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31 + Extra.

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| CAPÍTULO TREINTA Y UNO. |

El Malfoy sacó su varita molesto, podría no soportar la actitud de su cuñada en muchas ocasiones. Pero eso no evitaba que no fuera parte de su familia.

Estaba apuntó de maldecir a la matriarca Weasley cuando llegaron los dos pequeños hermanos pelirrojos, Ronald y Ginevra.

-Adelanté sucio mortífagos- río la pelirroja al ver a sus hijos -Maldiceme enfrente de mis hijos- agregó con victoria

-Lucius no lo hagas- dijo Severus mientras se ponía a su lado -Volveremos a quedar como los malos-

Lucius suspiró bajando su varita. Al parecer no había nadie más que Molly y sus hijos.

Un quejido se escuchó en la sala, era Bellatrix la cual se levantaba adolorida y sangrando de la cabeza.

-Mierda- se quejó en un susurró adolorida

-Bellatrix- habló el Snape mientras se acercaba a ella para revisar sus heridas

-Solo venimos por nuestros amigos- habló Lucius mientras miraba con odio a la pelirroja

-¿Amigos?- preguntó incrédula la Weasley mayor mientras reía cínicamente -Ellos no son sus amigos, son sus esclavos- afirmó molesta -Solo los necesitan para sus misiones- habló refiriéndose al Lord y su esposa

Eso molesto a los Mortifagos.

-¡Claro que no!- habló el hermano mayor de los Weasley -Ustedes son los que nos tratan como esclavos, ¿no es asi madre?- agregó con odio -¿Acaso no es verdad que Dumbledore nos trata como esclavos?-

-Barty, Rodolphus- habló Bellatrix dirigiéndose a su compañero y su esposo -Vayan por Sirius y Remus- agregó adolorida

Los nombrados asintieron mientras se dirigían a los dos hombres tirados en el suelo, atados juntos.

Mientras otros mortífagos tomaban a Molly, Ronald y Ginevra y los ataban sentandolos en el sillón.

Bill comenzó a desatar a sus hermanos, cuando ya todos estaban apuntó de irse, Dumbledore llegó. Los Mortifagos se sorprendieron mientras retrocedian unos cuantos pasos.

-Rodolphus, huye y ve por ayuda- susurró Severus a su compañero

Este no tan convencido asintió. Se convirtió en humo negro y salio de la madriguera Weasley por ayuda.

Cuando llegó a la mansión Riddle se encontró con Ailén. Ella los estaba esperando, pues se había enterado de su misión.

-Mi señora- habló alarmando a la pelinegra

-Rodolphus, ¿qué paso? ¿Dónde están los demás?- preguntó preocupada

-Ellos, fueron atrapados por Dumbledore- tan pronto como terminó de decir eso, la pelinegra se apresuró a salir de la mansión hacia la madriguera Weasley

Al llegar se encontró a todos sus mortífagos tirados en el suelo, inconscientes y sangrando.

-Bellatrix- susurró preocupada al verla tirada en el suelo -Lucius- miró ahora al rubio

Estaba horrorizada por el estado de sus leales mortífagos.

-Bienvenida señorita Rodríguez- habló Dumbledore con cierta burla en su voz -¿O prefiere que le diga señora Riddle?- agregó con rencor y asco

-Dumbledore- susurró con odio hacia el viejo mientras se volteaba para verlo

Se sorprendió, al ver que Dumbledore tenía a Severus y le apuntaba con su varita en el cuello.

-Oh, mi querida Ailén- habló con inocencia y diversión -No debiste haber mandado a tus mortífagos, solos- agregó

-Maldito bastardo- su odio hacia él aumentó más

Ailén sentía una gran impotencia. ¿Por qué los dejó solos? Debió de haber ido con ellos. En ese momento no podía pensar con claridad, se sentía insegura, asustada.

Sus mortífagos estaban heridos y ella no sabía que hacer contra Dumbledore.

-Dumbledore déjalo ir- habló la pelinegra mirando al viejo y luego a Severus -Arreglaremos esto. Pero deja a Severus libre-

-¿Cómo podría estar seguro de que este, no es otro de tus planes señora Riddle?- le miró molesto

-Dumbledore, esto es enserió. Deja a Severus libre, esto es entre tu y yo- habló seriamente

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Las cosas en la mansión Riddle no estaban del todo bien. Tom se había enterado por Rodolphus de que Ailén había partido a la madriguera Weasley sola.

Estaba preocupado, de que Dumbledore le volviera a quitar lo que más amaba. Pero ahora, no sólo podía pensar en su querida Ailén; también tenía que pensar en sus mortífagos, los más leales que tenía.

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-¡Maldita sea Dumbledore!- exclamó la pelinegra sintiéndose preocupada, demasiada -¡Déjalo ir ya!-

Estaba nerviosa, preocupada e incluso asustada. No quería que sus amigos salieran lastimados, no quería perder toda la felicidad que había ganado. ¿Por qué? Esa pregunta estaba en su mente.

¿Por qué a ella? ¿Por qué Dumbledore la odia? ¿Qué hizo ella para merecer algo así?

Preguntas y más preguntas rondaban en su mente. Lo pero de todo, era que no podía responderlas.

Cuando reaccionó observó que Dumbledore había sido lanzado muy fuertemente hacia la ventana y como Severus la miraba con sorpresa. Ella no había hecho nada... Entonces, ¿quién fue?

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BELLATRIX LASTRANGE.

Las cosas se habían puesto mal en cuanto Dumbledore llegó. A pesar de que lo superabamos en número, logró vencernos a todos.

Hasta a Severus y a mi. Había quedado inconsciente, dos veces, y cuando desperté -aparte de lo adolorida que estaba- pude notar que mi señora, Ailén. Ella estaba ahí enfrentándose al bastardo de Dumbledore.

Ahí fue cuando caí en cuenta. -¿¡Qué hace ella aquí?!-

Ella no debía salir al peligro, no debía arriesgarse por nosotros...

La escuché negociar con Dumbledore. Entregándose ella a cambio de que nos dejara que nosotros nos marchemos. No lo iba a permitir haci que me arrastré como pude hacia mi varita y la tomé.

En cuento note que había soltado a Severus murmure. -Expelliarmus- haciendo que el viejo saliera volando por la ventana a sus espaldas

Solo pude ver como Ailén tomaba la varita de Severus y murmuraba un hechizo. Después de eso todo se volvió oscuro, otra vez.

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Después de que la pelinegra saliera de su trance tomó la varita del Snape. Susurrando un hechizo que los llevó a todos los Mortifagos de la madriguera Weasley a la mansión Riddle.

Todos los presentes en la sala dejaron de hacer sus cosas y corrieron hacia los recien llegados. Incluido Tom.

-Ailén, ¿Estas bien?- preguntó preocupado el Riddle -¿Por qué fuiste tu sola?- le miró serio, estaba realmente preocupado

Ailén solo lo miró, no dijo nada. Sonrió.

-Te amo Tom- habló aún observando a su querido esposo.

Y enseguida se desmayó.

-Quiero que lleven a todos a la enfermería- ordenó el Riddle mientras miraba a su amada inconsciente, quien se encontraba entre sus brazos

-Mi Lord- habló la matriarca de los Malfoy -¿Qué pasará con Ailén?- preguntó preocupada

-Yo me encargo de ella- respondió mientras se levantaba con su amada en brazos

Subió las escaleras llevando a la pelinegra a la habitación que compartían. La recostó en la cama mientras miraba su rostro tranquilo.

-¿Por qué lo hiciste?- le preguntó aún sabiendo que no le respondería

Estaba preocupado, no sólo eso. Tenía miedo, miedo de volver a perderla. Y ahora que estaba inconsciente, o quizá dormida. Tenía miedo de que no despertará nunca más.

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| CAPÍTULO EXTRA. |

Todo parecía haber pasado en cámara lenta, Dumbledore estaba considerando el hecho de dejar escapar aquellos mortífagos que no eran de su interés. Solo deseaba poder acabar con Ailén de una vez por todas. Y tenía todo para poder hacerlo.

-¡Maldita sea Dumbledore!- la escucho exclamar alterada y preocupada -¡Déjalo ir ya!-

Disfrutaba de aquella frustración que la pelinegra reflejaba, nada era mejor que aquellos ojos oscuros reflejando el despreció y rencor que tanto le tenía.

Sintió como una presión mágica se acercaba a él con gran velocidad, la suficiente como para no poder reaccionar y contraatacar.

-Mortem reserata- murmuró aquel hechizo que el mismo había inventado

Si había hecho inmortal a Ailén había sido solo para que aquella pelinegra viera la muerte de su amado. Peor claro que el tenía un hechizo que consumía su alma poco a poco, su arma secreta. Sólo para que ella, no presentará un riesgo en el futuro.

No tenía más opciones, y aunque sus planes principales no salieron como lo esperaba. Era mejor ver sufrir al Riddle, culpando se por la muerte de su amada. Antes de que aquellos pelinegros acabarán con él.

Sin más, el rayo del encantamientos Expelliarmus, impacto con su cuerpo haciendo que este fuera impulsado hacia la ventana, que se rompió en mil pedazos ante aquel impacto.

Observó como la pelinegra se llevaba a sus aliados con ella, hacia quien sabe donde. Solo sonrió sabiendo que sería su fin, y que, aunque hicieran todo lo posible para salvarla. No podrían hacerlo.

¡Hola! Buenas noches. ¿Cómo están?

Es el penúltimo capítulo de esta historia.

Gracias por todo, enserió me encantó editar esta historia otra vez.

También decidí agregar un extra, para que

sepan por qué Ailén se desmaya.

Espero que les haya gustado.

Gracias por leer ♡

Atte: Kristymorelos ♡

Kristymoreloscreators' thoughts