—Voy a aclarar todo cuando volvamos a Nueva York. ¿Realmente piensa que todavía tiene la oportunidad de acercarse a mí después de lo que le hizo a usted? —replicó Ethan—. No quería que Erika supiera lo que pasó en su apartamento ya que era totalmente innecesario.
Erika asintió y comieron y se vistieron para ir al centro comercial a escoger un regalo para el Sr. Anderson.
—¿Cuál crees que está bien? ¿El azul marino o el plata? —Erika preguntó sosteniendo dos relojes nuevos y caros en sus manos.
—Realmente no lo sé, se ven muy bien —respondió Ethan.
—Ay Ethan, dijiste que me ayudarías a escoger un regalo pero aún no has escogido uno, sigues diciendo que se ven bien. Por supuesto que se ven bien, pero quiero el perfecto para el Sr. Anderson —Erika gimió de frustración.
—Créeme cuando digo que estoy intentando escoger uno pero se ven demasiado bien. ¿Qué tal si escogemos ambos? —Ethan sugirió a Erika que estaba mirando fijamente los relojes como si éstos fueran a decir "escógeme.
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