entre.

Conduzco tratando de llegar lo más rápido posible—ya llegamos, sal y esperame afuera—articulo.

Ella sale y me espera junto a la puerta entramos a la sala  emergencias y la atiende un doctor.

Le mandaron a hacer una radiografía  le encontraron una fractura en la costilla entonces, le recetaron unas pastillas para el dolor y le recomendaron colocar hielo en el área con regularidad porque puede ayudar a sanar y aliviar el dolor si opta por no tomar medicamento.

Bueno, regresamos a casa y ayudo a mi madre con lo del hielo tomando una bolsa para llenárselo y luego colocárselo en la costilla.

—Estaré bien Rose, no te preocupes tanto—dice mi madre y yo asiento con la cabeza.

—Si estarás bien, pero esto tiene que parar ya—le digo—tienes que denunciarlo.

No me responde. Preparo algo para cenar mientras ella está acostada en su habitación—¿donde estará él?—me pregunto.

Le llevo la cena a su habitación y la acompaño cenando junto con ella en el cuarto. Lavo los platos y me voy a mi habitación.

Cuando ya estoy lista para irme a dormir me acuesto y siento que la cama se hunde a mi lado—¿te sientes bien Rose?—pregunta el Espíritu.

—Estaba algo preocupada por mi madre pero ya estoy bien.

—Quiero que bajes al sótano para que veas algo que quiero mostrarte.

—¿Ahora, no puedes esperar hasta mañana?

—No, ve ahora.

Me levanto con desgana y obedeciéndole bajo al sótano—¿qué quieres enseñarme?—le pregunto.

—Mira esa caja que está en la esquina, ábrelo.

Le obedezco, abro la caja y veo varios libros pero uno me llamó la atención—diario de Adelaine—expreso.

—Léelo—comenta el Espíritu.

Lo abro y veo una página que dice:

25 de febrero

Hoy me he dado cuenta que soy la única que puede escucharte ellos no me creen y dicen, ella esta loca pero yo se que no lo estoy.

¿Por qué es tan difícil de creer?

Yo solo te obedezco y los demás se asustan por ello, pero sabe Dios que no hablo mentira cuando digo que eres real aunque ellos no me crean.

Seguiré  creyendo que existes, mi único amigo eres tu, no hay otro mejor que tu.

Te amo con gran amor y fervor.

Termino de leerlo y me quedo pensativa cuando escucho ruido afuera, miro por la ventana y veo a Chad cavando con una pala en su patio trasero—¿qué es lo que está haciendo a esta hora?—susurro.

—Él está guardando algunas cosas, se esta acabando el tiempo y debemos apurarnos—dice el Espíritu.

—¿Qué dices?—digo sin entender.

—Mira atentamente, él está guardando el collar y las fotos.

Observo y veo que tiene un cofre en la mano lo abre pero no logro ver que hay dentro. Lo entierra—solo será por un par de días—manifiesta cuando termina.

—Tienes que ir por el.

—¿Por el que?

—Pues por el cofre.

—Yo-yo, como...ains esta bien—accedo—¿pero ahora?—le pregunto.

—No, cuando yo te diga.

—De acuerdo, ¿puedes decirme al menos porque lo quieres?

—Te diré después, ven—expresa—vamos que tienes que descansar.

Siento su mano tomar la mía y es tan suave como no hay cosa igual lo que me maravilla.

Caminamos hacia la habitación sin soltarnos de la mano—umm, me voy a acostar—digo pero ninguno de los dos suelta el agarre de las manos.

—Duerme bien Rose—dice el Espíritu y percibo que alzan mi brazo además de sentir unos labios tocar mi mano lo que hace que me ruborice.

—Gra-gracias—articulo un poco nerviosa

y me acuesto lo más rápido posible entonces noto que la cama se hunde a mi lado.

—¿Tu no duermes?—le pregunto.

—No tengo necesidad de ello pero tu si así que, duérmete.

—Esta bien—cierro mis ojos y me duermo.

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